Mª Carmen Morillo Martín - Que te lo cuente mi perra

Здесь есть возможность читать онлайн «Mª Carmen Morillo Martín - Que te lo cuente mi perra» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Que te lo cuente mi perra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Que te lo cuente mi perra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Xena es una perra que cuenta todo lo que acontece en la familia Reverte, y lo adereza con humor y apuntes de cultura general. Xena es muy culta y nos transmite todos sus conocimientos a través de las conversaciones que mantiene con otro animal que vive en la casa: un gato un tanto bobalicón. Los malentendidos entre los dos animales aportan grandes dosis de diversión, a la vez que nos hacen reflexionar sobre las cosas importantes de la vida. Desde el refuerzo de la autoestima, clave en el equilibrio emocional, Xena nos transmite de forma divertida y amena valores humanos, nos sugiere cómo cultivar las virtudes que nos hacen mejores personas, nos insta a disfrutar de todo lo que nos ofrece la vida, y nos aconseja cómo actuar en diversas situaciones que esta nos plantea.
VALORES IMPLÍCITOS
El respeto y amor por uno mismo, por la diversidad, por los animales y nuestro planeta, el perdón, la paciencia, la tolerancia, el cuidado de ancianos, el acatamiento de las normas… Son valores que, junto a otros, aparecen explicados de forma amena y con ejemplos al final de la obra.

Que te lo cuente mi perra — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Que te lo cuente mi perra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¡Esto se acabó! ¡Afuera con la chucha, y no quiero ver en el jardín ninguna caca! ¡Versia, encárgate de recogerlas y tirarlas a la basura!

Y Versia, que como os he dicho es una niña muy buena y obediente, siempre recoge mis cacas con toda su paciencia. La verdad es que yo siempre procuro hacerla en el mismo sitio para que no tenga que recorrerse todo el jardín en busca de la caca perdida, ¿o era En busca del arca perdida ? Ah, sí una película de aventuras muy famosa. Aunque a veces protesta, porque, claro, no es nada agradable llevar a cabo esa tarea cuando acabas de comer, o cuando se ríen de ella Lita y Lota si la ven con un palito en la mano dando vueltas por el jardín.

«¿Qué, Versia, haciendo el pincho de caca?», suele decir siempre Lota mofándose de Versia.

«¿O lo deberíamos llamar brocheta?», se pitorrea Lita inmediatamente después.

Debo decir que, aunque vivo fuera de casa, a veces me dejan entrar durante el día. Eso sí, solo puedo estar en la cocina mientras que el petardo se recorre la casa de arriba abajo. Pero me conformo con esos ratitos que me dejan entrar aunque solo sea en la cocina, porque así tengo ocasión de enterarme de las cosas que pasan de primera mano y sin tener que depender de él.

También es verdad que no le envidio mucho porque toda la familia me hace más caso a mí que a él. Y es que nadie le presta mucha atención, solo la señora Plinia, y tampoco tiene mucho tiempo. Por las mañanas trabaja en una oficina, y durante las tardes aprovecha las horas de colegio de las niñas para hacer sus actividades como ir a manualidades, ponerse a tono en el gimnasio haciendo ejercicios de musculación, ir a la biblioteca a leer, o asistir a sus clases de francés. El caso es que el muy petardo se pasa la mayor parte del día tirado en su cesta como un escupitajo. Así que Chusta, entre que sale poco de casa y lo cobardica que es, tiene la cara tan descolorida que parece que acaba de salir del hospital. Es tan poca cosa el pobre petardo que más que envidia me da lástima. Yo, en cambio, tengo un color sano y saludable porque paso mucho tiempo fuera, y además estoy fuerte y musculosa porque correteo por todas partes y hago mucho ejercicio.

4

PARA EL PLANETA

CUIDAR,

LA BASURA HAS

DE ORGANIZAR

–¡Litaaaa!
¡Lotaaaa!
¡Versiaaa!
¿Dónde estáis?

Buenooo, ya está liada. Su madre las está llamando a gritos. Seguro que no han cumplido con algunas de sus obligaciones. Probablemente no han recogido sus habitaciones, o no han tirado la ropa sucia por el tubo, porque esta casa es muy moderna y tiran por un tubo la ropa sucia que va a caer directamente al lavadero, donde Everia, la señora de la limpieza, se pasa horas y horas dándole a la plancha. La señora Everia es una mujer chaparrita y regordeta que conduce un coche pequeñito de color azul, que parece el coche fantástico. Y es que Everia tiene problemas para llegar al volante y casi no se la ve, así que parece que el coche va solo.

Como os decía, también puede que tengan sus escritorios desordenados, cosa bastante habitual en ellas. Tiene que ser algo de eso, porque la verdad es que son unas niñas ejemplares. Todas tienen el defectillo de ser un poco desordenadas, y su madre siempre las está reprendiendo por lo mismo.

—Ah, estáis aquí. ¿Qué os tengo dicho acerca del orden?

¡Ay, madre!, se avecina tormenta. La que se va a liar…

—Mirad, me tenéis aburrida, hijas. Siempre estamos con la misma cantinela. Sois unas niñas muy desordenadas, esta casa está…

—Sí, mamá ya lo sabemos, «está pensada para que no tengamos que hacer ningún esfuerzo y todo esté en su sitio».

—¿Es que acaso no es verdad? Vamos a ver, tenéis el zapatero a la entrada, justo al lado de la puerta de la calle, pero nunca dejáis los zapatos en su sitio, ¿por qué? Ah, sí, porque según vosotras a lo mejor no es ese el sitio para un zapatero. ¿Dónde si no? Claro, mejor estaría en la despensa al lado de las legumbres, ¿no?

—Pues podría estar...

—¡Lita! ¡No me interrumpas! Cuando los albañiles hicieron esta casa, colocaron un tubo en el baño para que cuando os duchéis tiréis por él la ropa sucia para que caiga directamente al lavadero, pero eso tampoco lo hacéis. La dejáis tirada en el suelo porque, a lo mejor, tampoco ese es el sitio para el tubo. Claro, que ahora que me doy cuenta, ese tubo debería estar en el tejado al lado de la chimenea. ¡No te fastidia!... Y además sois un poco cochinas porque no habéis recogido la mesa, y yo os he enseñado a, por lo menos, retirar vuestros platos cuando acabáis de comer.

—¿Quééé? ¡Yo no soy ninguna cochina! ¿Por qué me has llamado cochina?

Buenooo, ya está Versia toda ofendida. No se le puede decir nada. Madre mía, seguro que ahora tiene para rato la pobre Plinia, porque Versia es un poco rencorosilla, como os he dicho anteriormente, vamos, que no perdona tan fácil, para que me entendáis...

—Vale, no sois cochinas, he querido decir que sois un poco desordenadas.

—¡No, no, mamá! Nos has llamado cochinas y esa palabra no me gusta. Yo me ducho todos los días, me lavo el pelo tres veces por semana, me lavo los dientes después de todas las comidas, y tiro a cada contenedor de basura la bolsa que corresponde, amarillo para plásticos, verde para botellas…

—Ya, ya, ya vale. Que no he querido decir que seas una cochina en realidad...

—En el azul tiro los cartones, y en los grises, la basura orgánica…

Eso es verdad. Versia es la encargada de sacar la basura, y yo voy con ella. El caso es que acabo con un mareo de padre y señor mío, porque ahora al contenedor gris; luego, al verde; después, al amarillo; de vuelta, otra vez al verde porque había una botella entre los plásticos, y ya para terminar, en el gris de nuevo porque se había colado una peladura de naranja con las botellas. Y es que Versia es capaz de volver sobre sus pasos aunque esté a cien metros del contenedor si encuentra en mitad de la calle un tapón de botella para ir a tirarlo al contenedor de los plásticos. En el colegio aprenden mucho sobre el reciclaje de las basuras porque es muy importante para conservar el planeta, y en casa de los señores Reverte esto se lleva a rajatabla.

—¡Versiaaaa! Por favor, déjalo ya. Perdón mil veces. No he querido decir que seas una cochina.

—Pero lo has dicho. Y no me ha gustado.

—Bueno, perdóname, pero es que me enfada mucho que os tenga que decir siempre lo mismo y...

—Ya, pero no hace falta que nos llames cochinas.

—Mira, Versia, ya te he dicho que me perdones. ¡Claro que no pienso que seáis cochinas! A veces me enfadáis tanto que digo cosas que no siento. ¡Perdóname!...

—Te perdono, pero no me vuelvas a llamar cochina, mamá.

¡La que está armando! A mí no me parece que sea para tanto, pero en fin. Cada uno es como es, qué le vamos a hacer… Ya sabía yo que esto iba a pasar.

—Venga, niñas, preparad la mesa que vamos a cenar.

—Vamos, es que no se por qué me has llamado cochina. Acababa de vaciar mi papelera, ordenar mi escritorio, lavarle los dientes a Xena y…

—¿Tengo que volver a pedirte perdón, Versia? Hija mía, ya te dije que no sentía lo que decía.

Y vuelta la burra al trigo, como decía mi abuelo MacGregor. ¡Qué pesada! Aunque lo de los dientes debo decir que también es verdad. Versia acostumbra a lavármelos. Madre, mía. ¡Lo odio! Coge una especie de cepillo de dientes parecido al que usan los humanos, solo que las cerdas, o sea lo pelillos, para que me entendáis, forman como dos discos situados uno enfrente del otro. Versia me mete los dedos en la boca y me la abre como quien abre una almeja, así, a la fuerza, como cuando las abre la señora Plinia cada vez que hace una paella. Coge a la pobre almeja, le encasqueta un cuchillo entre las valvas, o sea las conchas, para que me entendáis, y ¡hala!, la abre como si fuera una lata de berberechos, y esa sensación me da a mí. Me siento como una almeja, solo que hay que decir que algunas almejas se le resisten a la señora Plinia y no las puede abrir, pero yo, por más que aprieto el culo, no consigo mantener la boca herméticamente cerrada, y al final suelto las mandíbulas tan de repente que algún día se me va a desencajar alguna de las dos, o lo que es peor, se me van a partir, y me van a tener que llevar a ese lugar de cuyo nombre no quiero acordarme. Creo que algún libro empieza así, pero ahora no me acuerdo...

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Que te lo cuente mi perra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Que te lo cuente mi perra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Que te lo cuente mi perra»

Обсуждение, отзывы о книге «Que te lo cuente mi perra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x