Hoy heredé la poesía Hoy heredé la poesía ¡Hoy heredé la poesía! Este sentir extraño urdido en el hilo de las palabras. Esta sed que bordea el cosmos al expresar los sentires. Este atar y desatar deseos y la libertad de mi pasión desenfrenada. Hoy, el cosmos, me regaló la poesía: ese don propio de almas de poetas; de Whitman y Neruda. Hoy, ese don, visita mi piel y estruja mi alma fémina. Hoy soy su mano prestada que teje en el orbe las palabras.
Este deseo Este deseo Sube por mi cintura este deseo que me une a ti. Se queda acunado en mi pecho, reposando un rato entre tus manos. Y en mi vientre aletea esta mariposa… Y de pronto me enredo en tu cintura, en tu piel, en tus piernas. y no sé si es la piel lo que penetras o el deseo que me ronda en tu presencia o en tu ausencia.
Quedó Quedó En el libro de los sueños quedó escrita tu ausencia. Allí quedó este fuego, desnudo y despierto, que reposa en mi vientre y espera por tu asalto, por el goce de los goces. Aquí mis manos, llenas de ternura, aún repasan en la mente los contornos de tu cara. Y un sacudimiento estremece mi cintura…
“Amor y martirio son gemelos” (Neruda) “Amor y martirio son gemelos” (Neruda) ¡Cómo logró el poeta unir estas dos cosas! Representar para nosotros, hombres y mujeres, extremos antagónicos que representan esto que sentimos. Esta lucha diaria de sentires, estos fuegos en línea directa al infinito. Este goce que padece esta piel. Este delirio que nos une a cualquiera. Estos celos que rompen vidas, (bocas y cuerpos) ahogadas en pasión. Este martirio del amor.
Confundida
Hombre desconocido
¿Hasta dónde?
Enjaulada
Alma de mujer
Representaste
Perdida en este sin sentido
Eres tú
Deseo: propiedad común
El fuego
El arte
No solo con palabras
Condición de ser
Locura
Hoy estoy encerrada
Recorriendo a Austin
Mundo de las musas
Austin
Árboles
Mujeres
Deseo sin edad
Regresa
Otra redención
Mi libertad
Yo conozco
La vida
Hilos invisibles
Adicta al fuego
Verano
Alma
¿Cuándo despertaste?
¿Hasta cuándo?
Humanidad
Sé
Confesión
Suficiente
Ignorancia
Miedo
Vacía
Feeling
Vaso lleno
Necesidad de ti
Mi piel
La loca
Efluvios
Almas de hombres
Los besos
Llegamos
Mi impreciso
Pobre alma
Herencia genética
Quiero enamorarte
Esta espera
Puedes
De segundos
Sola
Algo de ti
Otra vez
No puedo
Hideout
Rayo (R. F.)
Versos viejos
Música y voces
Esta alma
Prestado
Certeza
Ellos y yo
Transeúnte
Poseída
Don
Desigualdad
Qué reparo
Cuestionamiento
Vida
Regocijo
Humanidad inmigrante
Esa sensación
Para tu alma extranjera
Mediaustina
Dónde
Como madre
Cien años de Margarita
Viajera
Engranada
Verso repetido
Muñecas
Fémina
Horror
Narcotráfico
Gritos de venezolanos
Autora
Colofón
Contracaratula
Prólogo
En nuestra cultura, el hecho de que las mujeres expresen su pasión ha sido un tema tabú. Ha habido algunos progresos al respecto. Hoy son capaces de comentar sus experiencias sentimentales (las cuales nunca han tenido problema en discutir) y las pasionales, terreno todavía nuevo para nosotras en el uso de la palabra.
Siempre me ha llamado la atención el que tácita o expresamente se sancione el sentir de la mujer. De pronto cada vez menos, pero aún perceptible. Es un tema todavía velado. Es algo vergonzoso que no se trae a colación en la cotidianidad.
¿Por qué es tema de censura? No lo sé. Para mí es algo completamente natural, sorprendente y mágico. ¿Cuántos años de evolución necesitó nuestra piel para llegar a sentir? No hay diferencia entre la piel masculina y la femenina en cuanto a sentir se refiere.
El por qué a las mujeres no se nos permite expresar estos sentires sino en el ámbito de la intimidad, si es que se nos permite sin calificarnos de desvergonzadas, no lo entiendo. Y aunque para mí es un tema natural, pocas veces hablo de él, y solo en contextos que a mí me parecen apropiados, precisamente por estos parámetros culturales, tan conservadores, de los cuales soy víctima y que me aprisionan.
¿Por qué para el sexo opuesto no es tema vedado? Desafortunadamente, lo trata con mucha desfachatez, ordinariez, de manera burlesca y con poco respeto; esto que nos une, en esta vastedad cósmica, al principio vital, a nosotros, humanidad tan transeúnte…
Estoy convencida de que la pasión es algo que se debe tratar con tanta naturalidad como cuando nos referimos al miedo, a la ira, a la alegría, al amor, a la tristeza, a la sorpresa, al asombro, sentimientos propios de nuestra inteligencia emocional.
Siento que soy afortunada, muy afortunada, al poder expresarlo en poesía. Es un aporte a todos los géneros, y en especial, al femenino. También considero que aporto en algo al pago de lo que se le adeuda a la mujer.
Por eso este poemario; en estos versos hay una forma diferente, delicada y tierna de expresar la pasión.
La autora.
Pasión desnuda
¡Cuántas veces desnudé mi pasión
para que nuestros fuegos se aquietaran...!
Y seguía incólume mi deseo,
apegado a tu piel,
rondándola.
Pegado a tu cuerpo
y a tu vientre.
Estos estallidos que no se oyen,
incendios sin llamas
que me consumen dentro.
Esto aquí encerrado en mi piel
y que va más allá del cosmos.
Este sentir, mío y único,
repetido en cada ser humano.
Piel sensora
¿Cuándo se volvió
tan sensible esta dermis?
¿Cuántos millones de años
se necesitaron para el legado
de neurotransmisores
que se me dio?
¿Es acaso poco el asombro
que esto me produce?
Basta un roce,
un simple roce tuyo
y mi piel enloquece.
¿En qué parte del cosmos
se centra tanta sensación?
Inmigrantes
Yo aventé a mis hijas
a otros mundos
(presa del pánico del mío).
A otras tierras,
donde quizás
se consigue el pan
más fácilmente,
tal vez menos amargo.
A otros horizontes
donde el sol de su destino
podría irradiar más.
Y me quedé con mi alma
desolada con su ausencia,
y con la rabia,
aquí dentro,
con este mi país y el suyo,
que no ofrece garantía
a su juventud exuberante,
a sus manos ávidas
y a sus mentes brillantes,
alquiladas a otros puertos.
Desbordado
Desbordado anda
el vaso de mi cuerpo
con solo pensar en ti.
Agradezco a tu fuego
y al estímulo de tus besos
que hace gritar a esta piel
(que se renueva cada vez)
que tus manos la derriten.
A su pregunta
Cuando el Creador
me preguntó si quería ser mujer,
creo que le respondí
con mi ternura;
con mi forma de mujer
dije: sí.
Y con mi monte venusiano
borré sus dudas.
Aclaré, por si acaso,
pidiéndole un nombre de mujer.
Y en mi vientre germinaron tres semillas
que perpetúan esta alma de mujer.
Y en el género femenino
estampé mi huella cósmica.
Hoy heredé la poesía
¡Hoy heredé la poesía!
Este sentir extraño
urdido en el hilo de las palabras.
Esta sed que bordea el cosmos
al expresar los sentires.
Este atar y desatar deseos
y la libertad de mi pasión desenfrenada.
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