23- Maestría que dirijo desde 2008 y en la que he dictado diversos cursos. He introducido a Dick al menos en dos de ellos: “Clínica Psicoanalítica I” y “Formalizaciones en Psicoanálisis”.
24- Maestría que se dicta por la Universidad Nacional de San Martín asociada con el Instituto Clínico de Buenos Aires. Por invitación de Graciela Brodsky, su directora, desde 2011 me encuentro a cargo de dictar en su marco la asignatura “Clínica de la inhibición, el síntoma y la angustia”.
25- Dick, P. K. (1963c): Simulacra, Minotauro, Barcelona, 2003.
26- Cf. infra, Apéndice 1.
27- Lacan, J. (1976-77): El seminario. Libro 24: L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre, op. cit., 16-11-76.
28- Cf. Schejtman, F. (2017a) “Herejía y síntoma”. En Lacaniana, nº 23, Buenos Aires, 2017 y Schejtman, F. (2017b) “Sinthome y fantasma: hacia la identificación del síntoma”. En Blog de la sección La Plata, Escuela de la Orientación lacaniana: http://www.eol-laplata.org/blog/index.php/sinthome-y-fantasma-hacia-la-identificacion-del-sintoma.
29- Schejtman, F. (2013b): Sinthome. Ensayos de clínica psicoanalítica nodal, op. cit.
30- Cf. ibid., cap. 5.
31- Cf. ibid., p. 103, n. 108 y p. 236-237, n. 19.
32- Cf. ibid., 5.1.2, e infra, VI.b. y VI.c.
33- Desde aquí, y en adelante, se podrá leer la distancia que pretendo establecer entre la parafrenia como diagnóstico sincrónico en Dick, y los episodios esquizofrénicos y paranoicos que, en la diacronía, se montan sobre esa parafrenia de base.
34- Realizadas en diversas clases dictadas en la Maestría en Psicoanálisis de la UBA, en la Maestría en Clínica Psicoanalítica de la UNSAM y en una reunión general de la Cátedra II de Psicopatología de la Facultad de Psicología de la UBA durante 2017.
35- Cf. Lacan, J. (1975-76), El Seminario. Libro 23: El sinthome, op. cit.
36- La etimología del término “caso”, conduce a ello: del latín “casus”, que a su vez es una traducción del griego πτwσις [ptósis]: “caída”. A recordar –como lo hace Lacan en el IX Congreso de la Escuela Freudiana de París (cf. Lacan, J. (1978a): “Conclusions du IX Congrès de l’École Freudienne de Paris” (sur ‘La transmission’), 9-7-78. En Lettres de l’École, n° 25, 1979, vol. II)–: el síntoma (symptôme) supone asimismo esa caída. De allí que no haya caso más que sintomático.
37- Cf. Schejtman, F. (2000): “¿Dónde encontrar al clínico?”. En Analítica del Litoral, nº 9, EOL, sección Santa Fe, Santa Fe, 2005; Schejtman, F. (2013a): “Clínica psicoanalítica: Verba, Scripta, Lectio”. En Schejtman, F. (comp.) y otros, Psicopatología: clínica y ética. De la psiquiatría al psicoanálisis, Grama, Buenos Aires, 2013; y Schejtman, F. (2013b): Sinthome. Ensayos de clínica psicoanalítica nodal, op. cit., Introducción.
38- Lacan, J. (1972-73): El seminario. Libro 20: Aun, Paidós, Barcelona, 1981, p. 112.
39- Recuérdese que el galardón más prestigioso que recibió Sigmund Freud en su vida fue el premio literario Goethe, en 1930.
40- Y que no se objete que ello no puede hacerse ya que no se lo habría tomado en el dispositivo psicoanalítico. ¿Cómo hubiese elaborado Freud su estudio sobre el presidente Schreber, o Lacan su trabajo sobre André Gide o su abordaje de James Joyce –por poner sólo algunos de los ejemplos más conocidos–, quienes jamás se recostaron en sus divanes, si se hiciese lugar a una objeción como esa? Acabo de destacar que la clínica –que es aquello que hace caso– no se superpone con la práctica analítica. Agrego ahora que la primera puede adjetivarse, también, propiamente psicoanalítica, cuando en ella no se deja fuera la transferencia. En este caso no sólo no se la excluye, sino que es doble: de trabajo –y es el lazo de interlocución con los otros el que lo sostiene, cf. infra: IV. 1., 2. y 3.– y con Philip Dick. Este libro, entre otras cosas, es testimonio de mi transferencia con él.
I. Encuentros
“Philip Dick se encontró con Jacques Lacan en dos oportunidades. En Chicago, Estados Unidos, en 1966 y en Lille, Francia, en 1977. El primero fue un cruce absolutamente fortuito, el segundo deliberadamente buscado por el escritor. En Chicago, el azar y una pizca de curiosidad condujeron a Dick hasta Lacan; fue su desvarío, en cambio, el que lo llevó a Lille presuroso para reencontrarse con el psicoanalista francés.
Luego del trágico deceso –en febrero de 1966– del hijo de su amigo, el obispo anglicano James Pike, a comienzos de marzo de ese año Philip Dick se había escapado por unas semanas de San Rafael –California–, donde residía por entonces con su cuarta esposa –Nancy Hackett–, para visitar su Chicago natal. En un paseo ocasional por el campus universitario, ingresó en un auditorio intrigado por el llamativo acento extranjero del inglés del orador: Jacques Lacan se encontraba dictando allí una conferencia.
Era la primera visita del psicoanalista francés a los Estados Unidos. Entre febrero y marzo de ese año, invitado por el lingüista Roman Jakobson, ya había disertado en Columbia, Harvard, el MIT, en Detroit y en Ann Arbor. La gira lacaniana de inicios del ’66, luego de veinte días, culminaba precisamente allí, en la Universidad de Chicago, seguida de unos ocho días de turismo en México. Lacan concurriría, unos meses más tarde, al simposio que los estructuralistas celebrarían en el Centro de Humanidades John Hopkins en Baltimore –su segundo viaje a Norteamérica, en octubre de 1966– y, nueve años después, retornaría a los Estados Unidos –entre noviembre y diciembre de 1975, su tercer viaje– para disertar en Yale, Columbia y el MIT. De estas últimas conferencias y de aquella de Baltimore existen registros, no así de las de su primer viaje.
De todos modos, una breve alusión a su estancia en Chicago –y en general a su primera visita a Norteamérica– puede encontrarse en la sesión del 23 de marzo de 1966 de su seminario sobre ‘El objeto del psicoanálisis’ en la que, el lector frecuente de Philip K. Dick, no podrá dejar de reconocer los vestigios, en el discurso de Lacan en esa clase, de su encuentro con el escritor –los efectos del mismo sobre Dick deben sospecharse, segura y retroactivamente, más importantes–. Luego de una pequeña referencia a su expulsión de la International Psychoanalytical Association (IPA) (1) –la trama de su exclusión tuvo su epicentro en Chicago y Lacan se relamió haciéndose escuchar en inglés, justamente allí donde habían ‘cercenado’ su palabra–, destaca en esa clase de su seminario que en la universidad de aquella ciudad halló un estilo gótico perfecto. Afirma no haber visto jamás un gótico más bello, un gótico más puro… ¡un falso gótico! Y remata: ‘el falso gótico vale mucho más que el verdadero’. (2)
Inconfundible, ahí se distingue la marca que en el psicoanalista dejó la breve conversación que, inmediatamente luego de su disertación, mantuvo con Dick. (3) Más arriba he destacado que ése es el tópico central y recurrente en la obra del escritor norteamericano: la absoluta dificultad de discernir entre lo verdadero y la falsificación, la vigilia y el sueño, la realidad y la alucinación. Se lo reencuentra en todos sus relatos y novelas. No debe sorprender, por otra parte, que el psicoanalista francés no mencione, en aquella sesión de su seminario, su encuentro y diálogo con Dick: los estudiosos y comentaristas de Lacan aseveran que sus referencias no siempre son explícitas y que, las más de las veces, resulta extremadamente laborioso rescatarlas entre sus zigzagueantes argumentaciones.
En septiembre de 1977 se llevó a cabo, en Metz, el Segundo Festival Internacional de Ciencia Ficción, en el cual Philip Dick participó como invitado especial –fue su único viaje a Francia–, dictando una conferencia bajo el título: “Si creen que este mundo es malo, deberían ver alguno de los otros”. Entre el público se hallaba presente R.W., un joven miembro de la École Freudienne de Paris (EFP) (4) quien, preocupado –como la audiencia toda– por el estado mental de Dick –que en su alocución no tuvo reparos en exponer desembozadamente parte de su delirio mesiánico a sus acólitos franceses–, al terminar la ‘disertación’ accedió a llevarlo a ver a su psicoanalista… No otro que Jacques Lacan, quien se encontraba, precisamente en esos días, a menos de cuatrocientos kilómetros de Metz en unas Jornadas que, entre el 23 y el 25 de septiembre, su Escuela realizaba en Lille.
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