CAPACITADOS PARA
RESTAURAR
CONSEJERÍA
Jay E. Adams
Editorial CLIE
C/ Ferrocarril, 8
08232 VILADECAVALLS (Barcelona) ESPAÑA
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Internet: http://www.clie.es
CAPACITADOS PARA RESTAURAR
Copyright © 1986 por Editorial CLIE.
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida sin permiso escrito de los editores, con la excepción de breves citas.
Versión española: Eliseo Vila
ISBN: 978-84-7645-083-3
eISBN: 978-84-8267-657-9
Clasifíquese:
440-Pastoral:
Consejería Pastoral-Generales
CTC: 01-05-0440-07
ÍNDICE
Prefacio
1.¿Quién debe aconsejar?
2.Objetivos, actitudes y peligros
3.¿Qué es aconsejar?
4.Preparados para restaurar
5.¿Qué diremos sobre los que no son creyentes
6.El proceso del aconsejar
7.Veinticinco principios básicos
8.La disciplina: una espada de dos filos
9.Ayuda para recoger datos
10.El análisis bíblico del problema
11.Cómo hallar la solución bíblica
12.Poniendo en práctica un plan bíblico
13.La prosecución paso a paso: la realización de los planes
14.El uso del trabajo de casa
15.Problemas frecuentes
16.Cómo desarrollarse como consejero
Conclusión
Apéndice A. Datos personales
Apéndice B. La lista de trabajo: versículos por tópicos
PREFACIO
Todos los cristianos tienen que aconsejar; esto lo he mostrado en Competente para aconsejar y en The Big Umbrella. De nuevo, en el capítulo 1 de este libro voy a investigar el tema, aunque de modo algo distinto. Como es verdad que cada cristiano debe aconsejar, es importante que aquellos que hemos venido ocupándonos de la enseñanza y la práctica de aconsejar, proporcionemos ayuda para ello en una forma que sea a la vez simple y no técnica, si bien, al mismo tiempo, sea bíblica y suficientemente abarcativa. Éste es un equilibrio difícil de lograr, lo reconozco, pero es precisamente lo que se necesita. Este libro es un intento de cubrir esta necesidad.
Pero, antes de proseguir, permítaseme decir dos cosas de modo claro y sencillo:
1.La lectura de este libro no hará, por sí sola, que seas un buen consejero. Espero, sin embargo, que te hará emprender la marcha de la buena dirección y que te ayudará a hacerte mucho más efectivo. La aplicación de los principios bíblicos, perfeccionados en oración mediante práctica persistente, es indispensable; el estudio de un libro no puede realizar la tarea. En lo que estoy pensando al escribir este libro es en familiarizarte con cierto número de estos principios bíblicos y guiarte para que los pongas en práctica. Pero no puedo hacer por ti lo que debes hacer tú, en oración y obediente práctica, ante Dios y tu prójimo.
2.En segundo lugar, aunque este libro es bastante extenso en su alcance, es inevitable que omita muchas áreas a fin de que sea simple y fácil, para que el miembro regular de una iglesia cristiana pueda usarlo como libro de texto inicial. Esto significa que he tenido que pasar por alto muchos detalles, y he procurado no entrar en ningún tema demasiado a fondo. 1 Pero, a diferencia de muchos libros simples, éste no es ni simplista ni superficial. Todo lo que hay en él es fruto de un arduo estudio de la Biblia, así como un largo ministerio de la Palabra consagrado al aconsejar. He procurado producir un libro que esté libre de las innecesarias complicaciones de jerga técnica y argumentación aburrida, pero que (al mismo tiempo) preserve y presente un cuadro verdadero del aconsejar cristiano en una forma coherente y sistemática. El libro está prácticamente libre de polémica.
Ahora bien, si ésta es la clase de libro que ahora vas a estudiar, ¿cómo puedes usarlo con más ventaja?
Permíteme que sugiera una o dos formas en que puedes hacerlo. Primero, puede ser usado como un libro de texto en colleges bíblicos, iglesias, grupos de estudio bíblico, reuniones de oración o grupos de adultos jóvenes. El contenido, el alcance, el formato y el lenguaje han sido diseñados para este uso. En los grupos en que haya más libertad, una forma de organizar la clase podría ser que el maestro asignara un capítulo cada semana, para que cada uno de los miembros lo leyera antes de asistir a la clase basada en su lectura. Debería pedir a cada estudiante que escribiera sus observaciones y preguntas ocasionadas por la lectura, para que las presente durante la clase. Cuando las preguntas sean manifestadas, debería haber discusión de las mismas. Las preguntas que no son contestadas de modo adecuado pueden ser asignadas a cuatro personas a quienes se haya prestado un ejemplar de uno de mis otros cuatro libros más extensos mencionados en la nota al pie anterior. Durante la semana, estas cuatro personas pueden buscar las respuestas en estos libros y dar un informe en la próxima clase de lo que han hallado. Este procedimiento va a familiarizar a la clase con la existencia de otros libros que tratan más a fondo del tema. El líder de la clase debe tener su propio ejemplar de los cuatro libros, y debe haber leído los materiales que sean pertinentes a la discusión de la clase próxima. En las discusiones de la clase debería haber cierto número de preguntas del tipo «¿Qué pasa si...? —presentadas por individuos o por el líder— para ser objeto de estudio por todo el grupo. Estas preguntas deberían referirse a la elaboración práctica de los principios bíblicos y las técnicas descubiertas en la lectura respecto a cómo han de aplicarse bajo circunstancias variadas en los distintos casos para aconsejar. Las personas en la clase es posible que deseen compartir problemas sobre aconsejar que pueden haber encontrado ellos mismos y a los cuales se aplica el capítulo que se discute (el líder debería aplazar las preguntas cuando se refieren a asuntos que se hayan de tratar en capítulos posteriores). 2 Al compartir las experiencias reales, el líder debe dejar bien claro que todos los casos deben ser irreconocibles en cuanto a su identidad. Esto quiere decir que todos los factores identificadores (nombres, fechas, lugares, características especiales) deben ser totalmente omitidos. El líder debe asegurarse de ser totalmente estricto en que no hay violación alguna de esta regla inflexible. Debe interrumpir al instante todo relato que pudiera ser identificado en una forma u otra. ESTA REGLA DEBE SER OBSERVADA DE MODO ESTRICTO. Recuérdese que Proverbios advierte constantemente contra el chismorreo; Santiago 4:11 puede ser leído, junto con otros pasajes del final del capítulo 4 de Efesios, cuando se da cuenta de esta regla en el primer período de discusión. Algunos grupos pueden preferir hacer la discusión de otros casos inventados, en vez de permitir discusión de casos reales. Otros pueden preferir hacer los dos. Para este objeto hay un libro que contiene 140 situaciones para aconsejar que han sido preparadas; se titula El libro de casos del consejero cristiano. Al final de cada clase el secretario debe registrar en un «Libro de conclusiones« las que se hayan alcanzado. Estas conclusiones, cortas, de una frase, deberían ser objeto de acuerdo por parte de todos. Al final del curso el libro puede ser mimeografiado y se da una copia a cada miembro de la clase.
En segundo lugar, en situaciones en que la clase tiene un carácter más formal, muchos de los procedimientos mencionados antes pueden ser apropiados. Pero, además, el maestro puede asignar uno de los cuatro libros antes mencionados como lectura requerida fuera de la clase. Puede requerirse un pequeño trabajo escrito o ensayo, al final del curso, informando sobre lo leído, así como la aplicación de los principios aprendidos en el mismo a uno o más problemas presentados en la clase.
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