Los encuentros son azarosos, y para que haya encuentro verdadero, antes tiene que haber un patrón de búsqueda, casi siempre inconsciente —en el mejor de los casos—, le decía, convidándole un pedacito de chocolate.
Una persona comienza a ser especial para otra cuando de algún modo se siente (es algo que se siente, no que se piensa), y se va incorporando —de repente— a los pensamientos cotidianos, a la realidad: una frase, un aroma, un color, la presentifican.
Desde que la conoció aquella tarde —donde el sol cayendo desde la ventana la iluminó— Ella siempre estuvo en Él. En su momento le resultó especial porque sentía que era, en conjunto, un ser que le hizo tomar conciencia de aquello que, de una mujer, lo movilizaba.
Alguien es especial —agregó— cuando se produce ese encuentro azaroso entre esa especie de esquema previo y un ser que reúne una serie de características —todas juntas— articuladas como las notas de una melodía, que solo alguien en particular puede escuchar, desbordando un poco ese esquema. Pensó que podría nombrarlas, pero en verdad no era posible, porque se trataba de un todo.
Hoy prefería definirlo como el ser de la otra persona.
Recordó que le había dicho que era una excepción. Ahora Ella tenía un brillo extra: su gusto por la lectura y la escritura.
Estaba concentrado hablando, cuando de pronto la miró, y reconoció en su sonrisa —especial como su voz— ese brillo.
Se estiró para poner algo de música (“Cry me a river”, de Diana Krall), quedando algo recostados en el sillón, casi sin tocarse o casi tocándose, sintiéndose cerca. Su blusa traslucía lo turgente de aquello que captó su mirada. Se sintió atraído, y en ese deseo de tocarlas, desabrochó uno a uno cada pequeño obstáculo hacia ellas. Apenas rozó el encaje de esa tela negra, siempre negra, percibió la suave erección que con caricias invitaba a besarlas. Ella observaba esa serie dulce y sutil de movimientos que con sus labios creaba. El calor se extendió a todo el cuerpo, aventurando en el camino nuevos lugares de encuentro.
El poder de la palabra
Ensalmo
Nació de nuevo un día de otoño.
Su cuerpo lo sintió en el parloteo de su mente
y quedó atónita al desnudo de sus emociones.
Fue hechizada por la palabra escrita
que gozó en su maleficio, muerta de risa.
Visita de ensueño que atrapó su alma
como amante furtivo
que irrumpe
costumbres a escondidas.
Conjuro de palabras que enamora en su encanto
no hay poción ni retorno en la creación.
Un rayo de luz encontró allí su refugio
y finalmente la alumbró.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.