Mário Cláudio hace lo mismo, aunque con incursiones más contemporáneas. Más recientemente, Miguel Miranda logró colocar la ciudad en el mapa literario nacional creando un conjunto de novelas policíacas que se adentran en los bajos fondos tripeiros habitados por algunos personajes que son un reflejo caricaturizado de la ciudad.
En su libro Viaje a Portugal, el Premio Nobel de Literatura José Saramago la describe con su estilo inconfundible.
Miguel Torga, otro de los nombres destacados de la literatura portuguesa del pasado siglo XX, plasmó literariamente su alma tripeira en su obra Portugal: «Como aquellas viejas casonas nuestras que, limpias de telarañas, hacen enrojecer de vergüenza a cualquier rascacielos de hormigón edificado a su lado, Oporto sólo necesita que se le limpie el polvo para competir con cualquier otro lugar al que se le quiera comparar.»
Más sorprendente será, quizá, encontrar referencias a Oporto en las grandes obras de la literatura universal. Por ejemplo, en Crimen y Castigo, Fiodor Dostoievski introduce una botella de vino de Oporto en el funeral de Marmeladoff. Más recientemente, el escritor italiano Antonio Tabucchi situó su novela La cabeza perdida de Damasceno Monteiro en una localidad de los alrededores. El español Enrique Vila-Matas le dedicó a Oporto dos de las crónicas periodísticas recopiladas en el libro Desde la ciudad nerviosa y la eligió como uno de los escenarios donde transcurre su novela El viaje vertical.
Interior de la librería Lello.
Oporto en el cine
El sorprendente invento de los hermanos Lumière llegó a Oporto en el año 1896. Aproximadamente un centenar de películas se han rodado o han sido producidas en la ciudad. Una parte importante de ellas, probablemente, será poco conocida por el visitante, aunque destacan algunas como la histórica Aniki-Bóbó (1942), de Manoel de Oliveira, filmada en el centro histórico de Oporto.
En la que fue considerada la época de oro del cine portugués, las décadas de 1940-1950, merece destacar la presencia de Oporto en la comedia O Leão da Estrela (‘El León de la Estrella’), pero fue a finales de la década de 1990 cuando Oporto se dio a conocer internacionalmente en el ámbito cinematográfico. Películas como Trois ponts sur la rivière, del francés Jean-Claude Biette, O Xangô de Baker Street, del brasileño Miguel Faria Júnior, Pasos de Baile, del norteamericano John Malkovich (con Javier Bardem) y Sombras en una batalla, del español Mario Camus (con Carmen Maura) tuvieron por escenario esta ciudad.
El viajero que se interese más por este aspecto en particular puede recurrir también al libro O Porto na História do Cinema, de Sérgio C. Andrade, edición de Porto Editora, 2002.
La ciudad es reconocida internacionalmente por la producción de películas de animación, pues dispone de un equipamiento dedicado a este género cinematográfico, la Casa da Animação, que organiza regularmente sesiones de cine y exposiciones, estando asimismo preparada para acoger la producción de películas nacionales y extranjeras. En la cercana ciudad de Espinho se realiza anualmente, a primeros de noviembre, uno de los mayores festivales internacionales del género, el Cinanima. Igualmente importante es el festival de cine fantástico Fantasporto, que se celebra en marzo, uno de los certámenes europeos del género más importantes.
Desde hace poco, Oporto acoge el movimiento de cortometrajes Shortcutz (junto a Lisboa, Londres y Berlín), con sesiones semanales los jueves, en el Espaço Maus Hábitos (Rua de Passos Manuel, 178).
Manoel de Oliveira
Nacido en 1908 en Oporto, el cineasta Manuel de Oliveira se estrenó con las cámaras en 1928, cuando inició el rodaje de Douro, Faina Fluvial, estrenado en 1931. Diez años después realizó su primera película de ficción, Aniki-Bóbó, uno de los documentales más conmovedores sobre los barrios históricos de Oporto, vistos a través de las miradas de un grupo de niños. El título de la obra dio nombre a uno de los primeros bares que abrieron en la zona de Ribeira, que aún funciona en la Rua da Fonte Taurina.
Con Aniki-Bóbó Oliveira inició una carrera de gran prestigio que le ha valido el reconocimiento en numerosos festivales europeos y un incipiente homenaje incluido en la película Lisbon Story, del cineasta alemán Wim Wenders. Acto de Primavera, en 1963, le consagró definitivamente al ganar en 1964 la medalla de oro del Festival de Siena, en Italia. Francisca, Amor de Perdiçaõ, Os Canibais, A Caixa y A Carta, se cuentan entre algunas de sus películas más importantes.
Historia
Oporto nació en el cerro de Pena Ventosa, junto al río Duero. Allí se han encontrado vestigios de la presencia humana, que se remontan a la Edad de Hierro. La ocupación del cerro continuó durante el período romano y, tras las invasiones bárbaras de finales del siglo VI, se convirtió en sede episcopal. Ocupado por los árabes tras la derrota visigoda en 771, la conquista cristiana llegó en el año 868.
Perteneció al Reino de León hasta el año 1143, momento en el que pasó a formar parte del nuevo reino de Portugal bajo el gobierno de Afonso Henriques, primer rey del país.
El infante don Henrique hizo que Oporto fuera, en el siglo XV, una de las ciudades portuarias más importantes del mundo en busca de las especias y riquezas orientales. Los astilleros de la ciudad, de los que todavía quedan vestigios en la ribera del río, tenían fama mundial. Más tarde llegarían los desastres militares, la paulatina pérdida de los territorios de ultramar y el declive de la ciudad y de todo Portugal.
Muralla Fernandina.
En 1910 el país pasó a ser una República hasta que, en los años treinta del siglo XX, empezó la dictadura de Antonio Salazar, que sumiría al país en un profundo letargo hasta 1968. En 1986, siendo ya un país plenamente democrático, entró a formar parte de la UE. En 1996 el casco antiguo de Oporto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este nombramiento y el de Capital Cultural en 2001 impulsaron su modernización.
Personajes ilustres
Al ser una ciudad antigua y cargada de historia, Oporto ha ido reuniendo, a lo largo de los siglos, una respetable galería de personajes ilustres. Aquí nació, según se afirma, el infante don Henrique, considerado el gran impulsor de los descubrimientos marítimos portugueses. Nació en un edificio que fue, antaño, la Alfândega Régia y que todavía existe como Casa do Infante —donde funciona actualmente un interesante centro del Museu da Cidade, que permite, a través de los vestigios arqueológicos encontrados allí, descubrir la historia de la antigua ciudad.
El Infante D. Henrique
En su trono entre el brillo de las esferas,
Con su manto de noche y soledad
Tiene a sus pies el mar nuevo y las muertas eras,
El único emperador que tiene, de veras,
El globo del mundo en sus manos. (Fernando Pessoa, 1928)
Aunque don Enrique es considerado el más ilustre de los hijos de Oporto, la ciudad cuenta con otros personajes relevantes. Unos, porque nacieron aquí, otros porque sus nombres quedaron fuertemente unidos a ella. La lista se puede iniciar con Fernando de Magallanes, capitán de la primera expedición que hizo un viaje de circunnavegación alrededor del mundo, o con Pêro Vaz de Caminha, cronista del primer desembarco europeo en las costas de Brasil, continuando con el escultor Soares dos Reis, el pintor Vieira Portuense, la violonchelista Guilhermina Suggia y el escritor Camilo Castelo Branco, y terminando en la actualidad con personalidades de renombre internacional: el cineasta Manoel de Oliveira, la antigua campeona olímpica de maratón Rosa Mota, los poetas Sophia de Mello Breyner Andresen y Eugénio de Andrade, la escritora Agustina Bessa-Luís y científicos como Manuel Sobrinho Simões y Maria de Sousa.
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