Dirección de la obra: José M. Parramón Vilasaló
Texto: Jesús Ballaz
Ilustraciones: Horacio Elena
Editor: Rafael Marfil Mata
Editor auxiliar: Isidro Sánchez
Documentación: M. Pilar Queralt del Hierro
Layout: José M. Parramón Vilasaló
Portada: Salvador Olmedo González
Ángela Berenguer Gran
1. aedición: septiembre, 1987
© Copyright ParramonPaidotribo—World Rights
Published by Parramon Paidotribo, S.L., Badalona, Spain
Fotocomposición: Llovet, S.A.
ISBN: 84-342-0945-4
ISBN EPUB: 978-84-9910-364-8
En el país de los
pieles rojas
Jesús Ballaz • Horacio Elena
Un anciano cuenta una historia
En la ciudad de Nueva York, donde estoy en viaje de turismo, se pueden ver cosas muy interesantes.
Esta mañana he ido a ver una exposición de pintura cuyo tema son los indios, de Estados Unidos de América. A través de los cuadros podré saber cómo era realmente su vida. Todo lo que conocemos de ellos lo hemos visto en el cine y es una historia demasiado fantástica.
A mi lado, un viejecito, que debe de tener noventa años, levanta un puño de forma amenazadora hacia un cuadro que representa a un grupo de indios de la tribu de los dakota . La verdad es que la actitud del anciano ante el cuadro me parece algo exagerada.
De modo que, en un arranque de valor, le pregunto:
—¿Qué es lo que está haciendo, señor? ¿Los conoce?
—Claro que los conozco. No sé si los culpables fueron éstos o sus nietos. Pero a mí me cortaron este dedo y trajeron la desgracia a mi tío Matotope.
¿Quién era Matotope? ¿Por qué le cortaron un dedo? ¿Cuál era la desgracia de tío Matotope? Impresionado por lo que decía aquel viejecito, le pedí que me contara esta historia.
Más allá del Mississippi
El gran río Mississippi, en Estados Unidos de América, separó durante muchos años a los blancos y las numerosas tribus sioux . Los indios mandan eran una de estas tribus.
Más lejos estaba el río Missouri y en sus orillas, en una tienda grande, vivía con su familia un niño indio, piel roja, llamado Matotope, que jugaba y corría por las grandes praderas que se extendían entre los dos grandes ríos.
Matotope era un niño valiente y decidido. Por eso su abuelo le puso el nombre del más famoso jefe de la tribu.
La vida en las grandes praderas era tranquila y pacífica. Los indios mandan sólo temían a la tribu de los dakota y a los blancos, aunque a estos últimos les vendían pieles.
Poco a poco, los blancos habían ido llegando alas tierras de los sioux en largas caravanas.
El padre de Matotope y los demás guerreros del poblado sabían que la tribu de los dakota y los blancos querían quitarles las tierras a los sioux . Pero ¿cruzarían el río Missouri?
Los indios mandan y las demás tribus sioux se encargarían de impedirlo.
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