Dirección de la obra: José M. Parramón Vilasaló
Texto: Jesús Ballaz
Ilustraciones: Horacio Elena
Editor: Rafael Marfil Mata
Editor auxiliar: Isidro Sánchez
Documentación: M. Pilar Queralt del Hierro
Layout: José M. Parramón Vilasaló
Portada: Salvador Olmedo González
Ángela Berenguer Gran
1. aedición: septiembre, 1987
© Copyright ParramonPaidotribo—World Rights
Published by Parramon Paidotribo, S.L., Badalona, Spain
Fotocomposición: Llovet, S.A.
ISBN: 84-342-0943-8
ISBN EPUB: 978-84-9910-367-9
En el país de los
canguros
Jesús Ballaz • Horacio Elena
Mirdawarr, la niña australiana
Mirdawarr cumple hoy diez años.Está contenta. No se cumplen diez años todos los días.
Con este motivo, se han reunido en su casa varias familias de su misma raza. Si no es en esas ocasiones no se juntan gentes que viven alejadas entre sí en la gran llanura australiana. También están invitados algunos blancos: el señor Holtz, Renzo y sus familias.
Mirdawarr es morena, casi negra. Tiene unos ojos grandes como un océano, como la llanura australiana en la que ha nacido.
Su madre ha hecho sobre las brasas del fuego. Su abuelo cuenta que así las hacían sus antepasados de la tribu pitjantjara .
Mirdawarr ha soplado diez velas. Y todos han cantado Cumpleaños feliz en inglés, igual que los blancos.
Después el abuelo ha recitado en su antigua lengua:
Antes había mucha gente aquí:
niños que jugaban, reían y cantaban;
pero ahora se han ido todos,
ahora nadie queda aquí.
La escuela en casa
Mirdawarr no va a la escuela. No hay escuelas en Rabbit Flat, una granja con tres casas, en la que vive la niña. Sin embargo, tiene un maestro que le gusta mucho, sobre todo por su bonita voz.
Se llama Fred Carpenter. Le da clases a 500 kilómetros de distancia.
Fred vive en la ciudad de Alice Springs, en el corazón de Australia. Trabaja en una de las doce emisoras de radio de la ciudad que dan clases a través de las ondas. La familiar voz de Fred acerca la escuela a centenares de niños repartidos por todo el Territorio del Norte, región australiana que está casi despoblada.
La escuela llega así, a través de la radio, a un millón y medio de kilómetros cuadrados, una extensión que es tres veces la de España.
Mirdawarr sigue las clases por radio en compañía de John Holt y Marinella. Juntos hacen los trabajos que les lleva el cartero. Mirdawarr dice que tiene ganas de ir a Alice Springs a examinarse; pero lo que desea en el fondo es conocer a su profesor, Fred Carpenter.
Cuando pone la radio por la mañana, el locutor dice que en el reloj de la emisora son las diez. Pero en Rabbit Flat no son más que las siete.
Es un engorro que a causa de la gran extensión de Australia haya distintas horas en una región que en otra. Pero a veces puede ser divertido.
La niña piensa que su país es tan grande y sus horarios, por tanto, tan variados que no caben en un solo reloj.
Un sueño: visitar Alice Springs
Mirdawarr quiere conocer la ciudad de Alice Springs. Marinella le ha contado cómo son las tiendas y los cines y la pista de patinaje.
Acostumbrada al silencio y la soledad, no sabe qué es el movimiento de la ciudad, el ruido de los coches, las luces, pero le gustaría conocerlo.
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