Estoy por acabar tu libro, llenando los formatos que propones. Me encantó el ejercicio. Nunca hubiera pensado que las técnicas y habilidades directivas se aplicasen tan bien a la formulación de un plan de vida.
Jesús M. Montemayor
¡Salvador! Estoy encantada leyendo tu libro.
Tere Church
Tú has sido el guía de muchos de nosotros, te hemos aprendido mucho, y el que ahora estés iluminando a otros con este libro, no es casualidad.
Eduardo Marcos
Ya leí tu libro y es definitivamente muy enriquecedor, una gran herramienta para prácticamente cualquier persona.
Mauricio Guerra
Es un libro de gran sencillez y valor, como suelen ser las cosas importantes y más bellas de la vida, las personas que trascienden… el ser feliz.
Mario M. Maqueo
Voy en la página 46 y ¡qué bárbaro! Normalmente subrayo todo lo importante y prácticamente tengo todo subrayado. Me haces pensar.
Manuel Rivero
Ya lo leí detenidamente dos veces y se lo pasé a mis hijos para que también lo gocen y aprendan de tus experiencias. Me gustó mucho. Me hubiera encantado leerlo hace 30 años.
Arturo Fernández
Lo considero ¡el mejor libro que he leído en mi vida! Con un contenido tan claro y lleno de sabiduría para ser feliz, definitivamente me ha cambiado la vida.
Fernando García Sada
Un documento esclarecedor, saca a flor de piel verdades que muchos nos negamos a aceptar.
Jorge Pérez Rubio
Lo que más me gustó de todo es saber que la felicidad es una decisión de vida.
Pamela Esteinou
El libro me pareció excelente, sobre todo la importancia de encontrar nuestro propósito en la vida y planear a partir de ello en lo laboral y personal.
Fidencio
Realmente me gustó tu libro, valoro mucho la claridad de la información y la propuesta tan práctica para aplicarla.
Zarina
Ya lo leí todo y lo encontré muy valioso, especialmente para mis hijos. Mi ejemplar está circulando por toda la familia.
Gabriel Oropeza
Estoy saboreando el libro, voy poco a poco, lo leo y releo para asimilarlo y poder hacer el plan para el resto de mi vida.
Lissete Behar
Es una herramienta simple pero muy poderosa, compré quince libros para regalarlos a mi equipo gerencial.
José Carlos Chávez
Al leer las primeras cincuenta páginas me di cuenta del valor del contenido, este libro plantea que al hacer un plan de vida se corre el riesgo de alcanzar todos tus sueños.
Xavier Báez
Voy a la mitad de tu libro y me está gustando mucho, ¡felicidades, está genial!
Álvaro Barrera
He terminado de estudiar tu libro hace unos minutos y te doy las gracias, ha sido inspirador y el mejor regalo en muchos años.
José Luis Rueda Flores
He leído con mucho detenimiento tu libro y lo encuentro muy interesante para todas las edades e ideal para el mundo actual, creo que su enfoque nos ayudará a reflexionar y a planear el futuro.
Federico Sada Quiroz
Índice
Tu vida
Contraportada
Elogios
1. Punto de partida
2. Nuestro lugar en el universo
3. Por qué un plan de vida
4. Modelo estratégico para elaborar un plan de vida
5. Creando una visión
6. Tener o ser: he ahí el dilema
7. ¿Qué me hace feliz? Definiendo mis ventajas competitivas
8. Mis valores gobernantes
9. Estrategias: plan de vida
10. Plan de acción, conviértelo en realidad
11. Disfrútalo desde hoy
12. Algo para recordar
Anexo
Sobre el autor
Créditos
¿DE DÓNDE venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es nuestra razón de existir? Las respuestas quedan en el aire y la gente sigue muriendo sin lograr descifrar el misterio de la vida humana.
En una ocasión le preguntaron al Dalai Lama qué le sorprendía más de la humanidad y él respondió: «Los hombres [...] porque pierden la salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud, y porque al pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca [...] y mueren como si nunca hubieran vivido».
En estos tiempos hemos logrado multiplicar nuestras posesiones materiales, pero hemos minimizado nuestros valores; hablamos mucho, pero tenemos poco tiempo para amar; gastamos más y gozamos menos. Nuestras casas son más grandes, pero las familias son más pequeñas; la medicina es más avanzada pero tenemos más problemas de salud; tenemos más compromisos y menos tiempo para cumplirlos. Logramos llegar a la Luna, pero nos falta seguridad para cruzar nuestras calles.
Los ingresos de las familias se incrementan porque ambos padres trabajan, pero los divorcios aumentan. Tenemos casas más bonitas, pero hogares más disfuncionales. En fin, hemos conquistado el mundo y el espacio, pero no nuestro ser interior, nuestros pensamientos y lo que queremos hacer de nosotros mismos.
¿Qué se tiene que hacer para dar contexto, propósito y sentido a la vida y lograr una obra magistral? Esta es la pregunta que todos se hacen, pero que pocos logran responder al no dedicar el tiempo y la perseverancia que se requiere.
Aun aquellos que han logrado el éxito económico y profesional a través de trabajo y perseverancia, pocas veces logran dar a su vida un propósito, y notamos fracasos escondidos tras esos éxitos. Las historias de sus vidas personales muchas veces son un desastre, pero nos encargamos de no difundirlas, de mantenerlas en la privacidad. Por el contrario, sus logros monetarios y sus posesiones materiales son ampliamente comentados en todos los medios. Concentramos nuestra energía y tenacidad en buscar la manera de darle sentido a nuestra vida a través de la acumulación de bienes.
Buscamos diferenciarnos de los demás con marcas que nos distingan de los integrantes de otros grupos sociales. Esto ha alcanzado todos los ámbitos de la vida, por ejemplo las tarjetas de crédito. Si consultamos cualquier sitio en Internet, veremos que hay hasta diez diferentes. El objetivo que buscamos es lograr, a través del color de un plástico, que la gente nos diferencie de todos los demás.
Imaginemos por un momento dos personajes: uno tiene un patrimonio de un millón de dólares y otro de 500 millones, ambos fruto de trabajo y esfuerzo legítimo, y no por herencia. Los dos pueden disponer de satisfactores similares que los confundan ante la sociedad: pueden ir a restaurantes de lujo, asistir a eventos con las mejores entradas, adquirir ropa de marca, etcétera. Preguntémonos: ¿para qué le sirve el dinero al que acumuló 500 millones de dólares si al final la gente lo puede confundir socialmente con el que solo tiene uno?
Cuando terminen sus vidas, ninguno de estos personajes se llevará algo consigo. Este dilema en la existencia del ser humano le lleva a una sola conclusión: «Debo gastar lo que legítimamente tengo o acumule en vida, y que todos sepan que soy diferente al otro, que merezco un reconocimiento especial porque en el mismo lapso de tiempo logré que mi empresa generara 500 veces más que mi competidor». El propietario de los 500 millones de dólares podría incluso pensar que no es justo que ambos sean igual de felices, puesto que él tuvo mayor éxito.
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