Sus cejas se elevan. “Me ofendes al pensar que no lo haría.”
Yo solo gruño y bebo de mi cerveza. Mason está ocupado mirando alrededor.
“¿Qué hay de ella, la rubia en la minifalda roja? Es mi tipo”, digo yo.
Mason me mira, ligeramente exasperado.
“Dijiste que yo podía escoger. Además, estoy aburrido de las rubias que siempre escoges. Son como dices, todas son iguales. Bajas, delgadas y rubias.” Él arruga la cara. “Necesitas algo diferente. Considera esto como una limpieza de paladar.”
“Sshh”, digo yo y sacudo mi mano. “Te quejas demasiado.”
“Shh, déjame ver.” Él arruga sus cejas y se concentra. “Ah. ¿Qué tal ella? La morena con el suéter rojo y la falda.”
Miro en la dirección que él me indica y la veo después de un segundo. Tiene un aspecto académico, pero atractivo. Tiene cabello largo, totalmente negro y una piel de color oliva. En su cabeza descansaban unas gafas de sol oscuras. Estaba usando un suéter rojo de tamaño grande, una falda de tubo negra y un par de tacones rojo cereza.
También llevaba una enorme cartera negra y estaba usando su iPhone. De repente arrugó su cara y comenzó a escribir algo en su teléfono. Por la forma en que sus dedos escribían, pude imaginar que alguien se había metido en problemas.
Parece inteligente, pero no estaría interesada en el aspecto de exatleta que tengo. Eso está bien, porque ella luce como alguien que está lista para enseñarme español, no alguien con quien iría en una cita.
“Es linda”, admito yo. “Pero luce aburrida. Mira, sus amigas intentan llevarla a bailar. Te apuesto a que dice que no.”
Unos segundos después, ella las rechaza amablemente y se queda sola de nuevo.
“Tengo un buen presentimiento con ella”, dice Mason. “Ella es la elegida.”
“Vamos, tienes que escoger a alguien más interesante”, digo yo. “Alguien como… cualquier otra en esta fiesta.”
“Pensé que Jett James podía conquistar a cualquiera”, dice él con una enorme sonrisa en su rostro.
“Parece que acaba de tragarse un limón entero.”
“¿Y?” dijo él. “Dijiste que estabas apostando entradas para los Hawks.”
Maldición. “De acuerdo, de acuerdo. Ahí voy.”
Lo miro mal mientras avanzo a través de la multitud y me dirijo hacia el lugar donde se encuentra recostada en la pared. Noto que está moviendo el pie al ritmo de la música, aunque luce algo enojada.
“Disculpa”, digo yo, deteniéndome en frente de ella.
Ella me mira, sus ojos grises llenos de duda. “¿Sí?”
Me gusta su voz, una ronroneo profundo.
“Solo vine a decirte que eres hermosa”, dije yo. Hago una mueca, ya que la música de repente subió de volumen en la mitad de mi oración. No se escucharon mis palabras.
Ella arruga su cara y se ve algo graciosa. “¿Qué?”
Me inclino hacia ella y logro olfatear un poco de su perfume. “Dije que eres hermosa.”
Su expresión se vuelve desaprobadora en un instante. En un segundo siento su mirada en mí, la siento evaluando mi ropa y mi altura y la siento calculando algo. También mira los tatuajes que tengo visibles. Luego veo desaprobación en su expresión, a pesar de no conocerme.
Parece haber decidido que no valgo la pena utilizando una métrica de la cual no tengo conocimiento.
No se siente nada bien.
“Oh, uh… ¿gracias?” dice ella. Puedo notar que está por terminar la conversación.
¿Dónde está el famoso encanto de Jett James? Me pregunto.
“Hey, ¿me harías un favor?” digo yo, sin siquiera pensarlo. “Mi ex Emily está aquí y está mirándome de reojo. ¿Estaría bien si pretendemos que estamos coqueteando?”
Sus ojos habían regresado a la pantalla de su teléfono, pero luego se elevaron de nuevo. Me examina por otro segundo, sus ojos grises son como mirar una tormenta.
“Hmmm…” dice ella, obviamente indecisa entre su teléfono y yo.
Demonios, ¿soy tan poco interesante?
“Claro”, dice ella finalmente, pero parece que solo he logrado que me mire. Supongo que es momento de asombrarla.
Le sonrío y me acerco un poco. “Me dirás si esta relación falsa te está molestando, ¿cierto?”
La veo morder su labio ligeramente y fruncir sus cejas. No quiere hacerlo, pero se mueve un poco hacia mí. Supongo que eso significa que mi sonrisa funcionó.
Estoy dentro , pienso yo.
“¿Entonces solo digo la palabra y te alejas?” dice ella, manteniendo un tono ligero.
“Claro. Pero espero que no lo hagas. Me ahorrarías la vergüenza.” Pongo mi mano sobre mi corazón, pero no le hago una expresión de ruego.
Parece pensar que hablo en serio y asiente.
“De acuerdo. ¿Quién es?” pregunta ella y mira alrededor.
Mierda. Debí haberme preparado para esto. Escaneo la multitud y busco a alguien que se parezca vagamente a Emily.
“Huh… está ahí”, digo yo, asintiendo a una rubia linda y delgada cerca de la puerta de salida. “En ese mameluco negro.”
“Ah”, dice ella, asintiendo. “Es linda.”
Hago una mueca y ella responde.
“Lo siento”, dice ella. “Te preguntaría por qué no están juntos, pero no quiero echarle sal a la herida.”
“Estoy seguro de que podrías compensármelo”, digo yo con una sonrisa.
Su forma de voltear los ojos fue épica. Mi sonrisa se vuelve traviesa. Tomo un trago de mi cerveza, la cual ya está bastante tibia.
Miro por encima de mi hombro para ver lo que está haciendo Mason, pero no está por ningún lado. Maldito .
Cuando miro hacia atrás, ella está frunciendo el ceño de nuevo a su pantalla. Mierda, está perdiendo de nuevo el interés. ¿Por qué demonios Mason tuvo que escogerla a ella?
Necesito un nuevo método .
“Hey, ¿qué es tan interesante en tu teléfono?” pregunto yo.
Ella me mira. “Un correo de mi jefe. Soy abogada y mi jefe es demasiado detallado. Lo estoy intentando, pero no logro comprender este correo.”
Ladeo mi cabeza. ¿Cómo debería solucionar esto? Supongo que no he intentado ser directo todavía…
“¿Puedo hacerte una pregunta?” digo yo.
“Claro. Pregunta”, dice ella y apaga la pantalla de su teléfono. Ella me mira.
Me inclino, bajo la voz y utilizo toda la fuerza de mis ojos azules. “¿Tienes novio o esposo?”
En sus mejillas aparece un ligero rubor. “No.”
“De acuerdo. ¿Qué tal esto? Guardas tu teléfono por veinte minutos y me dejas entretenerte.”
El rubor se expande por todas sus mejillas. “De acuerdo…” dice ella, dudando.
Mete su teléfono en su cartera con un golpe satisfactorio. Sonrío y estiro mi mano.
“Jett James.”
“Cady Ellis”, dice Cady. Su agarre es firme e incluso dominante.
Tengo una imagen mental dominándola en la cama y ella luchando cada segundo hasta que está gritando mi nombre. Mi pene se retuerce ligeramente.
Es en ese momento que decido que me gusta.
“Un placer”, le aseguro. “Parece que ya terminaste con tu trago. ¿Qué tal si vamos al bar y te consigo otro?”
“Oh, no lo sé… tengo trabajo mañana…” dice Cady. Pero puedo notar que quiere otro trago y usa la excusa para coquetear.
“Vamos. Otro trago”, digo yo y le ofrezco mi mano. Le guiño el ojo. “Nuestra relación necesita algo de picante.”
Cady voltea sus ojos, pero me permite guiarla al bar. Pido un whisky puro para mí y ella pide un vodka con un poco de soda y rodaja extras de limón.
“Y dos shots de tequila”, digo yo. “Y no pretendas que no quieres. Te vas a tomar el shot.”
Cady arruga sus cejas, pero no lo rechaza. “De acuerdo.”
El bartender sirve los dos shots y me entrega los limones. Le deslizo el vaso del shot a ella y levanto el mío.
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