X X Vacilante se acercó, quizás midiendo, en mis ánimos, mi grado de cordura, yo no la vi hasta el instante en que, gimiendo, ella me imploró, ocultando su amargura. Como tiesa se quedó, siempre escondiendo voluntad que le inquirí, ya con premura, ¿Quién eres mujer?, ¿Qué es lo que vas siguiendo? Mas nada alteró su rígida postura. Ella tentaba arraigarse en mi costado, mi desconfianza crecía, ya severa, mas, ¿qué perder, si yo ya estaba entregado, al aceptarla cual mi fiel compañera? ¿Quién habrás de ser, ya instalada a mi lado? ¿Serás tú quien al fin termine la espera? Yo me respondí, todavía exaltado: ¡Eres la duda, mujer! ¡Mi consejera!
XI XI A veces siento que el mundo me amenaza, que su índice me interroga duramente, así el contacto restrinjo con la gente, al no zafar de esa especie de tenaza. He de buscar un hogar en donde, aislado, tal vez sea yo, libérrimo infinito, donde pueda conocer qué necesito, donde sea sólo yo por mí juzgado. Y el lugar, tan arraigado en esa parte, a la que nunca aterrizan los extraños, será mi mente, que aislándome de daños, me mantenga mientras quiera muy aparte. Mas, ¿Por qué vivir al fin tal aislamiento? ¿Por qué dejarme llevar por la condena de no buscar lo que bien vale la pena? ¿Qué será de mí, si explorar no lo intento?
XII XII Mil soles alumbran la noche del llanto, sin hallar consuelo entre tanto dolor. Mil coros entonan un lúgubre canto que escolta uniforme la voz de un tenor. Mil manos me cubren con un terso manto y aun así preciso más hondo calor. Domingo a la noche, mi angustia no aguanto, ¡Mil sombras gestan obstinado temor!
XIII XIII Instrumentos de viento y percusión ensamblan una música serena. El mar canta acariciando la arena. El mar escucha con suma atención. Soy espectador de un ritmo cansino que recala en mi alma al morir el día, mis oídos toman la melodía que sutil compone el canto marino. Soy artista de emociones internas, el mar compañero mi confidente, sin exigencias, espera le cuente penas precarias, tristezas eternas. El silencio del mar nunca es callado, saber escucharlo es todo un talento, deslindando la armonía del viento se adivina ese encubierto recado. Mas quizás tú recibas un mensaje que sea el mismo que das al oyente. No percibías que tú eres la fuente, lo asignabas al dócil oleaje. Al empaparse el sol ante tu vista no le exijas al mar una sentencia, y si él te escucha con suma elocuencia, tan solo pretende darte una pista. En la orilla tú verás la respuesta, los veredictos en el horizonte, allá mismo, do tu mente confronte notoria la voz, velada la orquesta.
XIV XIV Misterios, devaneos, ilusiones, vertientes torrenciales en la mente, la irrupción de una imagen aparente y en el vuelo, las cinco sensaciones. La mirada que busca hasta el ocaso la luz guía que dibuja la sombra, en lo oscuro, hay una voz que me nombra, y el viento surge cortando mi paso. La locura está muy cercana e implora introducirse en mi mente tan libre, buscando a tientas, porfiada, que vibre sacando de mi alma el miedo que aflora. Pero no sé si acudir al llamado, al mensaje que me lleva a otros mundos, que promete placeres furibundos y ver un cielo por siempre estrellado. ¿Qué incentivo brinda el mundo consciente, si el raciocinio naufraga en la costa? Cada sentido, en los hechos, se angosta y la locura es pensar libremente.
XV XV Buceando en lo profundo de los mares, donde la luz no consigue ni un reflejo, donde del hombre no hay más que un casco añejo que irrumpe con sus figuras más dispares. Lejano al ruido, a la gente y sus facturas, a las risas y a los llantos sin sentido, me siento tan bien, aunque me halle perdido, si aquí he de encontrar mis raíces más puras. Aun aquí donde solo está la apariencia de no existir nada que me haga feliz, prosigo la búsqueda, sigo aprendiz, sondando en tinieblas alguna presencia. Voy con mí mismo, solitario y paciente, navego en silencio buscando la luz, limpiando mis llagas, vaciando mi pus, me libero aquí y ya me siento valiente. Mis miedos recuerdo como algo lejano, perdieron la fuerza de hacerme dudar, transito la senda que me ha de llevar a darle a los otros más firme mi mano.
XVI XVI Por observar a la vida en perspectiva el futuro y el pasado se conjuran, los recuerdos y esperanzas me saturan, y el presente va en carrera fugitiva. Ayer, al vivir las mieles de la gloria, en el apuro, la misma no gocé, en un dejo de amargura, yo rocé la alegría que hoy conforma mi memoria. Mañana procuraré ya repetirla, ya mejorarla o sentir la plenitud, recomponer la añorada juventud y apreciarla para nunca despedirla. El presente rezonga y clama un lugar que afines del tiempo, sin tregua, le quitan, a perderse, olvidado, siempre lo incitan, y se esconde en la noche sin madrugar.
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I
Soy ese silencio que habita en nosotros,
que aspira en su espera poder expresar
tantas cosas muy simples a amigos y otros
que entiendan mi voz que es tan solo mirar.
En este desierto de piedra y cemento
mi triste alegría quisiera encontrar,
en la loca y ardiente fuerza del viento
mi alegre tristeza dejar escapar.
Yo soy el silencio que busca en la vida,
sin saber de ella lo que habré de buscar,
pues me desangro por cargar una herida
que aplaca mis fuerzas en este luchar.
Mis ojos expresan sentir tan profundo,
al que alguien que busco sabrá interpretar,
si, en sus giros, mi corazón vagabundo
no cierra sus puertas al ansia de amar.
II
Quisiera ser orador de multitudes
bien parado ante la enmascarada audiencia,
desalentar tantas tensas inquietudes,
esquivando esa mirada que silencia.
Ignorar amenazantes actitudes
para poder expresar con elocuencia,
en el monstruoso salón de longitudes,
que me opone cruel y feroz resistencia.
¡Que la tensión no tergiverse el mensaje!
¡El apremio no distraiga el parlamento!
Debo gestionar en mi adentro el coraje
para defender el veraz argumento
que sea el único valor del lenguaje.
III
Buscar no siempre es lo fácil que parece,
tantas veces uno busca sin mirar,
o sólo ve lo evidente cuando crece
negando a la vista la opción de girar.
Y en la mente sólo cabe lo buscado
sin dejarle ni un lugar a lo demás,
que si uno no encuentra el sueño acariciado
desvaloriza lo que halla más y más.
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