¿Por qué nos interesa tanto la vida de los demás? Nos encanta dar clases y decir a los demás como llevar su vida. Por ejemplo, los libros de autoayuda, ningún libro te ayudará más que una decisión propia o un duro golpe. Los libros que te dicen que te quieren ayudar te mienten, no te conocen de nada. En tan sólo unas pocas líneas te voy a dar el secreto para dejar de fumar sin mentiras.
Solo hay dos escenarios para dejar de fumar:
Escenario 1: Dejarlo ya, ahora.
Escenario 2: que te digan que te vas a morir de cáncer, te aseguro que lo dejas al instante, le coges asco, es el momento donde por fin miras al cigarro como quien mira a su verdugo.
Nos hemos centrado mucho en la fuerza de la opinión que tienen los demás sobre uno, pero si nos vamos al lado contrapuesto, ¿por qué nos interesa tanto la vida de los demás? El cotilleo es la base de las sociedades modernas, empezando con las notitas en clase hasta los cuchicheos sobre la vida privada y ajena en el trabajo, son otras vidas que hacemos un poco nuestras cuando las usamos como moneda de cambio. Meternos en la vida de los demás directa o indirectamente es una necesidad social, promueve la cooperación, la asociación y el descarte, o eres de un grupo o de otro. En la mayoría de las ocasiones criticamos incluso lo que nosotros más hacemos o quisiéramos hacer, esto se llama proyección, cuando te enteras que alguien habla de ti enfureces, sin embargo pasas haciéndolo muchas horas a lo largo de tu vida con el resto. Existe una relación directa entre lo que criticas y la capacidad de autocrítica, a menos autocrítica más criticas a los demás y viceversa. ¿Por qué nos cuesta tanto hacer autocrítica? A la hora de repartir las culpas no somos conscientes de qué o a quiénes culpamos, simplemente nosotros nos quitamos la culpa de encima y fin. Esto no solamente se hace de cara al resto, también hacia uno mismo. Por ejemplo, haces un examen y apruebas, ¿qué piensa tu cabeza? "toma ya!, soy el mejor", te atribuyes la responsabilidad de aprobar. Haces un examen y suspendes, ¿qué piensas? "era muy difícil, no me daba tiempo, se han pasado, van a pillar estos cabrones...", todo menos atribuirte la autoría del suspenso, ¿por qué? Porque necesitamos sobrevivirnos a nosotros mismos, si nos criticamos nos destruimos la autoestima, pero no hay otra vía de superación y crecimiento personal que la autocrítica, evitamos pensar mal de nosotros mismos, evitamos la depresión que supone el atribuir a nuestra capacidad el haber perdido. Volviendo al ejemplo del examen, muchas personas e incluso tú mismamente, antes de un examen avanzas en voz alta a tus compañeros "voy a suspender, es que no he estudiado casi, no me ha dado tiempo...", ¿qué estás haciendo? Estas avanzando un suspenso sin atribuirte la culpa antes de conocer el resultado final, es un escudo, quieres que todos sean sabedores de que si suspendes no es porque seas tonto, es porque no te ha dado tiempo, tu no tienes culpa de nada. Esto nos alivia si, pero es mentira. Meternos en la vida de los demás es una vía de escape de la nuestra, nos encanta tener esa información como nos encanta encontrarnos un billete por la calle, cuanto más sombría y en ridículo deja a la otra persona más valor tienen ese billete. Cuando esta necesidad social se vuelve individual en su máxima expresión sexual aparecen los voyeurs y los stalkers, pero muchas personas son así, capaces de violar el deseo a la privacidad a costa de un dato extra. Fíjate en los reality shows, los vemos, los seguimos, nos metemos siempre en sus vidas, opinamos sobre sus acciones, si son buenas o malas, nos encanta dar clases de vida sin tener una propia perfecta. Siempre se cumple una ley, odiamos y abucheamos a la persona que hace ante una cámara lo que hacemos nosotros a escondidas, no podemos aceptarlo. Cuando hacemos estas cosas en un entorno social queremos mandar un mensaje claro "yo no soy como esa persona" aunque realmente seas peor. Aquí es donde nace otra gran verdad, nos encanta JUZGAR.
Esta es la justicia, su símbolo. La justicia se representa en un cuerpo de mujer, conocida como "la Señora Justicia" y aparece con una venda en los ojos, porque la justicia es ciega. En una mano la espada (el castigo) y en el otro la balanza (la igualdad para todos ante un tribunal). Pero... ¿los juicios son justos?, he asistido a juicios donde una misma ley era interpretada de una forma por el abogado del acusado y la parte contraria la interpretaba de manera totalmente contraria, como si de un poema se tratase, como si fuera un cuadro abstracto que observas en el Momma y tiene un significado diferente para según quien lo mire. La misión de muchos abogados es justo esa, intentar engañar a un juez, por ejemplo, al intentar descubrir si el juicio lo dirige un juez o una jueza, si es una mujer y su cliente es otra mujer ganará puntos porque cree que se sentirá identificada por su pertenencia a ese grupo de género, pero... si este abogado posee la verdad ¿Por qué intenta ablandar el corazón de un tribunal?, ¿Por qué la primera estrategia es mover esa balanza a su favor?. Porque sabe que la justicia no es justa, saben qué es mentira, al igual que aquel que comete un delito y miente aprovecha justo eso para generar una estrategia, para vender su mentira. No es un dato falso que las personas con más poder ganan más juicios y que si una persona con poder cumple condena vive mucho mejor, fue un juez, Jonathan Sturguess el que dijo la frase: la Justicia está disponible para todos, exactamente igual que el Hotel Ritz. Esto significa que la justicia es accesible para todos, pero evidentemente no todos pueden permitírsela. Los juicios son asombrosos, es como cuando aprendes a conducir y descubres el mundo de las carreteras, las señales, las normas de tráfico..., cosas que durante muchos años desconocías aunque siempre estuvieron ahí y un día las entiendes cuando otro conduce y vas en el coche, te fijas si lo hace bien o mal, si se salta un stop o un ceda el paso, conducir es como cuando descubres otro mundo dentro del tuyo. La justicia es más difícil que aprender a conducir, es otro submundo inventado y puede que la justicia no quiera que sean descubiertas sus mentiras ni vistas sus señales por eso utiliza un lenguaje y unos tecnicismos que nadie entiende en un tribunal. Usan vocablos difíciles de pronunciar y comprender, porque ante lo que no entendemos debemos callar, si no entiendes algo debe ser verdad y no lo puedes contradecir si lo desconoces. Por ejemplo, decir otrosí luego digo, su significado coloquial es "además" una palabra más corta, más moderna, más utilizada y más cómoda, pero ¿por qué no la usan? Porque la entendería todo el mundo y si todo el mundo entiende las cosas puede descubrir más mentiras. Si yo interviniese en un juicio, me levantase de golpe y le dijese al juez la palabra "infortunatus mendacium!" seguido de un discurso defendiendo a mi cliente, la mayor parte de las personas que lean esto pensarán que soy bastante inteligente y conozco un protocolo jurídico rígido, que he protestado por mi cliente y le estoy dando una buena defensa, pero la realidad es que me podrían condenar por desacato porque esa palabra en la latín significa "desgraciado mentiroso". La mejor manera de mentir es que ni siquiera entiendas de que manera lo estoy haciendo. En un juzgado se crea un lenguaje antiguo, es otra jerga, un mundo dentro de otro mundo, un idioma nuevo con el perfume de otro siglo; litigio, fallo, alguacil, mora, dolo, señoría... parece que estas personas no son personas, que nunca han dicho "me cago en la puta", pero la verdad es otra, ellos también se emborrachan, tienen sexo sucio, se han saltado las mismas normas que aplican en sus condenas, pero llegan al trabajo y se transforman en refinados poseedores de la verdad con un lenguaje jurídico que solamente ellos entienden, en otras palabras, mienten.
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