Su Lobo Cautivo
Sawtooth Shifters Libro Uno
Kristen Strassel
Traducido por Arturo Juan Rodriguez Sevilla
Todos los derechos reservados.
Esta es una obra de ficción. El parecido con cualquier persona, viva o muerta, es pura coincidencia. Este ebook está licenciado solo para su disfrute personal. Este ebook no puede ser revendido o regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, por favor, hágalo a través de la función de "préstamo" de su distribuidor. Si usted está leyendo este libro y no lo compró, o no fue comprado para su uso solamente, entonces por favor devuélvalo y compre su propia copia. Gracias por respetar el duro trabajo de este autor. Para obtener el permiso de extraer partes del texto, por favor contacte al autor en kjstrassel@gmail.com
Su Lobo Cautivo, (Sawtooth Shifters, #1) Copyright 2018
Publicado originalmente en 2015 como Forever Home y Rescue Me.
Creado con Vellum
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Notas
Shadow
El plan no cambiaba porque fuéramos prisioneros.
No estamos hechos para estar en un solo lugar tanto tiempo. Los lobos necesitan moverse. Cazar. Ryker, el bastardo que nos había capturado, lo sabía, y lo había preparado todo para que solo pudiéramos cazarnos entre nosotros. Encadenados, hambrientos y revolcándonos en nuestra propia porquería.
Lo peor de todo era que habíamos caído en la trampa de uno de los nuestros.
Ya teníamos a los hermanos Lowe a la vista cuando nos atraparon. Queríamos asustarlos para que se alejaran de la granja de Ryker y evitar una guerra de clanes. Poco sabíamos de las atrocidades que ocurrían ahí dentro. Acabamos todos peleando para sobrevivir.
Si hubieran pillado a los Lowe con el ganado de Ryker, habría empezado una contienda entre manadas. Estábamos a escasos minutos de evitarlo cuando nos atraparon.
Un rayo de luna iluminó la puerta abierta. El sordo rugido de la multitud se elevó con la llegada del viejo. No me sorprendió. Nada en la granja Ryker ocurría por accidente.
—Muy bien, bestias, voy a subir la apuesta este mes. —Ryker curvó sus labios ennegrecidos del tabaco en una sonrisa horrible—. El que gane será libre.
Incluso en su forma humana, era tan flaco como nosotros, la maldad lo consumía. Lo único que quedaba de él era carne, hueso y un corazón oscuro. Ni rastro de alma. Ryker nos llevaba todas las ventajas. Conocía nuestros secretos y tradiciones. Sabía cómo mantenernos débiles. La luna tampoco nos ayudaba, porque confiábamos en su poder para revitalizarnos. Cada mes Ryker nos mataba de hambre, nos golpeaba y nos mantenía en completa oscuridad cuando debíamos estar disfrutando de la belleza de la luna. Evitaba que pudiéramos volver a transformarnos en hombres furiosos.
Mis hermanos y yo nos miramos, con cautela. Y después a los Lowe. Nunca estuvimos de acuerdo con ellos, pero estábamos en las mismas. La promesa de Ryker tendría alguna trampa.
Ryker tiró la comida al suelo. Los hermanos Lowe se lo pelearon, hace tiempo que su orgullo dejó lugar a la necesidad de sobrevivir. La expectativa hizo rugir mi estómago. Sonaron gruñidos al otro lado del redil. Probablemente lo habían hecho para cerdos, y no teníamos espacio ni para darnos la vuelta sin golpear otro cuerpo. Aunque quisiéramos, las cadenas eran demasiado cortas. No había forma de escapar de los pensamientos de nadie, especialmente de los míos.
El viejo granjero se rio cuando nos acercó la bolsa. Mi hermano Baron mordió el saco. Por ello fue recompensado con una bota en la cara. Cayó algo de comida por la arpillera desgarrada.
—¿Te pones codicioso? Eso es todo lo os daré por salvajes.
Bien. Estaríamos hambrientos para la lucha.
—¿A quién mandamos? —preguntó mi hermano Dallas cuando Ryker se fue, con la mirada puesta en mí. Mis hermanos esperaban que yo tuviera respuestas, pero era imposible pensar con la cadena apretándome la piel del cuello. La ira y el hambre se adueñaban de mi cuerpo. Cuanto más miraba a mis hermanos, menos pensaba que podía salvarlos. No debía mostrar debilidad, especialmente con los hermanos Lowe tan cerca que la podrían oler. Nos llamaban débiles desde hace años. Nos machacarían entre lo que quedaba de sus dientes si tuvieran oportunidad.
Dallas bajó la voz para que solo nosotros cuatro pudiéramos oírlo:
—¿Vamos con velocidad o con fuerza?
Él quería que dijera velocidad. Hacía un mes que Ryker lo había emparejado con Xavier, y fue la pata de X en la garganta de Dallas la que convocó la pelea. X no había dejado de hablar de eso en todo el mes. Los dos estaban en carne viva, ensangrentados y medio muertos cuando los metieron de nuevo en el redil, encadenados, por lo que curarse bien sería un milagro. No lo llamaría exactamente una victoria, pero la venganza sería muy dulce.
Golpeé a Dallas. Todavía me dolía la pata de la pelea de la noche anterior por la comida. Ryker había arrojado pollos al corral, y la oportunidad de probar carne de verdad nos hizo babear y enseñarnos los dientes unos a otros, hermanos o no. Ryker nos trataba como ganado, planeaba sacrificarnos de otra manera.
—No importa una mierda lo que hagas —dijo Xavier, no, Major, desde el otro lado del corral. Xavier sabía que no debía hablar por su hermano—. Cada uno de nosotros por separado te puede joder.
Major había entrenado a sus hermanos para ser sanguinarios, para tomar lo que necesitaban y no mirar atrás. Buscar y destruir. Era una filosofía bastante buena, y extendida entre los hombres lobo en Sawtooth Forest.
Los Channing siempre habíamos mantenido el orden en el bosque. Durante generaciones, nuestra familia había sido la encargada de mantener la paz. Nosotros cazamos y matamos, pero no destruimos. Esta mentalidad no nos hizo populares en el clan de Sawtooth, pero daba igual lo que pensaran si estábamos muertos.
No solo nos matábamos entre nosotros, además ocultábamos nuestra verdadera naturaleza a los humanos de Granger Falls. Los hombres lobo no eran más que leyendas para ellos. Pero la estocada definitiva era que no podíamos aparearnos. Nuestras lobas habían sido vendidas al mejor postor. Y nosotros habíamos sido condenados a morir solos y olvidados.
Si alguna vez saliéramos de ahí, me aseguraría de que tuviéramos algo por lo que luchar.
—Yo me encargo de Major —gruñí, tirando de la cadena para acercarme lo más posible al alfa de los Lowe. En los últimos seis meses había conseguido hartarme con su bocaza. Disfrutaría partiéndosela—. Lucha a muerte.
Me había rebajado a su nivel, pero un tiempo en el infierno provocaba eso incluso en el lobo más fuerte.
No se puede razonar con nadie en una pelea de perros.
Archer me empujó con el hocico en la cadera.
—Quiero enfrentarme a él. —Mi hermano menor se había tomado mi nombre, Shadow 1, en serio y se convirtió en la mía en cuanto tuvo edad para alejarse de nuestra madre.
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