1. Introducción
Comencé a desarrollar la teoría pragma-dialéctica de la argumentación, junto con Rob Grotendorst, en la Universidad de Ámsterdam en la década de 1970. Nuestro interés primario era proporcionar herramientas adecuadas para incrementar la calidad del modo en que las personas justifican sus puntos de vista, así como analizar y revisar críticamente las justificaciones de los puntos de vista con que se enfrentan al comunicarse con los demás. Debido a la importancia de tales justificaciones respecto a lo que la gente cree, con quién se asocia y las cosas que hace, considerábamos que la argumentación tiene un gran significado intelectual, social y práctico. Por ello, una reflexión sistemática sobre las herramientas que permiten una producción, análisis y evaluación adecuados de la argumentación nos parecía crucial.
Pensábamos que desarrollar una teoría plena de la argumentación requería un enfoque multidisciplinario y, eventualmente (habiéndola establecido), interdisciplinario, basado en conocimientos tomados de la filosofía y la lógica, lo mismo que de la lingüística y el análisis del discurso, los estudios sobre comunicación y la psicología.1 Desde que preparamos nuestro primer manual, que daba un panorama de los diversos tipos de contribución teórica para el estudio de la argumentación,2 habíamos aprendido que en la construcción de semejante teoría global podíamos apoyarnos en los hombros de predecesores eminentes, tales como Aristóteles, Arne Naess, Rupert Crawshay-Williams y Charles Hamblin. Decidimos sacar provecho de una reflexión crítica cuidadosa sobre las propuestas teóricas hechas por ellos, desde el modelo de Toulmin y la nueva retórica hasta la dialéctica formal. Pronto descubrimos que se ganaría más al discutir con teóricos de la argumentación procedentes de las diversas comunidades de estudiosos en las que emergieron nuevas propuestas en la década de 1980, como la tradición estadounidense de estudios sobre comunicación y retórica y la comunidad de lógica informal predominantemente canadiense.
Nuestro plan maestro de desarrollar un acercamiento teórico a la argumentación implicaba avanzar paso a paso del diseño de un modelo abstracto de discurso argumentativo normativamente ideal, al estudio de los intrincados detalles de la amplia variedad de prácticas que constituyen la realidad argumentativa. Partiendo de lo más básico y luego haciendo nuestras propuestas más y más inclusivas de manera sistemática, planeamos elaborar la teoría pragma-dialéctica. Es característico del enfoque pragma-dialéctico que la argumentación se considere como dirigida a resolver una diferencia de opinión sobre la sola base de los méritos de los argumentos ofrecidos por medio de intercambios críticos de actos verbales (u otros actos comunicativos en el caso de la comunicación no verbal).3 Se estudia tanto desde una perspectiva comunicativa, inspirada por ideas pragmáticas provenientes de la teoría de actos verbales y el análisis del discurso, como desde una perspectiva crítica, inspirada por ideas dialécticas provenientes del racionalismo crítico y la lógica dialógica (Van Eemeren y Grootendorst, 1984, 2004).
En la teoría pragma-dialéctica, el tratamiento de la argumentación como proceso y como producto se unifican mediante un enfoque procedimental al discurso argumentativo.4 Simultáneamente, se conecta de manera sistemática el compromiso con una descripción empíricamente adecuada con una postura crítica hacia las prácticas argumentativas, es decir se lleva a cabo un programa de investigación que integra ideas descriptivas e ideas normativas.5 En consecuencia, el enfoque pragma-dialéctico sobre la argumentación difiere fundamentalmente no sólo de los enfoques lógicos, formales e informales, que se concentran primariamente en el tratamiento normativo de problemas de razonamiento, sino también de los enfoques, primariamente descriptivos y explicativos, del discurso argumentativo por el que optan los estudios sobre comunicación, la retórica y la lingüística. Aunque la mayoría de estos enfoques ofrecen resultados similares a los que hemos desarrollado en la pragma-dialéctica, también tienen importantes limitaciones que la pragma-dialéctica busca remediar.6
Este capítulo, que ha sido escrito especialmente a manera de introducción para el libro del que forma parte, se basa en reflexiones que hice como parte de preparar un estudio al que titulo The Making of Pragma-Dialectics [Cómo se hizo la pragma-dialéctica o bien La hechura o confección de la pragma-dialéctica]. Proporciona una visión de conjunto de algunas fases cruciales en el desarrollo de la teoría pragma-dialéctica de la argumentación y explica su ordenamiento. Como he dicho, el punto de partida es el nivel abstracto propio de un modelo ideal de cómo se conduce una discusión crítica, y desde allí la teorización se va aproximando poco a poco a las complejidades del discurso argumentativo situado que vemos en las prácticas argumentativas reales. En la sección 2 esbozo la teoría pragma-dialéctica estándar, con el modelo y las reglas de la discusión crítica, todo lo cual representa la teoría “estándar” sobre la que se basan desarrollos ulteriores. En la sección 3 describo investigaciones ulteriores cuyo fin es consolidar la teoría estándar e indico cuáles son las contribuciones que hicieron. En la sección 4 presento la teoría pragma-dialéctica “extendida” en la que se introduce la noción crucial de maniobrar estratégicamente y explico por qué esta extensión era vital para el desarrollo ulterior de la pragma-dialéctica. En la sección 5 discuto el trasfondo teórico de la investigación empírica de carácter experimental que se ha hecho sobre efectividad razonable, la cual conecta con la pragma-dialéctica extendida.7 En la sección 6 aclaro cómo es que el tratamiento teórico del maniobrar estratégico se completó al tomar en cuenta los contextos institucionalmente convencionalizados en los que tiene lugar el discurso argumentativo. En la sección 7 elucido la atención especial que la investigación en pragma-dialéctica ha prestado al discurso argumentativo que tiene lugar en tipos de actividad comunicativa que pertenecen a los dominios legal, político, médico y académico.
2. La teoría pragma-dialéctica estándar
A fin de tener mayor claridad sobre lo que implica ver el discurso argumentativo como dirigido a resolver una diferencia de opinión con base en los méritos de los argumentos presentados, Rob Grootendorst y yo desarrollamos un modelo ideal de discusión crítica (Van Eemeren y Grootendorst, 1984; Van Eemeren et al., 2014, p. 527-533). En una discusión crítica las partes intentan alcanzar acuerdo sobre lo aceptable de un punto de vista en disputa viendo si se sostiene frente a dudas críticas y otras objeciones y tomando en cuenta ciertos puntos de partida mutuamente aceptables.8 Resolver una diferencia de opinión con base en los méritos de los argumentos no solamente requiere que se ofrezca argumentación, sino también que se hagan otras jugadas argumentativas tales como presentar un punto de vista y puntos de partida. En el modelo especificamos las diversas etapas que han de distinguirse en el proceso resolutorio y los actos verbales que constituyen las jugadas argumentativas que son instrumentales en cada una de dichas etapas.
El modelo pragma-dialéctico de discusión crítica cumple funciones heurísticas y analíticas a la hora de manejar problemas de interpretación que pueden surgir cuando uno se ocupa del discurso argumentativo. Indica qué hay que buscar cuando se reconstruye el discurso argumentativo desde una perspectiva atenta a la resolución y cuál es la manera más apropiada de analizar tal discurso. El modelo también cumple una función crítica proporcionando, a través de las reglas de discusión crítica propuesta por Grootendorst y por mí, un conjunto coherente de normas para determinar en qué puntos una jugada argumentativa se desvía del curso que conduce a resolver una diferencia de opinión sobre la sola base de argumentos. Como resultado de sus funciones heurística, analítica y crítica, el modelo pragma-dialéctico de discusión crítica constituye una base adecuada para desarrollar lineamientos prácticos para un mejoramiento metódico de la calidad de las prácticas argumentativas.
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