ENCUARENTENADAS
© Savka Pollak, 2021
ISBN Edición Impresa: 978-956-9946-94-3
ISBN Edición Digital: 978-956-9946-95-0
Edición:
Espectro Ediciones
contacto@espectroediciones.cl
Producción General:
Mónica Arenas (Moyi)
Producción fotográfica:
Gonzalo Tagle
@gonzalosancheztagle
gonzalosancheztagle@gmail.com
Freddy Droguett Holzer
freddydroguett@gmail.com
Maquillaje:
Liza Pecori
@lizapecori(Instagram)
lizapecori@gmail.com
Arte y diseño de portada:
Camila Vásquez Acuña
Diagramación:
ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com info@ebookspatagonia.com
Le agradecemos la compra de este libro, ya que apoya al autor y al editor, estimulando la creatividad y permitiendo que más libros sean producidos. La reproducción total o parcial de este libro queda prohibida, salvo que se cuente con la autorización del editor.
Dedico este libro:
A todas quienes se sientan mujeres, a cada uno de los arquetipos que nos habitan y se manifiestan en la belleza de la vida.
A todas las maestras que he conocido.
A quienes han creído en mí.
A quienes no creyeron en mí, porque hicieron que inevitablemente... yo lo hiciera.
Agradezco cada dolor, cada vez que se me eriza la piel, cada vez que sueño, busco, grito, lloro, rio, respiro... cada desvelo, cada amanecer y cada atardecer que he vivido.
ÍNDICE
Encuarentenadas porque ni el covid nos quita lo calientes
El huaso
El abogado
Las notificaciones del abogado
Bien cebolla era el weón
El artista
El afortunado
El artista: dientes de rastrillo
Se dio vuelta la chaqueta
Con el disco duro lleno
Hasta el cuello con el encierro
¡Oh no! sexy woman...
Joven símbolo de Buin
La influencer @sexy_queen
Seré tu perro fiel
El fan de @sexy_queen
Sexting con @mjklein
Dime cómo acabas y te diré quién eres
Agradecimientos
Sobre la autora
ENCUARENTENADAS
PORQUE NI EL COVID NOS QUITA LO CALIENTES
Introducción, por favor, sin doble sentido.
La cuarentena despertó en mí inquietudes que me fascinan pero que no me atreví a explorar en profundidad; principalmente por tiempo e inseguridades con respecto al resultado. O sea, antes de empezar me restringía pensando en la evaluación que recibiría poniendo el foco en el resultado quedando sujeta a tantas percepciones o evaluaciones como personas leyeran mis textos. Siempre he amado escribir, tuve varios intentos de libros que he abortado por diferentes razones que me llevan de vuelta al punto de la autoexigencia y el resultado. Por otra parte se esboza una extraña y constante sensación de que no estoy suficientemente preparada; esto se junta con la imagen que supuestamente el público tiene de mí, quizás me ven en un contexto que no me permitiría explorar públicamente una fascinación personal que no he expuesto y que además toca un tema íntimo como es el erotismo.
Vayamos por partes y ordenadamente desglosando esta tragedia de creatividad y atrevimiento personal:
El cómo me ve la gente: ¿no sería eso problema de quienes me miran y no mío? ¿Por qué es tan determinante la imagen que tiene el resto de uno mismo? Uno comienza a vivir en parámetros estándar cumpliendo con lo que debemos ser y actuando de acuerdo a cómo el resto nos describe, como cumpliendo una profecía, así pasamos desapercibidos o al menos minimizamos el riesgo del juicio público. ¿Cuántos diplomados hay que tener para atreverse a hacer algo nuevo? ¿No debería ser suficiente el atrevimiento, las ganas y la pasión? Tengo claro que el entusiasmo no es sinónimo de que el material sea bueno, pero vuelvo a la subjetividad del principio: Si soy buena o no, no debería ser determinante, lo importante es que me guste lo que escribo, disfrutar el proceso y animarme generosamente a compartirlo sin expectativas. Bien idealista y romántica, pero se supone que si uno deja fluir sus inquietudes, se alinea con su propósito y da lo mejor de sí, el resultado es bueno. Al medirlo fregamos, porque donde pongamos las expectativas es donde marcaremos la diferencia y diremos que fracasamos o triunfamos. Entonces doy el paso en estas condiciones, dejándome llevar y quitando toda expectativa para poder dejar que estas líneas, palabras y frases los lleven a experimentar sensaciones, que los provoque, que prendan su propia creatividad, que abra cuestionamientos, que se les erice la piel y sientan cada relato. Finalmente mis ganas superan las miles de excusas que aparecen desviando mi atención, para mí eso ya es un éxito, tal vez el verdadero éxito.
Por otra parte, llevo un tiempo largo pololeando a distancia con la televisión y volcando mis intereses en fortalecer comunidades de mujeres. Así es como llegué a un concepto que llamo, el “entretiempo”. Lo explico: si la vida fuera un partido de fútbol, diría que hay un primer tiempo de jugadas más bien espontáneas, con compañeros de equipo, rivales y un entrenador que da instrucciones que nosotros ejecutamos para poder permanecer en el equipo. Desde ese lugar cumplimos con diferentes mandatos, la mayoría proveniente de una cultura patriarcal que ha sido dura, castradora y castigadora con las mujeres. Como sea crecemos ahogando y “encuarentenando” a quienes realmente somos para poder cumplir y pertenecer a un sistema. La aprobación construye y destruye, porque de algún modo hay que acomodarse y pertenecer; ser aceptado. Pero llega el entretiempo, muchas veces acompañado de alguna crisis que nos obliga a revisar nuestras jugadas, evaluar los aciertos y fracasos y explorar a cabalidad la balanza que nos indica qué tan felices nos sentimos. ¿Qué pasa ahora que ya cumplimos con algunos mandatos? Terminamos nuestros estudios, colegio o universidades, algunas trabajamos por períodos alternando la crianza de hijos, sobrinos, cuidado de abuelos o padres; otras que trabajamos todo el tiempo; otras vivimos lejos de nuestras familias; otras nos dedicamos de lleno a la crianza y muchas, casi todas, olvidamos nuestros sueños. Olvidamos a esa niña, a esa joven que saltaba dentro nuestro segura de lo que quería; impetuosa, casi insolente y atrevida. Finalmente terminamos durmiendo, anestesiados y domesticados para poder cumplir con exigencias que NO nos pertenecen. Pero como la vida es sabia, de alguna manera nos lleva con más madurez a ese Re-encuentro, aquí tengo una buena noticia; esa niña todavía está ahí dentro, siempre ha estado latiendo, esperando, otras arrancándose e irrumpiendo, muchas veces se asomó hasta volver a ser callada. De ella brota la creatividad el talento y la fuerza necesaria para recordarnos quienes somos, poder Re-conocernos y desde ahí lograr vernos unas a otras. Entonces, Re-nacemos en manada.
Esta cuarentena trajo más silencio externo y eso generó espacio, aparecieron los vacíos y las voces se oyeron más fuertes y claras. Mujeres y hombres despertamos, a ratos desesperados por arrancar de nosotros mismos, generando conflictos, desavenencias, problemáticas y dolores que nos alejaran de ese terror extremo que tenemos a escuchar nuestro interior. Otros nos llenamos de cursos y actividades para las que nunca antes tuvimos tiempo. Nos impusimos orden, limpieza, organización, ser profesores de los hijos e implementamos el teletrabajo con los críos en la cabeza, alternando esa ocupación con la incertidumbre de ser contagiados y el fantasma de perder nuestros trabajos.
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