Un flujo de trabajo adecuado para la fotografía digital en blanco y negro se fotografía digital en blanco y negro se fundamenta en tres fases: la toma en formato RAW, el procesado del archivo y la conversión.
VER EN BLANCO Y NEGRO
La cuestión de la visión siempre ha sido un tema fundamental para el fotógrafo. Una cosa es mirar, que como acto biológico está habilitado a todo el mundo, excepto a las personas ciegas; y otra es ver, cuya acción precisa de la voluntad cognitiva explícita para poner interés en aquello que se mira y que, además, comporta una selección específica de todo lo que se mira. Otro aspecto muy distinto a los anteriores es tener visión fotográfica, la cual comienza cuando miramos por el visor de una cámara, e interpretamos esta visión en nuestro cerebro, a través del pensamiento visual. Esta particular visión está reservada exclusivamente a los fotógrafos, porque son ellos quienes interpretan el mundo a través de sus fotografías.
Al observar el mundo, sobre todo a través del visor de nuestra cámara, solemos apreciar la belleza de las cosas, de los paisajes o de las personas, y siempre lo hacemos en color. Curiosamente nadie ve en blanco y negro, el mundo y la vida son siempre en color.
Durante mucho tiempo, la incapacidad de la fotografía para fijar y retener los colores de los elementos fotografiados, supuso la carencia de un medio que resultaba idóneo para describirlos, y consecuentemente, para muchos se convirtió en un arte mermado e incompleto. Con el tiempo, algunos fotógrafos han querido hablar de temas que se prestan mejor a la fotografía en color frente a otros temas que lo hacen a la de blanco y negro, aunque me temo que su elección se basa únicamente en razones o criterios estéticos. Nuestra experiencia visual nos ha enseñado que algunas cosas siempre deben interpretarse en color. Pero si convenimos que la fotografía es un lenguaje, una forma de expresión, deberemos aceptar también, que ni para el fotógrafo, ni para el espectador que admira sus obras, será lo mismo que éstas sean en color o en blanco y negro.
La interpretación de una misma fotografía en color o en blanco y negro aportará percepciones y sensaciones completamente diferentes.
La visión fotográfica en blanco y negro parte de la percepción e interpretación de la luz y no del color de la luz. Para ver en blanco y negro hay que buscar la abstracción del color, evitando siempre las distracciones cromáticas que a menudo puede producir el color; la subjetividad que prioriza la sencillez de las formas y las texturas; la fuerza expresiva de la luz, que aporta el contraste y la sutileza del tono; y por supuesto enfatizar en la composición, en la simplicidad para construir líneas, formas, volúmenes y perspectivas. En algunos casos, construir una imagen en blanco y negro puede ayudarnos a contextualizar el tema, a dramatizarlo, a aislarlo, a simplificarlo, pero no puedo mostrarme de acuerdo con el pensamiento de que una imagen en blanco y negro es más artística que una en color, son simplemente diferentes. No se trata de una competición entre ambas, sino de como percibimos y como interpretamos una determinada situación.
Abstraerse del color real de una escena y traducirla únicamente como matices de luz, es un ejercicio fundamental en la construcción de fotografías monocromáticas, y debemos aprender a interpretar los colores como tonos o grados de luz, para subjetivizar la escena en nuestro cerebro, utilizándola de este modo en la creación de nuestra fotografía.
Existen cuatro componentes básicos en la visión, interpretación y construcción de fotografías en blanco y negro:
LA LUZ
El fotógrafo deberá leer e interpretar la luz de cada escena que vaya a fotografiar, ya que ésta adquiere una función plástica de expresión, que otorga un significado y un carácter determinante en la calidad de nuestra fotografía.
Hablar de la luz es hacerlo también de todas sus variables, es decir, del blanco, de su opuesto el negro y de todos los tonos intermedios que existen entre ambos. Iluminación natural, artificial o mixta; frontal, lateral o cenital; cada una de ellas resultará un factor esencial en la técnica de construcción de nuestra fotografía, aportando diferentes y variadas soluciones creativas.
Físicamente la luz posee dirección y calidad. La dirección viene determinada por el lugar donde se encuentra la fuente de luz en relación a la escena, mientras que la calidad depende de la intensidad y la distancia con la que brilla dicha fuente de luz. Además, la calidad puede verse afectada por factores como las nubes, la neblina o la contaminación atmosférica, que lógicamente afectarán al resultado final. La dirección de la luz es la responsable del volumen y la textura que adquieren nuestras fotografías, mostrando u ocultando aquellos detalles que le confieren expresividad. La calidad de la luz determina la nitidez, la dureza o la suavidad de una fotografía. Una luz dura es difícil de controlar, sobre todo en fotografía digital, ya que produce un contraste elevado con sombras profundas y efectos fuertes y dramáticos, mientras que una luz suave, mucho más fácil de manejar, difumina y amplifica la uniformidad en los tonos y permite manejar el contraste con más facilidad.
La luz es la primera y máxima responsable de nuestras fotografías en blanco y negro.
EL TONO Y EL CONTRASTE
Derivados directamente de la luz, el tono y el contraste son los responsables de imprimir el carácter a nuestra fotografía, y resultan fundamentales para poder explicar a nivel visual nuestras imágenes.
El fotógrafo californiano Ansel Adams propuso en su famoso sistema de zonas, una escala tonal de 11 zonas. Un archivo de imagen digital en blanco y negro contiene 256 niveles de gris.
Entendemos por tono, el brillo de una determinada zona de la imagen, que pueda distinguirse de otras zonas más claras u oscuras de la misma imagen. Entre la zona más brillante (blanco) y la más oscura (negro) de una escena, existe una transición de tonos más o menos luminosos (grises), que constituyen la gama tonal de una fotografía en blanco y negro. Cada tono está relacionado con la luz y el color que representa; por lo tanto, cada color real de la escena se traducirá en un tono de gris en la fotografía, dependiendo de la luz que refleje y de su longitud de onda.
La relación y el equilibrio entre el contraste y la gama tonal es el gran reto de la fotografía en blanco y negro. A mayor contraste menor gama y viceversa.
El contraste nace de la alternancia entre las luces y las sombras de una escena, es decir, de la diferencia de tonos entre las distintas zonas de la imagen o del grado de densidad de luz que reflejan los objetos de dicha escena. A mayor diferencia de tonos mayor contraste y viceversa. A la diferencia o escala que existe entre el valor máximo y el valor mínimo de luminosidad se le denomina rango dinámico, y es aplicable tanto a una escena, como a una película, a un sensor o a una copia, pudiendo expandirse o contraerse, tanto en la toma como durante el procesado.
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