













En nuestro mundo global, la fotografía sigue siendo una maravillosa y eficaz forma de expresión. La fotografía en blanco y negro ha sabido mantener un lenguaje propio, que ha perdurado a lo largo de la historia.
PRESENTACIÓN
Desde su inicio, la fotografía ha vivido en un constante y permanente estado de transformación y desarrollo, que le ha permitido resistir y adaptarse a todo tipo de cambios y modas de la sociedad, manteniéndose viva y actualizada a cada periodo. Ha sido también una disciplina que, manteniendo la dualidad, se ha debatido siempre a partes iguales entre la creación, necesaria en cualquier actividad artística, y la técnica, imprescindible en este caso, y que le ha servido, además, para favorecer dichos cambios y avances.
Cuando apareció la fotografía en color, muchos vaticinaron la desaparición de la fotografía monocromática, y hoy, años más tarde, ocurre algo parecido entre la fotografía de película y la imagen electrónica. Sin embargo, la propia historia nos lleva a pensar que nada desaparecerá, como no lo han hecho tampoco las antiguas técnicas denominadas nobles, o la fotografía instantánea, las cuales no solo han sobrevivido, sino que con el tiempo han encontrando su propio espacio, y se han popularizado entre los millones de personas que han decidido expresarse a través de ellas.
Es cierto que hubo una época en la que la fotografía estaba reservada a unos pocos: sabios, artistas, intelectuales o aventureros; ellos han escrito nuestra historia. Hoy en cambio, vivimos en un entorno cada vez más saturado de imágenes, que pone en evidencia el papel primordial que la fotografía juega en nuestras vidas para la comunicación humana. La revolución digital en nuestra sociedad nos ha metido de lleno en internet y en las redes sociales; ha cambiado nuestros intereses, proporcionando materiales y tecnología que a menudo nos sobrepasan, porque en la era digital, nuestras vidas se han inundado de imágenes.
Podría parecer que algo tan antiguo como la fotografía en blanco y negro, no tendría espacio ni cabida en nuestra época; sin embargo, cada día son más los incontables adeptos de esta disciplina, y los nuevos seguidores que aparecen por el mundo. A este tipo de fotografía se le aprecian numerosos valores particulares en el campo del arte, se le atribuyen diferentes cargas emocionales que nada tienen que ver con las que ofrece la fotografía en color, y en el plano comunicativo, el lenguaje visual que aporta la psicología monocromática basada en la luz, resulta casi una abstracción de la aportación cromática del mundo.
Entender pues como articular la visión y la construcción de nuevas fotografías en blanco y negro, en una época marcada por la tecnología digital, es el propósito de este libro. A partir de una primera parte teórica, donde se exponen los conceptos básicos referidos a la toma y el procesado de archivos de imagen digital, además de algunas de las mejores técnicas de conversión monocromática y tratamiento de imagen; una segunda parte nos ofrece ejemplos prácticos de lo anteriormente expuesto, mostrando la presentación de 50 fotografías, cuidadosamente seleccionadas, a través de las que se desgrana la visión fotográfica, la construcción y la lectura visual de cada una de ellas.
El libro combina pues el texto didáctico y formativo, donde se explica profusamente y con multitud de ejemplos la técnica digital de la fotografía en blanco y negro, con la lectura visual de las imágenes que, a lo largo de los años, he conseguido a través de ella.
LA FOTOGRAFÍA DIGITAL EN BLANCO Y NEGRO
En la década de los 70 del siglo pasado, yo tenía apenas dieciséis años cuando construí mi primer laboratorio fotográfico de blanco y negro en el garaje de la casa de mis padres. En aquella época de estudiante, recuerdo haber pasado muchas horas en él, ensayando mis primeros revelados, o experimentando y aprendiendo las técnicas químicas como cualquier principiante; de hecho, hubiera sido impensable ser aficionado a la fotografía en blanco y negro y no disponer de tu propio laboratorio particular. Con la perspectiva del tiempo siempre me ha parecido una época peculiar, diferente, con un encanto y una magia especiales, que me llevaron a amar la fotografía en blanco y negro.
¡Cuánto han cambiado las cosas desde entonces! Ya no necesitamos grandes espacios, ni costosos y variados productos químicos que perjudican el medio natural; nos basta con una pequeña mesa, un ordenador y algo de software , para substituir el encanto del laboratorio químico, por la eficacia y la rapidez de la fotografía electrónica. Con la llegada de la nueva tecnología de imagen digital, todos nos preguntábamos si sería posible conseguir a través de ella, la calidad y la exquisitez a la que nos tenía acostumbrados la fotografía en blanco y negro de laboratorio. Hoy conocemos sobradamente la respuesta, y sabemos que, si bien el flujo de trabajo es diferente, tanto las técnicas de procesado y tratamiento de imagen por software , como los avances que se han producido durante los últimos años en la tecnología de impresión por inyección de tinta, han convertido la imagen digital en blanco y negro, en una maravillosa opción para la expresión fotográfica, que nada tiene que envidiar a la química de antaño.
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