Las representaciones pictóricas contienen rasgos propios de una forma de expresión cultural de grupos de cazadores y recolectores, en un contexto mayoritariamente –mas no exclusivo– de carácter natural amazónico. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.
En Chiribiquete se documentan, en particular, figuras antropomorfas, zoomorfas, antropozoomorfas, biomorfas (formas orgánicas no definidas), fitomorfas, y de seres bestiales o fantásticos (monstruosos). Se observan, además, instrumentos y artefactos, así como numerosas representaciones con diseños geométricos. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.
En términos de tipología de diseño, en Chiribiquete proponemos las siguientes categorías: a) figuras antropomorfas, b) figuras zoomorfas, c) figuras antropozoomorfas, biomorfas (formas orgánicas no definidas) y de seres bestiales o fantásticos (monstruosos), d) instrumentos y artefactos, e) figuras fitomorfas y f) diseños geométricos. Ciertamente, muchas de estas, además de ser arquetipos, son también figuras emblemáticas, es decir, son representativas e icónicas distintivas de la TCC. Lo importante aquí es entender que todo este conjunto de representaciones permite una amplia gama de escenas rituales y ceremoniales que pueden ir de simples a complejas en función de los atributos y elementos, así como las superposiciones y las características de los murales.
Antropomorfas. Figuras humanas completas o parciales, claramente identificables. En esta categoría se incluyen hombres sin cabeza, sin una pierna o sin brazos, como también manos estampadas (huellas) en casi todas las pictografías de los murales y paneles. Es frecuente encontrar abstracciones de la figura humana, mediante el uso de líneas gruesas o delgadas que forman hileras de rayitas. Son una especie de síntesis de la figura humana, por ejemplo, cuando se quiere mostrar una muchedumbre o grupos grandes de personas bailando, así como otro tipo de esquematizaciones donde un trazo sencillo representa el tronco y dos líneas en los extremos hacia arriba y hacia abajo son los brazos y las piernas. Esto se observa, sobre todo, acompañando conjuntos de imágenes humanas figurativas que se hicieron en primer plano, con la abstracción un poco más distante. Estas notorias diferencias de la representación humana en tres escalas distintas son un recurso permanente que acompaña escenas de distinta tipología especialmente, escenas de bailes, cacería o batallas.
Las representaciones humanas son muy numerosas y generalmente están asociadas a escenas rituales de empoderamiento para la caza, la guerra y actividades ceremoniales, y muy ocasionalmente a escenas sexuales. Las representaciones –geométricas, estilizadas o muy abstractas– se detallan de manera filiforme (una raya) y casi no se reconoce su carácter, de no ser por los contextos. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Las escenas de danza con armas o con ramas en las manos son muy frecuentes. En Chiribiquete la cabeza en forma de “C” es prácticamente una constante, cuando se representa como elemento principal de la escena. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Zoomorfas. Como las antropomorfas, las figuras zoomorfas son variadas y van de muy figurativas y naturalistas hasta muy esquemáticas y geométricas. En la TCC se encuentra una amplia variedad de animales del Neotrópico, donde destacan los cuadrúpedos, las aves y algunos reptiles e insectos. En términos generales, usando como muestra los 10 murales de mayor tamaño, que en total suman unas 40.000 representaciones iconográficas, se aprecia que las figuras zoomorfas más grandes y emblemáticas existentes en todos los estratos del mural son los felinos, jaguares (20,3%), seguidos de venados (17%), dantas (10%), peces (8%), chigüiros (4%), nutrias (3,4%), aves (3,1%), reptiles (1,8%), insectos (0,6%), y otros animales que representan por lo menos 15 especies diferentes y corresponden al 31% restante. Esta estimación demuestra que la figura del jaguar es, sin lugar a dudas, emblemática, constituyéndose en referente sobresaliente de muchas escenas rituales. No hemos encontrado ningún otro sitio, incluso perteneciente a la TCC por fuera de Chiribiquete, donde la iconografía felina sea tan numerosa y representativa.
Los agregados de animales figurativos son permanentes y reiterativos en los murales. Muchas representaciones aparecen sobre el lomo de un gran jaguar. En la imagen, un primate, un cérvido y un gran roedor sobre el lomo de un gran jaguar. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Los felinos son uno de los animales más representados. En una sola escena puede haber varios, siempre en forma de perfil y con sus extremidades extendidas. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Antropozoomorfas-biomorfas. Se trata de figuras de hombres animalizados y de animales humanizados, así como de otro tipo de figuras que muestran claramente rasgos humanos en alguna parte de su representación figurativa o esquematizada (por ejemplo, monstruos o figuras fantásticas). No obstante representar un porcentaje alto de los dibujos, son difíciles de individualizar porque lo que define lo “humano” en las antropomorfas y estas antropozoomorfas se mezcla en casi todas las escenas murales, al punto de que a veces parecen ser una misma representación. En este grupo clasificamos también figuras sin rasgos humanos difíciles de caracterizar, por ejemplo, cuerpos circulares con cuatro extremidades cortas que podrían ser seres vivos, pero sin una identificación clara.
Dentro de las escenas de fauna es muy frecuente la representación de animales o plantas no claramente identificables, sus híbridos y también seres que, como las tortugas y los sapos o ranas venenosas, se distinguen por elementos muy sutiles de metamorfosis. En la imagen, un par de biomorfos al lado de un cardumen de peces y de un jaguar vertical. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Animales difícilmente identificables, sin extremidades delanteras, levitan en un medio acuoso. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Fitomorfas. Figuras de plantas que corresponden aproximadamente al 12% del total de representaciones de la muestra de los murales más emblemáticos. Existe una gran variedad de figuras que demuestran la diversidad de plantas existentes y el uso que se les dio. Su presencia en el contexto pictórico demuestra su importancia cultural. Se destacan plantas en diferentes procesos de desarrollo, desde la germinación hasta la madurez, como árboles y arbustos, y también otras que son especies arbóreas y palmas plenamente desarrolladas con fruto. Incluimos en este grupo las figuras que tienen elementos vegetales presentes en las figuras humanas, por ejemplo, figuras antropomorfas o antropozoomorfas que llevan ramilletes, ramas o arbustos en las manos, muy frecuentes en figuras que danzan o bailan, o que están muy bien ataviadas con cuerpos adornados, con inhaladores y cabellos largos, probablemente chamanes. Hemos encontrado restos de muchas de estas plantas en nuestras excavaciones arqueológicas en forma de semillas y en estudios de polen antiguo que hemos adelantado. Un buen número de estas plantas formaban parte de la dieta, pero también se usaban para preparar bebidas embriagantes, venenos y alucinógenos con los que los chamanes provocaban estados alterados de conciencia en sus prácticas religiosas y rituales. Como en el caso de las representaciones zoomorfas, algunas de estas figuras fitomorfas también adquieren rasgos antropomorfos en algunos murales, así como algunos arquetipos que las convierten en emblemas de referencia.
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