Estos pasajes tienen una estructura común. Pablo describe un suceso en el que Jesús llegó a ser algo menos que su posición original, participando en la debilidad de la existencia humana (ej., Él llegó a ser “pecado,” “pobre,” “maldición”). Esta declaración es seguida por una exigencia sobre lo que los creyentes deben llegar a ser (ej., “rectos,” “ricos”) o recibir (una nueva existencia).31 De esa manera, el resultado final de ello es que los creyentes participen en lo que Cristo es. Quienes son transformados por el sacrificio de Cristo abandonan sus propios apetitos para vivir una nueva existencia moral. Ellos finalmente serán transformados a la imagen de Cristo.
Aunque esta fórmula del intercambio no aparece en todas sus cartas, el tema sí está presente. Las cartas, escritas bajo una variedad de circunstancias, reflejan las dimensiones de la teología pastoral de Pablo acerca de la transformación. En Filipenses y 1 Tesalonicenses, Pablo articula su teología pastoral a través de sus oraciones y exhortaciones, hablando muy confiadamente de la transformación de las comunidades y de la obra de Dios al perfeccionarlas en el día de Cristo. Dios produce en la comunidad “el querer como el hacer” (Filipenses 2:13) lo bueno. El capítulo 2 de este estudio examina la teología paulina de la formación cristiana y su papel en este proceso.
El capítulo 3 estudia las complicadas facetas de la teología pastoral paulina. Según Gálatas 5:17, el progreso de la comunidad no es evidente en sí mismo; Pablo se refiere a la contienda entre el querer y el hacer. A pesar del buen comienzo de la comunidad, su éxito final está en duda. A diferencia de los Filipenses, en quienes Dios “empezó una buena obra” (Filipenses 1:6), los Gálatas empezaron en el Espíritu, sólo para recaer en la carne (Gálatas 3:3). El análisis de Pablo de las dificultades y tensiones humanas que evitan la terminación de la historia son expuestas mientras Pablo aguarda con esperanza que Cristo será formado entre los Gálatas (Gálatas 4:19).
En Romanos, Pablo extiende el tema de los Gálatas, describiendo una vez más la batalla entre el querer y el hacer (Romanos 7:14-25) y la promesa de la transformación final de la comunidad de fe (Romanos 8:29; 12:2). El relato común contempla la intervención de Dios en la gran historia desde el principio (Romanos 6:1-11) y el final de esa gran historia. Mientras tanto, Pablo desafía a la comunidad a “ser transformada” anticipándose a la transformación final. El capítulo 4 de este estudio demuestra la conexión entre la teología paulina de la transformación y los objetivos del ministerio pastoral.
En las epístolas a los Corintios, Pablo describe su labor como el fundador de la comunidad con las metáforas de “plantar” y “construir” (1 Corintios 3:6-17). Con una visión alternativa de un edificio que permanece en construcción hasta el final (1 Corintios 3:10-17), Pablo confronta a los lectores de ambas cartas que han aplicado los estándares culturales de Corinto a sus conceptos de liderazgo. La tarea del líder cristiano es trabajar con Dios en la construcción de un edificio que será terminado sólo hasta el final. El capítulo 5 de este estudio analiza la teología pastoral de las cartas a los Corintios, señalando que una comunidad transformada por la cruz es el objetivo final de Pablo.
Las cartas de Pablo presuponen una historia de la existencia de la comunidad y una visión de la plenitud. Una característica importante en las cartas de Pablo es el énfasis sobre la plenitud de sus comunidades. Su trabajo pastoral es asegurar que las comunidades son transformadas a la imagen de Cristo. De esa manera la transformación es un punto focal de la teología pastoral de Pablo. El capítulo 6 señala las características constantes de la teología paulina que proporcionan las bases teológicas para el trabajo pastoral y reflejan las implicaciones hermenéuticas de nuestro apego a Pablo.
Aunque mi argumento está enmarcado exclusivamente desde las indiscutibles cartas de Pablo, las otras epístolas también presuponen la misma historia colectiva como la base para el ministerio. Tanto en Colosas como en Éfeso, la iglesia vive en el intermedio entre la obra salvadora de Cristo y la culminación de la obra de Dios. Esta “se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador” (Colosenses 3:10, cf. Efesios 4:24) y manifiesta el poder transformador de Dios como la superación de la autobúsqueda y el orgullo étnico para estar unidos en “el vínculo de la paz” (cf. Efesios 4:3). En Filemón, Pablo escribe a uno de sus conversos (Filemón) acerca de otro (Onésimo), llevando a Filemón a comprender las implicaciones comunales de la conversión y a recibir a su esclavo como a “un hermano querido” (16). Las epístolas pastorales presuponen una historia común en la que el éxito de la obra de Pablo está amenazado por la herejía. En estas cartas, como en las indiscutibles cartas de Pablo, la tarea del ministro es asegurar la fidelidad de la comunidad desde su fundación hasta el final. La teología paulina de la transformación es evidente en la instrucción ética que él le da a todos sus conversos.
La Teología Pastoral de Pablo y la Iglesia Contemporánea
La distancia histórica entre Pablo y la iglesia contemporánea, como se reconoció anteriormente, demanda que seamos cautos al emplear la teología pastoral paulina en nuestro propio tiempo. Como fundador de iglesias en un ambiente pagano, Pablo podía hablar acerca de una historia colectiva desconocida para muchas congregaciones contemporáneas. La tarea de Pablo fue formar la primera generación de conversos en una comunidad que había experimentado un nuevo comienzo; mientras que nosotros ministramos básicamente comunidades en una cultura cristiana que tiene un pequeño sentido de la brecha radical que crea una historia colectiva. No obstante, estoy convencido de que podemos unir los horizontes entre el ministerio de Pablo y el contemporáneo. La clara articulación de Pablo de su ambición pastoral proporciona el enfoque para el ministro contemporáneo que batalla con una variedad de expectativas. Su enfoque en la transformación de la comunidad es una alternativa bienvenida para nuestro propio enfoque en encontrar las necesidades individuales de los miembros de la congregación. Más aún, su llamado por una ética común y contracultural proporciona una dimensión inexistente en la concepción contemporánea del ministerio.
Para Pablo, todas las funciones y habilidades del ministro encajan dentro de una teología pastoral de la transformación.
El ministerio de Pablo tiene una ambición pastoral que es transparente en todas sus cartas. Como lo veremos en los capítulos que siguen, este ministerio no siempre es conforma a las expectativas de sus iglesias. En algunas de ellas, los objetivos pastorales están gravemente amenazados; la transformación de sus comunidades está en duda. Él nunca menciona el crecimiento numérico de sus iglesias. Sin embargo, él ofrece una coherente y firme visión de su propósito como ministro. Un cuidadoso análisis de sus cartas proporcionará la dimensión desconocida en el diálogo moderno acerca del propósito del ministerio.
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