Eduardo Consiglio - Humanos sin recursos

Здесь есть возможность читать онлайн «Eduardo Consiglio - Humanos sin recursos» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Humanos sin recursos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Humanos sin recursos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este libro es para aquellos lectores que trabajen o hayan trabajado en ámbitos corporativos, quienes identificarán en sus vivencias personales los diferentes escenarios de conflicto que plantea la obra de Consiglio. Desigualdad laboral y de género, brechas salariales, liderazgos negativos, dobles estándares, desacuerdos de metas, afectaciones psicosociales, disputas organizacionales y luchas reivindicativas son algunos de ellos. Y quienes desconocen este ámbito, a través de esta obra se adentrarán sutilmente en la crudeza del mundo empresarial.

Humanos sin recursos — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Humanos sin recursos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Esa mañana, Clara había llegado a la reunión diez minutos antes. Mientras esperaba, se puso a charlar con Elena. En ese momento, don José llamó para avisar que estaba llegando cerca del mediodía. La secretaria hablaba con su jefe por el teléfono en manos libres, mientras Clara escuchaba que él ni siquiera se acordaba de que tenía que encontrarse con ella a las diez de la mañana. Cerca del mediodía, don José ingresó a la empresa. Cuando tomaba el ascensor, todos en la oficina sabían de su llegada porque se podía oler su perfume intenso y persistente. Una muestra más de poder que él usaba como recurso para marcar su territorio. Esa era la extraña forma que tenía para comunicar su presencia al personal. Este estilo particularmente heterodoxo de comunicación lo había visto en un documental de Animal Planet . A él le fascinaban los programas de fauna. Justamente de allí conocía cómo funcionaba la comunicación entre los lobos. Él no dejaba de sorprenderse con la muestra de poder que los animales tenían cuando orinaban, defecaban y se restregaban contra los árboles para marcar su territorio. Esos programas también lo instruían sobre la organización de los leones y cómo las hembras trabajaban cazando mientras el macho protegía su territorio de otros depredadores. Ese modelo de organización salvaje era el que intentaba aplicar en su empresa. Para él, todo eso era percibido como una gran muestra de liderazgo y poder. Tales comportamientos salvajes eran los argumentos que le permitían jactarse de haber aprendido todo sobre management , simplemente observando cómo funcionaba el reino animal. En su despacho, se podía ver lo obsesionado y meticulosamente ordenado que era. Las paredes de la sala se encontraban finamente pintadas de un color beige suave, entonado con el color roble oscuro de su escritorio y con su enorme sillón de cuero negro. En la pared colgaba el cuadro de un pintor famoso por el que había pagado mucho dinero y de cuyo autor nunca recordaba el nombre. A la derecha se podía ver una placa de bronce, con el logotipo de la empresa, que debajo tenía escrito el lema corporativo que rezaba: «Estás acá porque sos el mejor». Sus empleados solían hacer bromas afirmando que ese lema se le debía haber ocurrido una mañana, mientras se perfumaba mirándose al espejo. Al costado de su sillón había una biblioteca con algunos títulos, entre los cuales asomaba El príncipe , de Nicolás Maquiavelo, forrado en cuero marrón y letras doradas. Sobre su escritorio tenía fotos familiares, algunas chucherías compradas durante sus viajes por el mundo y una notebook Mac de última generación que nunca usaba.

Ese miércoles llegó a la reunión dos horas tarde. Allí lo estaba esperando Clara, venida especialmente desde la Patagonia. Para esa reunión, llevaba una carpeta prolijamente armada con los datos y números que quería mostrarle. Su región parecía ser la más productiva debido al gran trabajo de su equipo.

Durante el último año, ella había sido abuela de su primera nieta Sofía. Esta circunstancia le permitía enfocarse en lo verdaderamente importante.

Después de forzar una espera paciente de más de dos horas, don José entró a su despacho y saludó a Clara con las formalidades típicas, sin recordar felicitarla por su reciente condición de abuela. Una vez allí, comenzaron la reunión a las doce y treinta. Ella esperaba algún comentario o disculpa de su parte por haber llegado tarde; sin embargo, él no se dio por aludido. Quienes lo conocían sabían que jamás pedía disculpas y mucho menos a un empleado. Habitualmente estaba acostumbrado a llegar tarde a cualquier reunión y, cuando lo hacía, decía sarcásticamente que «la espera estaba incluida en el sueldo que les pagaba». Al comienzo de la charla se trataron temas de clientes y de los altos costos que tenían las sedes. Ella tenía lista su carpeta con detalles de ingresos y rentabilidad de su región. A él le gustaba usar la estrategia de comenzar las reuniones «golpeando» para bajar expectativas y marcar su territorio, quitando toda posibilidad de reclamo salarial o de comisiones que pudieran hacerle. Don José siempre hablaba de la ineficiencia operativa que terminaba impactando en la rentabilidad del negocio. Para él, la gente era un «gasto permanente que tenía que bajar»; esta era otra de sus frases de cabecera que repetía y que habitualmente y, sin ningún tipo de cortesía, la usaba para iniciar o terminar sus monólogos. Sus palabras solían expresar lo más oscuro de sus pensamientos, porque hablaba sin cuidado ni contención. Sus ninguneos y malos tratos lo ponían muy lejos de ser una persona empática. Estas características estaban alineadas con sus formas de gestionar mediante un estilo duro y vertical que siempre le había dado buen resultado para que las relaciones humanas dentro de su empresa fueran tan paupérrimas como él deseara.

«Yo soy el que la tiene más larga»

En su papel gerencial, Clara era reconocida por ser una mujer respetuosa con un alto nivel de empatía, comunicación y escucha. Todas estas virtudes eran profundamente valoradas y reconocidas por su equipo de trabajo. Y allí estaba ella, sola y expectante, esperando que su jefe le dijera por qué la había citado. Sobre su falda tenía una pequeña valija de mano con todos los datos pormenorizados y detalles financieros. Solo había que esperar el momento oportuno para mostrárselos, teniendo el cuidado de no contradecirlo ni poner en duda la veracidad de sus palabras, porque Clara sabía que, en algún momento, él terminaría diciendo que «en su empresa, era él quien la tenía más larga». Frase que utilizaba frecuentemente para concluir cualquier discusión.

En ese momento, para entrar en tema, quiso dar una señal amigable y comenzó diciéndole:

—¡Felicitaciones, don José! Supongo que todos los cambios que comenzaron en nuestra empresa son méritos de Verónica. ¡Qué bueno que ella pueda poner en práctica tantos años de estudios en el exterior!

Él, sin prestar la menor atención a su comentario, empezó su soliloquio de esos que tanto le gustaban, sin otorgar la mínima posibilidad de intercambiar palabras o ideas:

—Clarita, el motivo por el que te cité es porque quiero que te reúnas con Betty para que inicies tus trámites jubilatorios; ya estás con la edad necesaria para quedarte en tu casa. Quiero agradecerte por todos estos años de servicio, pero, como te dije, decidí que nuestra empresa tiene que renovarse. Para que te quedes tranquila, también le pedí a Recursos Humanos que te incorpore dentro del plan de retiro para todas las personas mayores que están en edad de jubilarse.

Clara había ido con otras expectativas a esa reunión, sin imaginar que, finalmente, la conversación tomaría ese camino. Todo era inusual y, en ese momento, tomó conciencia de su edad. Ahora, por esas extrañas cosas de la vida en la que ella se sentía en su mejor momento para aportar conocimientos y experiencia, él le estaba diciendo que tenía que jubilarse: la estaba desechando por considerarla «vieja», como si su edad fuese la imagen de un espejo que él no quería ver. A partir de ese momento, cada segundo de esa reunión se fue haciendo interminable.

Sin darse cuenta, ella comenzó a respirar profundamente, mientras procesaba toda la información que estaba recibiendo. Tras recuperarse del impacto, manifestó irónicamente:

—Don José, sabe que no me lo imagino jubilado. ¿Lo pensó bien? Usted todavía es joven y tiene mucho para darle a la empresa. —Él pareció sentirse molesto con ese comentario y Clara, con gran placer, se dio cuenta de que, con mucha dignidad, le estaba devolviendo el maltrato verbal al que García la estaba sometiendo. Entre tanto, ella continuó con una nueva dosis de sarcasmo—: Entonces, por lo que entiendo, ¿la empresa está preparando un plan de retiro para quienes nos vamos a jubilar? Conociendo su generosidad, supongo que hay algún tipo de gratificación especial para los «viejos» que le hemos dedicado los mejores años de nuestra vida al Centro de Consolidación.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Humanos sin recursos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Humanos sin recursos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Humanos sin recursos»

Обсуждение, отзывы о книге «Humanos sin recursos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x