BIBLIOTECA JAVIER COY D’ESTUDIS NORD-AMERICANS
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DIRECTORA
Carme Manuel
(Universitat de València)
Ecoxicanismo: autoras chicanas y justicia medioambiental
© Maite Aperribay Bermejo
El presente trabajo se ha realizado bajo el auspicio
del grupo de investigación REWEST, de la Universidad del País Vasco UPV/EHU,
y ha sido financiado por el Gobierno Vasco (IT1026-16) y por el Ministerio de
Ciencia, Innovación y Universidades (PGC2018-094659-B-C21).
1ª edición de 2021
Reservados todos los derechos
Prohibida su reproducción total o parcial
ISBN: 978-84-9134-847-4
ISBN: 978-84-9134-848-1 (ePub)
ISBN: 978-84-9134-849-8 (PDF)
Imagen de la cubierta: Sophia de Vera Höltz
Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
Publicacions de la Universitat de València
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publicacions@uv.es
Edición digital
A mi familia , en especial a mis padres y mi hermana
Índice
Introducción
Ecofeminismo y justicia medioambiental en la literatura chicana
So Far from God (Ana Castillo, 1993): el Bildungsroman como herramienta para el empoderamiento
Cactus Blood (Lucha Corpi, 1995): la novela negra como instrumento para la lucha por la justicia social y medioambiental
Under the Feet of Jesus (Helena María Viramontes, 1995): resiliencia y visibilización del campesinado chicano
Heroes and Saints (Cherríe Moraga, 1994): voces chicanas subversivas
Watsonville: Some Place Not Here (Cherríe Moraga, 1996): la voz de los silenciados
Conclusiones
Anexo. The Principles of the Environmental Justice
Bibliografía
Sé el cambio que quieres para el mundo.
(palabras atribuidas a Ghandi)
I WILL BE A HUMMINGBIRD
The story of the hummingbird is about this huge forest being consumed by a fire. All the animals in the forest come out and they are transfixed as they watch the forest burning and they feel very overwhelmed, very powerless, except this little hummingbird. It says, “I’m going to do something about the fire!” So it flies to the nearest stream and takes a drop of water. It puts it on the fire, and goes up and down, up and down, up and down, as fast as it can.
In the meantime all the other animals, much bigger animals like the elephant with a big trunk that could bring much more water, they are standing there helpless. And they are saying to the hummingbird, “What do you think you can do? You are too little. This fire is too big. Your wings are too little and your beak is so small that you can only bring a small drop of water at a time.”
But as they continue to discourage it, it turns to them without wasting any time and it tells them, “I am doing the best I can.”
And that to me is what all of us should do. We should always be like a hummingbird. I may be insignificant, but I certainly don’t want to be like the animals watching the planet goes down the drain. I will be a hummingbird, I will do the best I can.
(Maathai)
Introducción
El porvenir pertenece a la no violencia, a la conciliación de las diferentes culturas.
(Hessel 41)
En un mundo como el nuestro, superpoblado y sobreexplotado, es necesario un cambio de hábitos en el modo de consumir y de vivir. La actual crisis económica evidencia la “profunda crisis de la civilización patriarcal capitalista occidental” (Mies y Shiva, Ecofeminismo 34). Nuestro sistema económico parece dirigirnos a la acumulación de riquezas, dejando de lado el cuidado de la vida y de la naturaleza, y, en consecuencia, nuestra crisis es, además de socioeconómica, sanitaria y medioambiental. En el siglo XXI seguimos sin haber avanzado casi nada en determinados aspectos: agencias de calificación prácticamente deciden el destino de la economía mundial, marcando quién es el más poderoso o decidiendo qué economías quedan relegadas a un segundo o tercer nivel. La desigualdad socioeconómica sigue marcando una gran diferencia entre el Norte y el Sur, pero hoy en día, dentro del propio Norte o “Primer Mundo” existe una desigualdad cada vez más agravada por la crisis económica.
La sociedad actual reclama un cambio político, económico y, sobre todo, social. Movimientos como el 15-M y otros abogaban y abogan por conseguir una sociedad mejor, más participativa y justa. El 15-M o los Indignados reciben su nombre de la obra ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, con la que comparten determinadas ideas: “apelamos a las jóvenes generaciones a dar vida y transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. … Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no pueden claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia” (25-26). Estos movimientos ciudadanos tienen por objetivo lograr un mundo mejor y luchan por un cambio activo, participativo y justo, para alcanzar una democracia real o de base. Mientras en el Sur se lucha por conseguir nuevos derechos, en el Norte se lucha en contra de los recortes de dichos derechos. En cualquier caso, estos movimientos son el reflejo de la lucha universal por los derechos humanos.
Las desigualdades Norte-Sur, al igual que la de género, también se reflejan en la esfera sanitaria y medioambiental. No cabe duda de que la contaminación de la naturaleza guarda relación directa con muchas enfermedades. Somos responsables directa o indirectamente de, entre otros, explosiones en reactores nucleares (Chernóbil, Fukushima), de vertidos de lodo tóxico en Hungría, y de vertidos de fuel al mar (Prestige, BP): “Los riesgos medioambientales son mayores para las mujeres de barrios populares con fábricas contaminantes y vertederos, para las trabajadoras de ciertos sectores industriales y de la agricultura que emplea agrotóxicos. También lo son para las habitantes más humildes de los países empobrecidos” (Puleo, “Ecofeminismo: la Perspectiva de Género” 2). La huella del ser humano es innegable en cualquier invasión y contaminación, sea de nuestros cuerpos como de nuestro entorno. Somos parte activa en lo que a la degradación de la naturaleza se refiere: destruimos, construimos y consumimos sin miramientos. Muchos desastres naturales están relacionados con la actividad económica e industrial: la industria, la producción, el consumo o el transporte, que permiten nuestro “progreso”, producen una enorme contaminación. A esta contaminación y maltrato a la naturaleza hay que añadirle los cuantiosos desperdicios que generamos, y que no somos capaces ni de reducir, ni de reutilizar, ni de reciclar. Los residuos que tiramos sin miramientos han creado grandes manchas de plástico que flotan en el océano Pacífico y que provocan estragos entre la fauna marina (García 2018). La diferencia Norte-Sur es abismal, y el afán de crecimiento del Primer Mundo y la explotación del Tercer Mundo están directamente relacionados. Prueba de ello es, por ejemplo, que, pese a las prohibiciones, países subdesarrollados como China, India, Nigeria, Pakistán o Ghana se hayan convertido en vertederos de hasta el 80% de la basura electrónica generada por EE. UU., Japón o la Unión Europea (Urbina Joiro, 40).
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