Rafael Martí de Viciana - Martí de Viciana - Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino

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Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino: краткое содержание, описание и аннотация

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En esta parte de su Crónica, editada el 1564, Martí de Viciana, doctorado en Derecho en Valencia, notario de la corte del alcalde y justicia de Burriana, elabora una descripción topográfica de las poblaciones valencianas. El historiador escribió su obra en catalán, pese a que la publicó en castellano. Se trata de uno de los testigos más importantes de la época de las Germanías.

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Quando el príncipe lo supo, se maravilló dello y acceptó la talla. Entonces, el don Bertrán embió cartas a sus deudos y amigos. Y aquéllos, de presto, le acudieron con embiarle sus criados con poderes para se obligar y empeñar los sellos de las armas propias de cada uno dellos, y depositarlos en poder del príncipe de Gales por la cantidad del dinero que don Bertrán concertaría. Este empeñar de sellos fue havida por la mayor obligación que cavallero o varón de linage puede dar, porque dizen ellos que empeñar el sello es empeñar su nombre y armas, en que consiste la principal honor del cavallero. Y, por ende el príncipe se contentó de la obligación y empeñamiento de los sellos, por tenerla por más segura de todas las obligaciones que cavalleros pueden hazer. Y assí el don Bertrán assentó con el príncipe cada sello de aquellos por quanta cantía se le empeñava e dentro qué término se havía de pagar. Y concluido el negocio, don Bertrán fue delibrado.

Partióse don Bertrán de Bordeus, y caminando por sus jornadas llegó a París, donde fue ha visitar a su señor, el christianíssimo don Carlos, rey de Francia, 46al qual, el rey de Francia, con mucho amor y plazer rescibió, preguntándole de su prisión y del rescate y de todo lo que passó con el príncipe de Gales. Entonces, el rey de Francia le dixo:

— Don Bertrán de Claquí, pues havéis sido tan cuerdo y honrado en el tratar de vuestro rescate, yo mando que por mi thesorero se libren al príncipe de Gales los cient mil francos de oro y que se dessempeñen los sellos y se tornen a vuestros parientes y amigos. E más, mando que se os den treinta mil francos de oro para apercebiros a la guerra.

Y assí el príncipe fue pagado y los cavalleros ganaron honra por la obligación; || 5vdon Bertrán de Claquí ganó por su honor renombre de gloriosa fama y el rey de Francia ganó por su magnanimidad obligación de servicio. Y el don Bertrán, en las guerras que suscedieron, no perdió pues honra, y con despojos de los ingleses y castellanos recobró duble el rescate.

El rey don Enrique, después de la rota de la batalla, se passó en Francia, y rehizo su exército y tornó para Castilla. Y después de salido el don Bertrán de Claquí de la prisión, hizo quinientas lanças y se vino para Castilla por valer al rey don Enrique, al qual el rey le hizo merced del condado de Trastámara. E siguiendo la jornada de la guerra, un miércoles a 14 de março del año 1369, el rey don Enrique, por consejo del don Bertrán de Claquí, dio la batalla de asalto al rey don Pedro. Y rompido que fue el rey don Pedro, se fue huyendo ha más andar para el castillo de Montiel, confiando de ciertas compañías de cavallos y infantería que le havían de acudir, lo que todo fue en vano, porque en saber la rota de la batalla, los que havían de venir más se le alexavan. El rey don Enrique, pues tenía encerrado en el castillo de Montiel al rey don Pedro, mandó hazer muro de piedra que le cercasse, porque no se pudiesse ir el rey don Pedro. E como el rey don Pedro se vido cercado en Montiel, sin provisiones ni mantenimientos para comer ni bever, pensó de embiar de noche a Men Rodríguez de Senabria, cavallero de su casa, a don Bertrán de Claquí, encomendándole el negocio que luego se dirá y es que el Men Rodríguez dixo al don Bertrán de Claquí que, pues era cavallero acostumbrado de hazer hazañas de nobles y buenos hechos, que el rey don Pedro le rogava que le ayudasse en ponerle en salvo y seguro, y no permitiesse que huviesse assí de morir; e que le prometía dar a Soria, Almaçán, Atiença, Montagudo, Deça y Morón // por juro de heredad, para él y a quien quisiere, e dosientas mil doblas castellanas de oro. 47El don Bertrán de Claquí respondió:

— Amigo Men Rodríguez, vós bien sabéis que yo soy cavallero, y condestable y vassallo natural de mi señor, el rey de Francia, e por su mandado he venido ha servir al rey don Enrique, y que el rey don Pedro tiene la parte y es aliado con el rey de Inglaterra, especialmente contra el rey de Francia, mi señor. E que aquí estoy con el rey don Enrique a sus gajes y sueldo, e que, por ende no puedo hazer cosa que no sea ha su honra y servicio, ni vós me lo devéis aconsejar.

Y assí se bolvió el Men Rodríguez sin concluir en el negocio que truxo. El rey don Pedro, cercado en Montiel, amedrantado de su enemigo, nescessitado de mantenimientos, desconfiado de los suyos he confiado más de lo que devía de Men Rodríguez, una noche se aventuró a salir del castillo ensima de un cavallo, y en su compañía don Fernando de Castro, Diego Gonçales de Oviedo y Men Rodríguez de Senabria. Y se entró en la posada de don Bertrán y se apeó del cavallo diziendo:

— Don Bertrán, cavalgad que tiempo es que vamos.

E don Bertrán se maravilló mucho de verle. Y en esto entró el rey don Enrique y travó del rey don Pedro, y con una daga le mató a 23 de março año de 1369. 48

Aquí se ha de notar la fin y muerte de este rey desventurado, pues mató tantos que no se lo merescían; porque en Talavera de la Reina mandó matar a doña Leonor de Guzmán, madre del rey don Enrique; en Burgos, a Garcilaso de la Vega, adelantado mayor de Castilla; en Aguilar, a don Alonso Fernández Coronel y a Juan Alonso Carrillo, Pero Coronel, don Juan Gonçales Daça, Ponce Días de Quesada, Rodrigo Yáñez de Biedma, muy principales || 6cavalleros. Y mandó derribar los muros de Aguilar. Depositó del maestrazgo de Calatrava a don Juan Núñez de Prado y dio el maestrazgo a don Diego García de Padilla. Y después mandó matar al don Juan Núñez de Prado en el alcáçar de Maqueda, donde le tenía preso. Casó este rey don Pedro con doña Blanca de Borbón, y siendo la reina biva casó con doña Juana de Castro. Depositó del maestrasgo de Sanctiago a don Fadrique, su hermano, y dio el maestrasgo a don Juan García de Villagera, hermano de doña María de Padilla. Mandó matar a don Juan Alonso, señor de Alburquerque, por medio de un médico, que por dar medicina curativa le dio xarave entoxicado. En la semana de Ramos mandó matar a don Pero Roíz de Villegas, adelantado mayor de Castilla, y a Sancho Roíz de Rojas y a Martín Díaz, escudero del Pero Roíz. En Toledo mandó matar a Fernán Sánchez de Rojas y Alonso Gómez, comendador mayor de Ottos, de la orden de Calatrava, e veintedós hombres ciudadanos honrados del común de la ciudad. En el alcáçar de Sevilla mató a don Fadrique, su hermano, maestre [de] Sanctiago; a Sánchez Roíz de Villegas, camarero del maestre, y a seis otros cavalleros. Mató en Bilbao de Vizcaya a su primo, el infante don Juan. Mandó matar a la reina doña Leonor, hermana del rey don Alonso, su padre, y madre del infante don Fernando de Aragón, marqués de Tortosa y señor de Albarrazín. En Sevilla mató a doña Juana, muger del conde don Tello, su hermano. En Xerez mandó matar a su muger, la reina doña Blanca de Borbón, y a || doña Isabel de Lara, hija del infante don Juan que antes havía muerto en Bilbao. En Carmona mandó matar a don Pedro y a don Juan, sus hermanos, hijos del rey don Alonso y de doña Leonor de Guzmán. Mató a Peralvárez Osorio, adelantado de León, y al arcidiano don Diego Arias Maldonado. En Sevilla mató a don Pero Núñez de Guzmán. Día de sant Pedro mató al arçobispo de Sanctiago y a Perálvarez, dehán de Sanctiago.

Fue tan cruel este rey don Pedro, según se escrive en su propia chrónica, que no perdonava al ecclesiástico, pariente ni amigo, varón ni muger, viejo ni moço. Y assí no havía de faltar el justo juizio de Dios y la palabra del sancto Evangelio que dize: «Qual hizieres tal rescibieres», 49como se cumplió quando le mató don Enrique, su hermano natural, en Muntiel, después de haverle rompido en el campo y encerrado en la fuerfa. E porque si algunos quisieren culpar a don Bertrán de Claquí porque no salvó al rey don Pedro, pues se le vino a meter por las puertas de su estancia, a sus pretenciones respondemos con lo que antes diximos, y que a Men Rodríguez de Senabria el don Bertrán respondió como buen cavallero y no le dixo palabra alguna de confiança, y si el rey don Pedro, turbado por su peccado o por la confiança imaginada, se vino a la estancia del don Beltrán a cavallo y armado con los tres cavalleros que antes diximos, el don Bertrán no le rescibió, ni hospedó ni saludó, ni aun le respondió ni le mató, sino que por vengança de sus malas obras y por la clamor de sangres de tantos innocentes, permitió Dios que los ojos del entendimiento se le encegaron, y propusso de confiar de su enemigo sin merescerlo, para que su crueldad del todo acabasse. E por || 6vventura si culpa alguna a persona se puede atribuir sería a Men Rodríguez de Senabria, al qual el rey don Enrique, después de la muerte del rey don Pedro, hizo merced en Galizia de dos lugares, que son: Alares y Marmanda, en tenencia y a Coimbra por juro de heredad. Otros huvo que no creyeron que Men Rodríguez lo hiziera, porque era buen cavallero. En fin, daremos por inmunes a todos sino es al muerto, pues que lo devía y se lo procuró. E para concluir en esto diremos que no hay consejo contra el Señor.

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