Finalmente, no puedo cerrar esta corta misiva sin agradecer a mi familia —aunque muchos de los anteriores podrían ser incluidos en este rubro—, porque ella fue artífice de todo lo que soy y lo que hago. Mis padres (Fabio y Liliana), mi hermana (Ana María), mi abuela (Inés) y mi tía (Gloria) quienes ya vienen aguantándome hace tres décadas, y mi compañera (Lina María) quien, a su propio riesgo, asumió dicha labor desde hace un lustro y ha sido, además, lectora incansable y crítica salvaje. (Sin dejar de lado a mi familia de acogida en Mississauga: Carlos Mario, Zara, Camilo y Laura). A todos ellos, y a aquellos cuyo nombre no aparece en estas páginas, pero sí en mi vida, muchas gracias por hacer del mundo un lugar más agradable.
SIGLAS Y ACRÓNIMOS
Agencia Estadounidense Internacional para el Desarrollo |
Usaid |
Banco Interamericano de Desarrollo |
BID |
Banco Mundial |
BM |
Centro de Atención Inmediata |
CAI |
Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo |
C4 |
Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana |
CEACSC |
Centro de Estudios sobre Derecho y Justicia y Sociedad |
DeJusticia |
Centro de Estudios Sobre Seguridad y Drogas |
CESED |
Centro de Traslado por Protección |
CTP |
Comité de Renovación Urbana |
CRU |
Confederación Africana de Fútbol |
CAF |
Confederación Asiática de Fútbol |
AFC |
Confederación de Norteamérica, |
|
Centroamérica y el Caribe de Fútbol |
Concacaf |
Confederación Oceánica de Fútbol |
OFC |
Confederación Sudamericana de Fútbol |
Conmebol |
Consejo Nacional de Política Económica y Social |
Conpes |
Corporación Excelencia para la Justicia |
CEJ |
Corte Constitucional |
CC |
Corte Suprema de Justicia |
CSJ |
Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público |
Dadep |
Departamento Administrativo de Seguridad |
DAS |
Departamento Administrativo Nacional de Estadística |
DANE |
Ejército de liberación Nacional |
ELN |
Empresa de Renovación Urbana |
ERU |
Estado de cosas inconstitucional |
ECI |
Federación Internacional de Fútbol Asociado |
FIFA |
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia |
FARC |
Fundación Ideas para la Paz |
FIP |
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario |
Inpec |
Mecanismos Alternativos de Resolución de Conflictos |
MARC |
Ministerio de Defensa |
Mindefensa |
Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes |
MNVCC |
Movimiento 19 de Abril |
M-19 |
Oficina de Análisis de Información y Estudios Estratégicos |
OAIEE |
Organización de las Naciones Unidas |
ONU |
Plan de Ordenamiento Territorial |
POT |
Proyecto de Apoyo Institucional al Sistema |
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Penal Colombiano |
Forsispen |
Renovación Urbana |
RU |
Sistema Único de Información sobre Violencia y Delincuencia |
SUIVD |
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones |
TIC |
Unidad Administrativa de Servicios Públicos |
UASP |
Unidad Permanente de Justicia |
UPJ |
Unidades de Planeamiento Zonal |
UPZ |
Unidades de Reacción Inmediata |
URI |
Unión Europea de Fútbol Asociado |
UEFA |
Vivienda de Interés Prioritario |
VIP |
PRÓLOGO
LA CIUDAD SANA
Por detrás de los dispositivos disciplinarios se lee la obsesión de los “contagios”, de la peste, de las revueltas, de los crímenes, de la vagancia, de las deserciones, de los individuos que aparecen y desaparecen, viven y mueren en el desorden 1.
Mientras escribo este prólogo —marzo 17 de 2020— me encuentro autoconfinado en mi casa junto con mi esposa, mi hijo de 17 meses y mis padres de 72 y 80 años. El fin de semana anterior fui a buscar a mis padres a la ciudad en la que actualmente viven para llevarlos a una casa en medio de la montaña, temiendo su exposición al contagio del covid-19, que según los datos recogidos hasta ahora puede resultar mortal para las personas que se encuentren en ese grupo etario y con ciertas condiciones previas. Ellos viven en una ciudad intermedia, de 200 mil habitantes, a escasos 20 kilómetros de la capital, en donde la mayoría de ellos trabaja o estudia para volver tarde en la noche a dormir en sus casas. Aunque apenas hoy se detectó el primer caso en esta ciudad, la rutina de la vida diaria apenas se ha perturbado, en una suerte de tensa calma antes de la tempestad de la pandemia.
En la medida en que es una ciudad de trabajadores, el desabastecimiento —hasta ahora— no se evidencia en las estanterías vacías de los supermercados que exhiben el agotamiento de bienes, el exceso del consumo y la insolidaridad de la acumulación. Los defectos del sistema capitalista expresados en un instante. Con todo, los tapabocas y el gel antibacterial se han convertido en bienes preciosos y muy escasos. Después de abastecernos abandonamos la ciudad observando a través de las ventanas del carro las muchas personas que todavía están en la calle con tapabocas, otras saliendo de misa y los buses intermunicipales atiborrados de pasajeros que se dirigen a Bogotá. La llegada inevitable de la pandemia transforma a una velocidad inusitada la realidad de la vida cotidiana y los paisajes urbanos usuales se van moldeando con la brutal pincelada del contagio.
Hasta hoy se han detectado 65 casos en Colombia, 180.159 en el mundo y 7.103 muertes 2. El miedo a ser transmisor de muerte, unido a la velocidad y facilidad del contagio, ha moldeado respuestas individuales y colectivas hasta hace poco inimaginables. Ciudades y provincias enteras confinadas. El confinamiento de los 60 millones de personas que habitan la provincia china de Hubei, así como el cierre completo de un país como Italia 3, muestran poderosamente las distintas escalas del encierro: confinamiento en sus casas, en sus ciudades, en su Estado. El cierre de fronteras ha revitalizado los poderes soberanos del que se creía un Estado-nación fragmentado por los efectos desterritorializadores de la globalización 4. Esta nosopolítica 5global otorga poderes a los gobiernos sobre el espacio y los cuerpos que resultarían impensables en la apacible —pero al mismo tiempo violenta— cotidianidad de las ciudades cosmopolitas celebradas por la era de la globalización. A escala del gobierno nacional, se penaliza a aquel que salga a la calle, se prohíben las reuniones y se suspende la vida cotidiana, desde los eventos deportivos hasta la disciplina diaria de los colegios y las universidades. El toque de queda aparece nuevamente en la escena del control social. Quizá en esto la muy criticada —tal vez por aludir a la “invención de la epidemia” — lectura de Agamben sobre el reemplazo del estado de excepción por el estado pandémico como sueño totalitario tenga mucho de razón. El covid-19 es a la ciudad global lo que la peste fue a la emergencia del panoptismo narrado por Foucault.
Es todavía pronto para establecer con certeza —si es que esto ha sido alguna vez posible— los efectos de esta pandemia global en los cimientos de las sociedades en la era de la globalización. Como bien lo señala Žižek 6, los golpes de la pandemia a nuestra vida cotidiana pueden llevar a una transformación definitiva del esquema capitalista, a la reinvención del comunismo y a profundizar la virtualización de las relaciones sociales. La pandemia ha logrado lo que no han conseguido años de movilización ambiental global: reducir las emisiones de gases con efecto invernadero 7. Al mismo tiempo, la liquidez, como condición de fluidez y velocidad de las sociedades contemporáneas según Bauman 8, se puede convertir en un caudaloso torrente donde la presencia física es potencialmente mortífera. Por ello Žižek se pregunta si estaremos seguros en la casi inevitable realidad virtual a la que nos empuja el covid-19.
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