SECUESTRO
Cuando la muerte acecha
Orlando E. Padrón O.
SECUESTRO
Cuando la muerte acecha
El rescate de Wilson Ramos
El secuestro de Simplicio Hernández (Picho)
Caracas, 2021
© Araca Editores, 2021
aracaeditores@gmail.com
@aracaeditores
Diseño de cubierta: Felgris Araca
Diagramación: José Ruiz
Corrección: Elizabeth Haslam
Caracas, Venezuela
ISBN: 978-980-7412-89-6
Depósito Legal: DC2021001808
Dedicatoria
Gracias al Dios de mis padres por haberme dado a Delia Rosa, mi madre querida, quien aún me da sus sabios consejos en los asuntos de la vida, y a mi sargento mayor Efraín Padrón, mi padre, quien desde la eternidad me acompaña cada día en mis pensamientos con sus sabias palabras, tan maravillosos seres quienes me enseñaron los conceptos de justicia y discernimiento desde temprana edad.
Gracias igualmente a quienes me han ayudado y animado a seguir adelante por este nuevo camino de la escritura, gratificante en lo espiritual. A todos los bendigo, y les estoy muy agradecido por haberme dado las razones suficientes para luchar y continuar intentando desarrollarme profesional y espiritualmente en aras de la protección del prójimo; por ustedes es que me atreví a escribir este libro.
Tabla de contenidos
Mi comisión y la corrupción en la Fiscalía ............................ |
15 |
El secuestro de Wilson .............................................................. |
35 |
Cautiverio ................................................................................... |
45 |
El rescate de Wilson .................................................................. |
57 |
El proceso ................................................................................... |
85 |
El secuestro en Venezuela ........................................................ |
99 |
El secuestro como fenómeno mundial ................................... |
117 |
Recomendaciones , no sea víctima de secuestradores .......... |
133 |
Introducción
Hablar de un secuestro en Venezuela es como referirse a una aguja en un pajar. Muchos son los casos en los cuales un familiar, un amigo, amiga o un conocido ha sido secuestrado. Algunas de estas personas han logrado regresar a sus hogares sanos y salvo, retomar sus vidas, continuar con sus obligaciones y demás quehaceres del día a día; otras, por el contrario, no lo han logrado, aún sus familiares esperan por ellos, es como una historia sin fin, la eterna y dolorosa espera.
Elegí escribir del tema del secuestro y, en especial, del caso de Wilson Ramos, porque fui uno de los protagonistas de su resolución, y deseo transmitir esperanza, una luz al final del túnel que ilumine la oscuridad en la que puedan estar muchas personas que pasan por tan lamentable situación. Pretendo dar repuestas a muchas interrogantes, quizás no pueda con todas, pero sí con aquellas relevantes que a todos nos interesa saber con el fin de evitar caer en las manos de hombres y mujeres inescrupulosos que negocian con la libertad y la vida de las personas.
Como Fiscal Nacional del Ministerio Público, el último de los cargos que desempeñé en esta institución, hasta ahora, me tocó estar al frente de la investigación del secuestro y posterior rescate de Wilson Ramos, quien estuvo acechado por la muerte y en el infierno del cautiverio. Haber experimentado aquellos momentos de tensión fue una experiencia que me reforzó mi confianza en lo que venía haciendo: trabajar por la justicia, por la paz social, perseguir a los criminales y, en el presente caso, obtener la satisfacción de lograr su rescate. No solo trabajando desde mi oficina, sino desde el mismo lugar de los acontecimientos o como solemos decir en el ámbito jurídico, desde el sitio del suceso. Experiencia que viví en un momento muy amargo por el cual estaba pasando en mi vida profesional, y que me ayudó a sobreponerme y reencontrarme conmigo mismo. No dejo de mencionar las intrigas y corruptelas dentro del Ministerio Público y las presiones a las que eran sometidos los fiscales que se ganaban de enemiga a la más alta autoridad de la institución.
En la resolución y rescate de Wilson Ramos, los secuestradores o sujetos activos del delito, y la misma víctima, nunca contaron con la rapidez con la cual les llegamos a susguaridas. No nos vieron venir. El factor sorpresa fue determinante en la resolución de este evento. La disposición de cada uno de los jefes de los Órganos de Investigación Penal que me acompañaron y la coordinación que se logró entre todos fue la clave del éxito de la investigación y de la operación de rescate.
Un secuestro que llamó la atención a nivel nacional e internacional por la cualidad de la víctima: un deportista que se desempeñaba como jugador de beisbol profesional en Venezuela y de grandes ligas, en los Estados Unidos de Norte América; un deportista que comenzaba a brillar con luz propia en las grandes ligas; un hombre dedicado a su entrenamiento, trabajo y a su familia, quien de un instante a otro pasó de estar disfrutando de su vida, rodeado de sus familiares y amigos, a estar privado de su libertad, atado, amenazado de muerte y vigilado por hombres y mujeres a quienes nunca en su vida había visto. Acechado por la muerte.
Pretendo hacer de este texto una guía para aquellos investigadores, fiscales y jueces que puedan conocer de casos de secuestros; por ende, hago mucho hincapié en las estrategias seguidas durante la investigación: la recopilación de información, de evidencias y testimoniales que, por separado todos ellos, no nos dicen nada, pero, una vez analizados y concatenados entre sí, nos llevaron a la resolución de los hechos investigados.
Asimismo, hago referencia a otros casos de secuestros acaecidos en el territorio nacional, así como en otros países, con la intención de hacer una comparación del modus operandis utilizado por los secuestradores de otras latitudes y de la forma en la cual se han resuelto los mismos por sus órganos de seguridad. No puedo dejar de mencionar el secuestro del Dr. Simplicio Hernández, quien cariñosamente era conocido como “Picho”, hecho acaecido en la ciudad de Tucupita, del estado Delta Amacuro, y quien a sus 83 años de edad permaneció veintiocho días en cautiverio, en manos de sujetos que día a día le recordaban que si no obtenían el pago por su liberación lo iban a matar, pero la preparación académica, experiencia, ganas de ver a sus seres queridos y de vivir de la víctima resultaron determinantes para salir de esta situación con vida. Nuevamente, la muerte acechando a su víctima.
Consideré pertinente hacer referencia a algunos otros secuestros acaecidos en nuestro país, para que el lector pueda tener una visión más amplia de la comisión de este delito. No dejé pasar una reseña histórica de este problema mundial y me atreví a mencionar algunas teorías y prácticas que debemos tener en cuenta al momento de investigar o seamos víctimas de hechos de esta naturaleza, donde se encuentre una persona privada de su libertad en manos de la delincuencia organizada. En otras palabras, ¡secuestrada!
EL AUTOR
Ayer un nombre, hoy una leyenda
Mi comisión y la corrupción en la Fiscalía
Me encuentro en la vía por la autopista Regional del Centro conduciendo mi vehículo personal, pensando en la inmortalidad del cangrejo.
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