La verdad cabalga entre todos estos campos del conocimiento y por medio de todas sus posibles relaciones; lo que hace comprensible la enorme dificultad de definir un concepto unívoco.
Como suele suceder con los grandes conceptos y las palabras que los expresan, todos sabemos lo que son y sabemos usar los términos que los significan, con tal que no tengamos que explicarlo. El concepto de verdad es en este sentido paradigmático.
Una distinción fundamental
Cuando hablamos de la realidad decimos de ella que es verdadera frente a ser aparente, ser inexistente,... etc. como predicado que pretende expresar una propiedad de la realidad de referencia.
En los demás casos decimos de una creencia, de una proposición, de un enunciado, que es verdadero. La atribución y referencia es la posesión de una propiedad, como predicado de la creencia, proposición o enunciado, no de lo real. Predicamos que la creencia, proposición o enunciado es conforme o correspondiente o....() en relación a la realidad conocida.
Así pues, ¿es la noción de verdad múltiplemente ambigua, o hay una noción primaria en la que está ligada justamente a una de estas clases de elementos Las opiniones difieren, pero cabe establecer una amplia división entre aquellas teorías que consideran a la verdad como una propiedad de representaciones de algún tipo (sean estas lingüísticas o mentales) -y que incluyen por tanto a oraciones, enunciados y proposiciones-, y aquellas teorías que consideran a la verad como una propiedad de las proposiciones, concebidas éstas como elementos representados o expresados en el pensamiento o en el habla. Las disputas entre los teóricos de la verdad quedan a veces oscurecidas por su incapacidad de discernir esta cuestión.
Enciclopedia Oxford de Filosofía. op. cit. Cursivas en el original
Asimismo se consideran o pueden considerarse portadores de verdad:
el hombre
el consenso
la Ciencia
la Cultura
la Civilización
la Historia, la Revolución
el Ser, el Universo o Dios
la Revelación
la tradición
la magia
los astros
etc.
Lo que aporta a todo lo anterior una variedad de perspectivas y valores acerca de la Verdad.
Teorías de la verdad
La Antigüedad y Edad Media
Se configuran tres orientaciones fundamentales acerca de la verdad:
La verdad como seguridad y confianza en el mundo hebreo
La verdad como desvelamiento
La verdad como veracidad, del latín verus que expresa confianza en la correspondencia entre lo que se cree y lo que se dice y lo que es.
Para los hebreos la verdad ('emunah), es ante todo la seguridad o la confianza; verdadero es lo que es fiel a sí mismo, y por eso digno de confianza porque da seguridad.
Dios es por eso la Verdad, porque es lo único verdadero, porque es fiel. La verdad no es estática porque no se halla en el presente sino en el futuro donde Dios manifiesta su promesa. Por eso el sentido de la verdad es decir amén, así sea. La verdad es producto de la voluntad de ser fiel a la promesa.
Para los griegos, en cambio, la verdad es idéntica a la realidad, y esta última era considerada como identidad que consiste en lo que permanece por debajo de las apariencias que cambian.
Tal es el arché () entendido de diversas formas: la materia, los números, los átomos, ideas etc. que permanecen por debajo de lo sensible de la experiencia concreta, por lo que sólo es conocido por el pensamiento como función o facultad del alma: el entendimiento.
La verdad es concebida como ea o descubrimiento del ser que se encuentra oculto por el velo de la apariencia.
Pero los griegos también tuvieron la consideración acerca de la verdad como propiedad de los enunciados.
Decir de lo que es que no es, o que no es que es, es lo falso; decir de lo que es que es, y de lo que no es que no es, es lo verdadero
Aristóteles. Met., T, 7, 1011 b 26-8
Asimismo los griegos también consideraron la verdad como convención en la conjunción o separación de signos (palabras, lenguaje) que tienen su fundamento en la experiencia y en la convención social del discurso en orden a lo práctico: la comunicación y la persuasión, sobre todo en el discurso político y educativo y el arte de la retórica.
Para los escolásticos verum (verdadero), lo mismo que unum (uno-identidad) y bonum (bien-bueno), es una propiedad trascendental del ente, de tal forma que son perfectamente convertibles como equivalentes con el ente, en tanto que el conocimiento verdadero supone la verdad ontológica como verdad metafísica en la adecuación del ente con el entendimiento
Por eso el ente es ser inteligible lo que supone la adecuación del entendimiento con la cosa, Adaequatio rei et intellectus lo que se ha llamado impropiamente verdad lógica que hoy llamaríamos verdad semántica o verdad epistemológica.
La lógica silogística, aun siendo formal, no es formalista, porque el contenido significativo de sus términos se corresponde con la intuición esencial de lo real como ea; y sus relaciones corresponden a un orden dialéctico de esencias tal como lo concibió Platón; o un movimiento causado y ordenado de formas, el Mundo, movidas por un primer motor, como concibió su discípulo Aristóteles; y, finalmente, en el cristianismo e islamismo, es desvelamiento de Dios Creador, Ordenador y Providente, el Ser Verdadero, fundamento último de ese orden y verdad como Causa Primera, e IPSUM ESSE SUBSISTENS.
No obstante en el seno de la escolástica a partir del siglo XI estuvo siempre presente la problemática acerca de los conceptos universales y su relación con lo real.
Los nominalistas tienden a considerar la verdad como veritas sermonis puesto que los Universales son considerados flatus vocis, un soplo de voz.
Edad Moderna
El planteamiento de Descartes altera profundamente la cuestión de la intuición como evidencia de verdad.
Si bien los racionalistas mantienen en cuanto a la lógica los fundamentos escolásticos, su desarrollo sin embargo conlleva a una concepción de la verdad de tipo idealista.
El hecho fundamental de toda reflexión filosófica moderna (siglos XVII-XIX) parte de la conciencia puesto que la evidencia primaria y fundamental se constituye en el famoso: Pienso luego existo de Descartes.
El criterio de la verdad es la evidencia y su contenido es la sabiduría como ciencia que se manifiesta en las relaciones lógicas que, como leyes del pensar, conducen o iluminan al pensamiento cuando se somete a un método, como análisis, donde aparecen ordenada y sucesivamente las evidencias con certeza.
Baruch Spinoza aún irá más lejos: El orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas.
Si el pensamiento es pensamiento de la realidad, la verdad del pensamiento será la misma que la verdad de la realidad, pero también la verdad de la realidad será la misma que la del pensamiento -el orden y conexión de las ideas serán, como decía Spinoza, los mismos que el orden y conexión de las cosas-. Ahora bien, cuando no se mantiene con completo radicalismo esta concepción a la vez «lógica» y «ontológica» el problema para los autores racionalistas es cómo conjugar las «verdades racionales» con las «verdades empíricas».
Ferrater Mora, op. cit.
Lo que da lugar a nuevos conceptos de verdad:
Verdades de hecho
Verdades de razón
El racionalismo justifica el éxito incuestionable de la nueva Física, como nacimiento de un nuevo modo de entender la ciencia, según un método de análisis:
De la cantidad y la medida, frente a la ciencia cualitativa tradicional.
De las relaciones funcionales matemáticas entre medidas y cantidades establecidas según una hipótesis, y una comprobación, el experimento.
Ciencia de leyes que describen y predicen los hechos del mundo y del cosmos y que culmina con una Teoría eficaz en la descripción legal del mundo: Philosophia naturalis Principia mathematica (1687), de Newton.
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