Jessica Hart - Una chica prudente

Здесь есть возможность читать онлайн «Jessica Hart - Una chica prudente» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una chica prudente: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una chica prudente»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Jane era una chica prudente, todos lo decían. Diez años antes, su prudencia le había impedido escaparse con Lyall Harding, un muchacho de su pueblo. Ahora, Lyall había vuelto y, lejos de ser el chico impulsivo, irresponsable y descarado que todos recordaban, se había convertido en el reputado director de una multinacional.
Jane necesitaba conseguir un contrato de su empresa para mantener el negocio familiar. Pero, tal y como estaban las cosas, iba a ser Lyall quien decidiera las condiciones…

Una chica prudente — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una chica prudente», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Estuve ayer noche en el pub -dijo, como si eso lo explicara todo-. Por lo que escuché, sigues siendo la chica amable y buena que ayuda a las mujeres mayores y hace los adornos de flores para la iglesia.

– ¡Tú no tienes por qué ir preguntando nada sobre mí! -protestó furiosa.

– No te enfades, Jane, tú sabes cómo son en este pueblo. Ni siquiera tuve que preguntar, todos los que se acordaban de mí estaban impacientes por contarme lo buena que eras desde que estabas sin mí.

– ¡Tú solías despreciar los cotilleos del pueblo!

– Pero me he dado cuenta que puede ser útil escucharlos -declaró Lyall, sentándose cómodamente en su asiento-. Por ejemplo, me enteré de un montón de cosas sobre ti que nunca me habrías contado.

– ¿Por ejemplo?

– Por ejemplo que no estuviste fuera mucho tiempo. Volviste sin terminar siquiera tu primer año en la escuela de agricultura.

– Tuve que volver. Mi padre no podía estar solo.

– Y como tú eres una chica tan buena viniste enseguida.

– ¿Quieres decir que si tu padre tuviera un ataque de corazón dejarías que se recuperara solo?

– Mi padre es capaz de cuidarse por sí mismo -contestó enojado.

– ¡Pues mi padre no! Necesitó que me ocupara de la empresa mientras él estaba enfermo.

– ¿Por qué tuviste que hacerlo tú, y no tu hermano?

– Kit era demasiado joven.

– Entonces puede que sí, pero ahora no es demasiado joven, ¿no te parece? He oído que se ha ido a Sudamérica y te ha dejado que te ocupes de todo tú sola.

Jane se concentró en la carretera para no dejar que Lyall se metiera dentro de su corazón.

– Kit estaba en la universidad cuando mi padre se murió. Fue una estupidez que no terminara la carrera. Yo había estado ayudando a mi padre en el despacho desde que sufrió el primer ataque, y había aprendido a llevar todo. Kit no estaba preparado para establecerse cuando terminó su licenciatura. Quería viajar, y no me importó hacerme cargo de todo.

– Siempre has tenido excusas para defender a Kit. Es con la única persona con la que no eres objetiva.

Tampoco había sido muy objetiva con Lyall, pero no se lo podía decir.

– Nunca te gustó Kit -lo acusó suavemente.

– Eso no es verdad. Lo que nunca me gustó es que te convirtieras en una mártir de él. Siempre estabas preocupada por volver para hacerle la comida, planchar sus camisas o limpiar sus zapatos.

– ¡Era sólo un niño!

– Tenía trece años, con esa edad cualquiera es más independiente.

Jane suspiró profundamente. Era una discusión antigua. A Lyall nunca le había gustado lo apegada que estaba a su padre, y nunca había entendido que tuviera que cuidar de su hermano pequeño desde que su madre había muerto, cuando Jane tenía once años.

Lyall mismo se dio cuenta de lo inútil que era seguir discutiendo sobre el pasado.

– Así que Kit está en Sudamérica, y la buena de Jane permanece pegada a Penbury, cuidando la fortaleza.

– Si te gusta explicarlo así -dijo Jane, con cara seria.

Él la miró de nuevo.

– Tú eras siempre feliz en el jardín. No puedo imaginarte poniendo la electricidad de la casa o instalando nuevas cañerías.

– No lo estoy haciendo yo. Hemos contratado a especialistas para que hagan toda la restauración del edificio. Yo sólo me dedico a hacer la parte burocrática e intentó encontrar suficiente trabajo para que ellos lo hagan.

– De todas maneras no es lo que te gustaría hacer, ¿a que no?

Jane recordó su ilusión de terminar el curso de jardinería algún día, y trabajar como diseñadora de jardines. Era una cosa bastante alejada del trabajo de contabilidad que tenía que hacer para Makepeace and Son.

– No exactamente -admitió.

– ¿De qué sirve pasarte la vida haciendo algo que no te gusta? -preguntó Lyall, como muchas veces en aquellos años había preguntado-. Tu padre está muerto. Tú hiciste lo que pudiste por él. No hay nada que te impida vender la firma y dedicarte a la jardinería.

– No es tan fácil -los limpiaparabrisas se movían rápidamente y en los campos, las ovejas se agrupaban a lo largo de los límites buscando algo que las protegiera de la lluvia torrencial. Era una tarde oscura de diciembre, y Jane casi se olvida de encender las luces del coche-. No puedo dejar a Dorothy y a los demás sin trabajo sólo porque yo esté harta.

– Sigues poniendo excusas. ¿Por qué no admites que tienes miedo de salir de tu guarida?

– ¡Porque no es verdad! -protestó Jane con los ojos grises brillantes por la furia.

– ¿No? ¿Por qué no contratas a un encargado si no quieres vender la compañía?

– ¿Crees que no lo he pensado? -dijo con amargura-. Es muy fácil para ti decirme que haga lo que quiera, pero no todos somos tan egoístas como tú. Además, en estos momentos no podría pagar a nadie para que hiciera mi trabajo, y tal como van las cosas, si no nos sale pronto algo estaremos en la ruina y ni siquiera tendremos nada que vender.

– ¿Tan mal está? -preguntó, como si no le importara lo más mínimo.

Después de todo no era su empresa.

– Hay posibilidades. Yo quiero hacer la restauración y seguir trabajando en Penbury Manor.

– ¿Pero y la horrible compañía que va a construir sobre el jardín de rosas?

Jane frunció el ceño. Puede que para él fuera gracioso, pero no para ella.

– No he tenido otro remedio -contestó defendiéndose-. Tenemos algunos pequeños trabajos ahora, pero cuando se acaben no tenemos nada más. Odio la idea de arruinar Penbury Manor, pero significa trabajo seguro por un tiempo.

Lyall la miraba con una expresión singular.

– Entonces, ¿por el momento sigues atada a Penbury? Por lo menos no puedes decir que no hayas tenido oportunidad de escapar, ¿no?

De repente, diez años parecieron borrarse.

– Vayámonos de aquí -Lyall había dicho muchos años antes-. Podemos ir a Londres, a América, a cualquier parte. Hay un mundo ancho y grande fuera de Penbury, Jane. Lo descubriremos juntos -las palabras sonaban entre ellos como si las hubiera vuelto a decir. Jane miró desesperadamente a la carretera mojada que había delante.

– Quizá así no haya cometido ningún error.

– ¿Es así como lo ves?

– Sí -contestó con firmeza sin mirarlo, intentando olvidar todas las noches solitarias que había pasado imaginando los lugares que podía haber visitado, y las cosas que podía haber hecho si se hubiera ido con Lyall cuando él se lo había pedido.

– Lo que importa es que seas feliz -comentó Lyall con ligereza.

– Exactamente -dijo, aliviada de que él no insistiera.

– ¿Lo eres?

– ¿El qué?

– Feliz.

– Sí, gracias -repitió con los dientes apretados. ¡Lyall se creía que había estado triste todos aquellos años!-. Soy muy feliz, tremendamente feliz de hecho.

– ¿Aparte del hecho de que tu empresa esté al borde de la ruina? -quiso saber Lyall, con un tono de burla en la voz.

– Estaba pensando en lo personal, más que en lo profesional -contestó Jane con una mirada fría.

– Entonces, ¿por qué no te has casado? En el pub se dice que estás saliendo con un abogado de Starbridge llamado Eric o algo así.

– Alan -corrigió Jane.

Lyall la miró.

– ¿Por eso eres tan tremendamente feliz?

– Es una de las razones -aclaró, sin ser enteramente sincera. De todas maneras, no dolería a Lyall saber que había muchos hombres que la habían hecho mucho más feliz de lo que él la hizo nunca.

– ¿Por qué no te casas entonces con él, si sois tan felices juntos?

– Eso no es asunto tuyo -dijo, intentando parecer tranquila.

– ¿Todavía demasiado miedosa como para comprometerte? -preguntó, y Jane se puso rígida.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una chica prudente»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una chica prudente» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una chica prudente»

Обсуждение, отзывы о книге «Una chica prudente» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x