Liz Fielding - La traición

Здесь есть возможность читать онлайн «Liz Fielding - La traición» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La traición: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La traición»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Hacía tres años que Abbie se había casado con Grey Lockwood. Tres maravillosos años. Ella lo tenía todo. Una profesión interesante, una casa hermosa y, lo más importante, un estupendo marido que la esperaba en el hogar.
Sus amigas siempre le habían tomado el pelo, diciéndole que, con un marido tan atractivo como el suyo, no estarían tanto fuera de casa, pero ella creía que su matrimonio se basaba en la confianza mutua. ¿Lo habría dejado solo demasiado a menudo? Él ya no parecía satisfecho con la relación que mantenían y había creado otra familia…

La traición — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La traición», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Cuándo qué? -Grey se puso de pie y atravesó la habitación-. ¿Vas a correr a contárselo?

– ¿No creerás que se lo voy a ocultar? Esa es tu forma de manejar las verdades molestas. Pero yo no soy partidaria de tener secretos con alguien a quien amas.

– Bueno, a lo mejor podemos contarle algo de lo que pueda reírse más -dijo él, enfadado.

Se quitó la camisa y el jersey, y luego se quitó la ropa que le quedaba sin mirar a Abbie, y levantó la colcha. Ella se apartó a la parte fría de la cama, pero al hundirse la cama, ella se deslizó hacia él sin querer, y entones él la sujetó.

– Y ahora dime, ¿qué crees que puede divertirle más a Morley? -él la miró-. Ha pasado tiempo, pero estoy seguro de que todavía me acuerdo…

– Claro, Grey -le dijo ella, turbada al sentir el cuerpo excitado de Grey-. Pero estoy segura de que comprenderás, si te digo que tengo dolor de cabeza.

– ¿Dolor de cabeza?

Él la apretó firmemente. No parecía tener intención de soltarla. Después, respirando hondo, alargó la mano y apagó la luz de la mesilla.

Abbie apenas podía respirar, apretada contra su pecho. Seguramente lo había desafiado hasta un punto en que él no hubiera podido rechazar el reto.

– Date la vuelta, Abbie -le dijo.

Ella obedeció. Creyó que la iba a soltar, pero se equivocó.

– Está bien. Estás a salvo. Pero yo en tu lugar, no probaría con ese truco con alguien que no te conociera como yo. Podrían no entenderte. Vete a dormir ahora. Hablaremos por la mañana.

¿Dormir? ¿Con su cuerpo contra el de ella? Menos mal que tenía aquel camisón grueso…

Abbie se despertó. Se dio la vuelta y de dio cuenta de que estaba sola. Recordó los tiempos en que Grey estaba a su lado al despertarse.

El día anterior, ella se había enfadado porque él se había acostado en una silla. Pero no era así de simple.

El deseo de Grey lo había apartado de ella, y ella lo comprendía. Ella había sido consciente de la presencia de Grey aún dormida. Y comprendía por qué él no había esperado a que ella se despertase. Sabía que despertarse junto a un cuerpo tibio sería quedar indefensa totalmente.

Se levantó, se lavó y se puso la ropa del día anterior, que Nancy le había dejado lavada y sea en la silla. Luego bajó a enfrentarse al nuevo día.

Al llegar a la puerta se detuvo. Grey estaba friendo beicon, mientras cantaba una canción en voz baja. El agua hirvió y él puso agua para el té. Se lo veía totalmente armónico con su entorno. En la ciudad, Grey usaba traje y se movía como pez en el agua; en el campo también se movió con soltura, como si nunca hubiera estado detrás de un despacho en la ciudad.

Había una bandeja en la mesa, preparada para una persona. Iba a llevarle el desayuno a la cama. Solo había hecho eso cuando ella estaba enferma, o cuando quería pedirle perdón por algo. Extraño.

El ruido imperceptible que hizo ella con la garganta se oyó por encima de la melodía de Grey. Entonces él alzó la mirada y le sonrió.

¡Oh, Grey le había sonreído! No con una sonrisa tensa, sino con una sonrisa que le salía del corazón.

Pero ella no podía permitirse sonreírle. Tenía que poner distancia. Y aunque le dolió, no le sonrió.

La sonrisa de Grey se desvaneció.

– Te he estado despertando durante media hora. No dabas señales de poder despertarte, así que decidí llevarte el desayuno a la cama.

– Mentiroso -le dijo ella, fríamente.

– Bueno, quizás hayan sido veinte minutos.

– Eso me parece mejor. ¿Cómo están las ovejas?

– Están bien.

– ¿De verdad? No me lo dirás solo para…

– No te voy a mentir acerca del destino de un par de ovejas.

¿No eran importantes para él?

– Ya que te has levantado, puedes ayudar y preparar tostadas.

Él no se dio cuenta del enfado que había provocado en ella su respuesta por las ovejas, y siguió preparando los huevos.

Abbie no tenía idea de hacer nada. No quería desayunar.

– ¿Dónde está Nancy?

– Está con las ovejas. Hugh y Nancy desayunaron hace bastante tiempo.

– Les llevaré un poco de té, y de paso me despediré de ellos -dijo Abbie.

Él la miró.

– Tomarán el té cuando vengan. Y tú no te vas a ninguna parte hasta que comas algo. Te lo digo en serio, Abbie, así que no te molestes en protestar.

Ella sabía que no le valdrá de nada protestar. Cortó el pan y luego lo puso en la tostadora.

– Abbie, en cuanto a lo de anoche…

– Olvídalo -le contestó ella.

– Siempre me dices que me olvide de las cosas. ¿Por qué me tengo que olvidar de las cosas buenas?

– Porque… -no sabía qué contestar. Tomó la tetera y sirvió el té para no mirarlo-. No podía dejarte dormir en el frío. Quiero decir… No habría sabido qué hacer frente a un «genuino» caso de hipotermia.

– ¡Ah! Te molesta que te haya mentido acerca de eso. Bueno, después de anoche estamos a mano. Quiero decir que tu no vas a ir a contarle los secretos a Morley, ¿no, Abbie? Tú has mentido también.

– ¿A mano? Tienes el descaro de decir eso…

– Abbie, estás evitando contestarme, ¿estás aún con Steve Morley? Te lo advierto, no me mientas, porque me enteraré.

– No es asunto tuyo.

Él puso los huevos en el plato y la miró.

– No es del todo cierto. Y, te guste o no, acabas de contestarme. ¿Están las tostadas?

Las tostadas saltaron. Ella se sobresaltó. Luego las sacó y les puso mantequilla. Todo iba mal. Estúpidamente mal.

No comprendía por qué él iba a averiguar si le mentía sobre Steve. No debía importarle. Pero le importaba.

Capítulo 9

Abbie luchó por cerrar la puerta que se resistía con el viento, y se tocó el labio que había tocado Grey. No sabía cómo iba a soportar estar aislada en la cabaña con Grey.

Ella había sacrificado su felicidad por la de él. Pero algo había fallado.

Quería abrazarlo, tenerlo en sus brazos, pero él la había engañado. Y había engañado a Emma. No había vuelta atrás.

No podía decirle que lo amaba. Pero podría expresarlo de otro modo. Cuando volviera estaría frío y hambriento. Y ella lo cuidaría.

Cuando Grey volvió con un montón de leña, ella estaba friendo beicon. Él dejó la leña y dijo:

– Esto es como en los viejos tiempos. Aparte de la nieve -agregó.

Abbie le alcanzó una taza de té.

– A excepción de un montón de cosas. Pensé que habíamos hecho un trato, Grey. Que todo sería mejor si nos comportábamos como extraños.

Él no se olvidaba de nada.

– No. No le di detalles. ¿Crees que si le hubiera contado todos los detalles, se habría tomado todas estas molestias?

– No. Incluso diría que una chica de diecisiete años no se atrevería a hacer todo esto si no la hubieran animado. Yo diría que tú después de ir a ver muchos pisos, decidiste que mi nido era más cómodo. ¿Es por ese motivo por el que fuiste a ver a Morley antes de venir aquí? ¿Para decirle que lo vuestro se había terminado?

– Ciertamente le dije que se perdiera, pero no del modo que tú dices -dijo ella-. Él quería…

Grey la interrumpió.

– Una vez que te diste cuenta de que Polly y Jon eran amigos debió parecerte fácil manejarlos.

– ¿Y se supone que también manipulé la ventisca, el coche, el accidente de coche, y mi caída en la nieve?-inquirió ella.

Él se encogió de hombros.

– Tuviste suerte…-dijo él con rabia-. Supongo que habrás pensado que una vez que me tuvieses aquí, estaba todo hecho.

– ¿Qué es lo que te hace pensar eso? -preguntó ella. Aunque se ruborizó al pensar que tal vez tuviera razón-. ¿Y qué pensaba Jon? Él debe saber cuál es la situación -comentó Abbie.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La traición»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La traición» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La traición»

Обсуждение, отзывы о книге «La traición» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x