Marion Lennox - Tiempo de amarse

Здесь есть возможность читать онлайн «Marion Lennox - Tiempo de amarse» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tiempo de amarse: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tiempo de amarse»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una familia real dividida por el orgullo y la sed de poder volverá a unirse gracias al amor y a la pasión
Una familia real dividida por el orgullo y la sed de poder volverá a unirse gracias al amor y la pasión Habían pasado diez años desde que Andreas Karedes abandonara Australia para hacer frente a sus obligaciones como príncipe de Aristo, sin sospechar que dejaba atrás a una mujer embarazada. La joven e inocente Holly perdió el bebé, y se quedó en la granja de sus padres para estar cerca del lugar donde descansaba el pequeño. Había pasado el tiempo, pero no había podido olvidar a Andreas. En el peor momento posible para Aristo, un periodista había descubierto el secreto de Holly. Si quería evitar el escándalo, Andreas tendría que reunirse con su amor de juventud y convencerla de que se convirtiera en su esposa. Todo empezó con un secuestro y acabó… apasionadamente.

Tiempo de amarse — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tiempo de amarse», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Dale el perro a alguno de los criados -le sugirió Tia mirando al cachorro con incertidumbre-. ¿Es tuyo?

– Sí -respondió Holly y lo apretó contra sí de manera instintiva.

– Cuidarán de él en los establos.

– Deefer se queda conmigo.

– No se permiten animales en palacio por deseo de mi marido.

¿Su marido? ¿Acaso no estaba muerto? ¿Quería eso decir que las normas de los reyes seguían vigentes aunque ellos murieran? ¿Y esas normas la concernían a ella?

– Me parece que eso va a suponer un problema -señaló Holly con cautela-. ¿Me está diciendo que tengo que dormir en los establos?

Tia miró a los criados con nerviosismo, aunque no se encontraban tan cerca como para poder oír lo que hablaban. De todos modos, bajó el tono de voz.

– Nada más casarme comprendí que tenía que acatar las normas.

Holly frunció el ceño. Tia seguía obedeciendo después de… ¿cuántos años de matrimonio?

– Pero ahora Su Majestad es la reina -le dijo-, la matriarca de la familia. Seguro que puede dictar sus propias normas.

– El que dicta las normas ahora es Sebastian, el príncipe regente…

– Pero él es su hijo.

– Esto no está bien.

– No, es verdad -reconoció Holly con evidente tensión-. Lo hablaré con Andreas. Con un poco de suerte podré hacerlo antes de que se vaya a Grecia. Hasta entonces, pídale a alguien que me lleve a mi habitación. Con mi perro. O a los establos, también con mi perro. Elija, Majestad.

Capitulo 10

¿Cómo había podido decir algo así? ¿Cómo se había atrevido a enfrentarse a la reina? Holly se sentó en la enorme cama con dosel y trató de dejar de temblar. Apretó a Deefer contra sí.

– Has sido tú -le dijo al perro-. Tú has hecho que me sintiera valiente.

Pero no se sentía valiente. Se sentía pequeña, insignificante y muy sola.

– ¿Cuándo crees que volveremos a ver a Andreas?

Deefer respondió lamiéndole la cara.

– Gracias por tus besos, pero les falta un poco de delicadeza.

Respiró hondo para intentar aplacar el temor que sentía. ¿Cómo iba a aguantar allí sola? ¿Tenía alguna alternativa?

Quizá sí, pero si volvía a Australia, sería el final. Se había casado con él por algo y era una locura marcharse.

– Además, seguramente volvería a traerme a la fuerza -susurró-. Soy una esposa cautiva, Deefer. Acabaré como Tia, obediente y temerosa incluso después de años y años de matrimonio.

Tuvo que parpadear varias veces para no echarse a llorar y, después de un rato optó por salir a la terraza de la habitación que daba a los enormes y cuidados jardines del palacio.

De pronto apareció en su mente la imagen de los campos polvorientos, los eucaliptos y una pequeña tumba.

– Seguro que te gusta Munwannay -dijo a Deefer-. Esta vez al menos te tendré a ti… Pero lo quiero todo -admitió para sí-. Te quiero a ti, a Andreas y a Munwannay. Quiero que seamos una familia.

– Tu avión sale al amanecer. Tengo una lista de contactos que quiero que repases.

Andreas miró a su hermano con gesto sombrío.

– No puedo dejar aquí a Holly.

– Tampoco puedes llevártela; tienes que moverte muy rápido. Eres el único preparado para hacerlo y ya sabes lo que ocurrirá si no encontramos la piedra.

– No me importa lo más mínimo esa piedra.

– ¿Crees que a mí sí? -le preguntó Sebastian con incredulidad-. Lo que sí me importa es mi país, igual que a ti. Y la gente que vive en él.

– Zakari no sería mal gobernante.

– Eso no lo sabemos, y hay demasiadas cosas en peligro como para arriesgarnos. No tienes elección.

– Nunca la he tenido -aseguró Andreas con tristeza.

– No cuando está en peligro el futuro de nuestro pueblo. No.

– ¿Y cuando aparezca la piedra?

– Entonces puede que descubras que te gusta ser príncipe. Y puede que a mí me guste ser rey. Pero hasta entonces tenemos muchas cosas que hacer, y que hacerlas ya. Está aquí el jefe de seguridad para darte toda la información necesaria. Vamos.

Las dos de la madrugada. Andreas abrió la puerta con sigilo, como si pensara que ella podía estar durmiendo y quizá lo habría estado de no haber tenido los nervios a flor de piel y de no sentirse tan sola.

Pero Andreas se había olvidado también del cachorro. Deefer saltó de la cama en cuanto se abrió la puerta y corrió a saludar a su amo.

– Llevamos demasiado poco tiempo casados para que empieces a llegar después de la media noche -dijo ella, ya sentada en la cama-. ¿No te parece?

– Tenía que…

– Ir a Grecia, lo sé.

– No me voy hasta mañana.

– Pero si ya es mañana -respondió, consciente de la hora que era-. ¿O es que aún tenemos un día hasta que te vayas?

– Holly, lo siento, pero… Me voy hoy mismo. Tengo que salir al amanecer.

– Tienes que salvar el mundo. Ya me lo ha dicho tu madre.

– ¿Qué más te ha dicho? -parecía preocupado.

– Que Deefer tiene que dormir en los establos.

– Veo que en eso no le has hecho mucho caso -Andreas agarró al perro, le dio la vuelta y le rascó la tripa.

– No trates de congraciarte con mi perro -espetó Holly, y Andreas sonrió.

Fue a sentarse en la cama, frente a ella. Era enorme, así que no había motivo para que a Holly se le encogiera el corazón sólo porque se sentara Andreas.

«Sigue enfadada», se dijo a sí misma, pues era la única defensa con la que contaba.

– Tu madre dice que necesito unas clases de protocolo.

– Te vendrían muy bien -dijo él.

– ¿Por qué?

Andreas dejó al perro en el suelo, consiguió que se entretuviera con la alfombra y volvió a mirarla a ella.

– Holly, quizá podríamos tener un matrimonio de verdad -sugirió con cautela.

– Un matrimonio de verdad -repitió ella, como atontada y sin aire en los pulmones.

– Parece ser que el plan de casarnos está funcionando mucho mejor de lo que esperábamos. La gente te ve como una especie de Cenicienta y te tienen mucho cariño. Sebastian cree que podría funcionar.

Sebastian.

– ¿Eso cree? -replicó, tratando de mantener la calma-. Deberías saber que…

– Y a mí me gustaría mucho.

Ahí estaba otra vez. El hormigueo que había sentido a los diecisiete años cuando los había presentado su padre. Pero multiplicado por un millón.

– Entonces no se trata de Sebastian -dijo suavemente, casi para sí misma-. No se trata del país. Sino de nosotros dos.

– Es cierto -admitió él un segundo antes de retirar las sábanas y tirar de ella para poder estrecharla en sus brazos y besarla suavemente-. Se trata de nosotros.

– Pero mañana…

– Soy príncipe, Holly -le recordó con voz triste-. Tengo obligaciones que debo cumplir. No voy a permitir que mi país acabe en la ruina, pero ahora… ahora sólo existes tú, mi amor.

Hasta el amanecer, pensó Holly, pero fue un pensamiento fugaz porque Andreas estaba abrazándola, besándola y pidiéndole que respondiera del mismo modo. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Tenía razón. Sólo existían ellos dos.

Hasta el amanecer.

Cuando despertó, él ya se había ido. Se dio media vuelta en la enorme cama y se dio cuenta de que estaba sola.

Ni siquiera estaba Deefer, pero a éste lo encontró junto a la puerta, como si esperara que volviera a entrar su amo.

– Vuelve a la cama, Deef -dijo, pero el cachorro se limitó a llorar, apoyando la nariz en la rendija entre la puerta y el suelo. Holly se levantó a buscarlo y lo llevó de nuevo a la cama.

Una matrimonio de verdad. ¡Ja!

– Ya verás como te gusta Australia -susurró-. Allí podrás comportarte como un perro y yo… bueno, yo volveré a ser la de siempre.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tiempo de amarse»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tiempo de amarse» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Tiempo de amarse»

Обсуждение, отзывы о книге «Tiempo de amarse» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x