Danielle Steel - La casa

Здесь есть возможность читать онлайн «Danielle Steel - La casa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La casa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La casa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Sarah es una exitosa abogada y socia del bufete en el que trabaja en San Francisco. Sin embargo, su vida personal es bastante desastrosa, pues vive desde hace cuatro años una relación que no le satisface en absoluto a Phil, un colega abogado. Todo cambia el día en que su cliente favorito, un anciano millonario, le lega una cuantiosa suma de dinero en su testamento y la posibilidad de adquirir la inmensa mansión en la que él residía. En esta casa solariega a Sarah le esperan muchas sorpresas: una emotiva historia familiar, la felicidad de ver sus sueños cumplidos… y un hombre completamente diferente a Phil.

La casa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La casa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No estoy sorprendida, solo triste. Sé que puede parecer absurdo, pero lo estoy. Me ha hecho pensar en la muerte de mi padre.

Sarah se sentía vulnerable al reconocer eso, pero después de cuatro años de relación, entre ella y Phil no había secretos. Siempre podía decir lo que quería o necesitaba decir. Él la entendía unas veces y otras no. Por el momento, esa noche no la estaba entendiendo.

– Para el carro, nena. Ese tío no era tu padre, era un cliente.

Yo también he tenido un día horrible. Me lo he pasado en una declaración y mi cliente es un auténtico gilipollas. A media declaración me entraron ganas de estrangular al hijo de perra. Pensé que el abogado de la parte contraria lo haría por mí, pero no lo hizo. Ojalá lo hubiera hecho. Es imposible que ganemos el caso. -Phil detestaba perder un caso, del mismo modo que detestaba perder en los deportes. A veces el mal humor le duraba semanas.

En verano jugaba a béisbol los lunes por la noche, y en invierno a rugby. Había jugado a hockey sobre hielo en Dartmouth y perdido los dientes de arriba, pero le habían puesto unos nuevos que le quedaban muy bien. Phil era un hombre muy atractivo. A sus cuarenta y dos años todavía aparentaba treinta y estaba en excelente forma. Sarah se había quedado prendada de su físico el primer día que lo vio, y aún lo estaba, aunque detestara reconocerlo. Entre ellos existía una fuerte química que iba más allá de la razón o las palabras. Phil era el hombre más sexy que Sarah había conocido en su vida, lo cual no justificaba los cuatro años que había pasado en una relación estrictamente de fin de semana, pero sin lugar a dudas era un aspecto importante. A veces las rígidas opiniones de Phil la sacaban de quicio y a menudo la decepcionaban. No era un hombre muy sensible, ni muy atento, pero no había duda de que la excitaba.

– Lamento que hayas tenido un día tan malo -dijo, pensando que no podía ni compararse con el suyo, aunque tenía que reconocer que las declaraciones podían ser una lata, y también los malos clientes, sobre todo en la especialidad de Phil. El derecho laboral era sumamente estresante. Phil llevaba muchos casos de acoso sexual y discriminación, casi siempre para hombres. Se comunicaba mejor con los clientes masculinos, quizá debido a su vena deportista. Y en su bufete había muchas socias que trabajaban mejor con las clientas femeninas-. ¿Te importaría pasar por aquí camino de tu casa? No me iría mal un abrazo.

Sarah nunca le pedía esa clase de cosas a menos que la situación fuera desesperada. Y esa lo era. Estaba muy afligida por la muerte de Stanley. Seguía siendo su amigo, no solo su cliente, por mucho que Phil opinara, quizá con razón, que era una actitud poco profesional. Phil nunca se implicaba emocionalmente con sus clientes, de hecho no se implicaba con nadie, salvo con ella hasta cierto punto y con sus tres hijos, todos ellos adolescentes. Phil llevaba doce años divorciado y odiaba profundamente a su ex mujer. Le había dejado por otro hombre, de hecho por un defensa de los 49ers, lo que en su momento casi hizo que Phil perdiera la cabeza. Le habían dejado por un hombre aún más deportista que él. No podía existir un insulto mayor.

– Me encantaría, nena -dijo Phil-, en serio, pero estoy destrozado. He estado dos horas jugando a squash. -Sarah dio por sentado que había ganado, o de lo contrario habría estado de un humor de perros-. Mañana debo estar en el despacho a las ocho para preparar otra declaración. Esta semana la tengo llena de declaraciones. Si voy a tu casa, una cosa llevará a la otra y acabaré acostándome muy tarde. Necesito dormir bien si quiero estar despejado para las declaraciones.

– Puedes dormir aquí. -A Sarah le habría gustado-. O simplemente puedes pasar un momento para darme un abrazo. Lamento ponerme tan pesada, pero me encantaría verte aunque solo fuera un minuto.

Sarah se detestó a sí misma, porque sabía que estaba implorando y se sentía tremendamente necesitada. Phil odiaba esa clase de comportamiento. Decía que su ex esposa se pasaba el día implorando y no le gustaba ver eso en Sarah. Las mujeres necesitadas le parecían un fastidio y Sarah le gustaba porque no lo era. Su conducta de esa noche era indigna de ella. Sarah conocía bien las reglas de su relación. «No pedir. No implorar. No quejarse. Simplemente pasarlo bien cuando estamos juntos.» Y la mayor parte del tiempo lo pasaban bien. Pese a las restricciones temporales, durante cuatro años les había ido bien así.

– Tal vez mañana, pero hoy de verdad que no puedo.

– Phil, como siempre, se negaba a dar su brazo a torcer. Tenía claros sus límites-. Nos veremos el viernes.

En otras palabras, no. Sarah entendió el mensaje y comprendió que si insistía solo conseguiría enfadarle.

– En fin, no perdía nada por intentarlo -dijo, tratando de ocultar la decepción en su voz, pero tenía lágrimas en los ojos.

No solo había muerto Stanley, sino que se había topado de frente con el peor rasgo de Phil. Su egocentrismo, su falta de apoyo. Para Sarah no era ninguna novedad, y en esos cuatros años había terminado por aceptarlo. Phil solo era capaz de dar hasta cierto punto, y siempre y cuando no se lo pidieras, porque eso le hacía sentirse acorralado o controlado. Como no se cansaba de repetir, él solo hacía lo que quería hacer. Y esa noche no quería pasar por casa de Sarah para darle un abrazo. Lo había dejado bien claro. Sarah obtenía más cosas de él cuando no imploraba. Y esa noche había implorado. Mala suerte.

– Puedes intentarlo siempre que quieras, nena. Si puedo, puedo. Si no puedo, no puedo.

No. Si no quieres, no quieres, pensó Sarah.

Llevaban años con esa discusión y esa noche no tenía ganas de pelearse. Esa era la razón de que Sarah no siempre estuviera satisfecha con la relación. Opinaba que Phil debería ser más flexible en las situaciones especiales, como era el caso de la muerte de Stanley. Pero Phil raras veces se desviaba de su camino, y cuando lo hacía era porque le convenía a él, no a los demás. Le desagradaba que la gente le pidiera favores especiales y ella lo sabía. Pero se gustaban y estaban acostumbrados a las peculiaridades y las formas de hacer del otro. Unas veces era fácil, otras no. Phil no quería volver a casarse y siempre había sido muy franco al respecto. Sarah le había dicho con igual franqueza que no estaba interesada en el matrimonio, y a Phil le encantaba eso de ella. Tampoco quería tener hijos. Sarah se lo había dicho desde el principio. No quería darle a otra persona una infancia tan horrible como la suya, con un padre alcohólico, aunque Phil no lo fuera. Le gustaba beber de vez en cuando, pero con moderación. Él, por su parte, ya tenía hijos y no quería tener más. Así pues, al principio había sido un buen acuerdo. De hecho, durante los tres primeros años los dos habían estado encantados con la situación. La cosa solo había empezado a cojear un año atrás, cuando Sarah mencionó que le gustaría verlo más, quizá una noche entre semana. La primera vez que Phil le oyó decir eso se indignó y lo sintió como una intrusión. Dijo que necesitaba las noches de entre semana para él, salvo las que dedicaba a sus hijos. Después de tres años de relación Sarah opinaba que había llegado el momento de dar otro paso, de pasar más tiempo juntos. Phil no daba su brazo a torcer, Sarah no había conseguido ningún avance en el último año y ahora discutían a menudo por ese tema. Un tema, para ella, doloroso.

Él no quería pasar más tiempo con ella y decía que lo bonito de su relación siempre había sido la libertad de que gozaban, los días de entre semana para ellos y los fines de semana en compañía, y la ausencia de un compromiso serio puesto que ninguno de los dos quería casarse. Lo que tenían era exactamente lo que él quería. Diversión los fines de semana y un cuerpo al que abrazarse dos noches por semana. No estaba dispuesto a dar más y probablemente nunca lo estaría. Hacía un año que discutían sobre lo mismo sin llegar a ninguna conclusión, y eso había empezado a irritarla seriamente. ¿Tanto le costaba a Phil cenar con ella un día entre semana? Actuaba como si prefiriera que le arrancaran una muela, y Sarah lo encontraba insultante. Últimamente el tema desembocaba en peleas cada vez más amargas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La casa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La casa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Danielle Steel
Danielle Steel - The long road home
Danielle Steel
Danielle Steel - The House
Danielle Steel
Danielle Steel - The Cottage
Danielle Steel
Danielle Steel - Safe Harbour
Danielle Steel
libcat.ru: книга без обложки
Danielle Steel
Danielle Steel - One Day at a Time
Danielle Steel
Danielle Steel - Lone eagle
Danielle Steel
Danielle Steel - Legacy (2010)
Danielle Steel
Danielle Steel - Johnny Angel
Danielle Steel
Danielle Steel - Echoes
Danielle Steel
Danielle Steel - El Largo Camino A Casa
Danielle Steel
Отзывы о книге «La casa»

Обсуждение, отзывы о книге «La casa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x