Lynne Graham - Un Hijo Para El Magnate

Здесь есть возможность читать онлайн «Lynne Graham - Un Hijo Para El Magnate» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un Hijo Para El Magnate: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un Hijo Para El Magnate»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Sergei Antonovich, multimillonario ruso, era famoso por estar rodeado permanentemente de supermodelos y aspirantes a actrices; pero ninguna de ellas era adecuada para convertirla en su esposa. ¿Podría cumplir el mayor deseo de su abuela y ofrecerle un nieto?
¿Por qué no tratar todo el asunto como si fuera un negocio? Sin emoción alguna; sólo con un contrato de conveniencia que le asegurara lo que quería: una esposa con la que acostarse, de la que disfrutar y a quien dejar embarazada para después… abandonarla.

Un Hijo Para El Magnate — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un Hijo Para El Magnate», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Tal como le había avisado, un grupo de invitados se la llevaron segundos más larde y la encerraron en lo que en principio le pareció un armario, aunque después se dio cuenta de que era el cuarto donde la señora de la limpieza guardaba sus cosas.

Se apoyó contra los estantes y se preguntó cuánto tiempo tardaría Sergei en pagar su rescate.

Sólo tuvo que esperar unos minutos. Sergei abrió la puerta, la abrazó y la volvió a besar con toda su energía y su sexualidad desbordante.

Cuando ya salían, alguien le pisó el vestido sin querer y se oyó el sonido de la tela al rasgarse.

– Se me ha roto el vestido… -murmuró, espantada.

Sergei se inclinó para examinarlo. A continuación, la tomó en brazos e hizo un gesto a alguien.

Diez minutos después, Alexa se encontraba en el dormitorio de una suite fabulosa, sin más prendas que la ropa interior. Se habían llevado el vestido y lo estaban arreglando en ese mismo momento.

La puerta se abrió de repente, sin advertencia previa. Era Sergei.

Alissa cruzó los brazos sobre el pecho, pero no antes de que su esposo pudiera admirar sus curvas y se apoyara en la puerta, encantado con la vista.

– ¿Por qué te escondes de mí? -le preguntó con voz ronca-. Deja que te vea bien, milaya moya

El pulso de Alissa se aceleró. La admiración de Sergei la había excitado en extremo y había conseguido algo muy poco habitual en ella: que se sintiera orgullosa de su cuerpo. Pero aún tenía miedo de dejarse llevar por lo que sentía. Y seguía sin poder creer que él, un hombre acostumbrado a estar con verdaderas bellezas, la deseara.

Avergonzada e incómoda, se sentó en la cama y mantuvo los brazos sobre sus pechos, intentando ocultar todo lo que podía.

Sergei se cansó de esperar. Ya había esperado demasiado tiempo con ella: de hecho, le había dedicado una paciencia y una delicadeza mucho mayores que a ninguna otra mujer.

Con un movimiento rápido, se quitó la chaqueta y se aflojó la corbata.

– ¿Qué estás haciendo? -preguntó ella, atónita.

– Lo de obedecer órdenes no se te da muy bien, ¿verdad? -murmuró él con su tono ronco y profundo-. Tienes una vena independiente y salvaje con la que tendremos que trabajar…

– Pero… pero no deberíamos ir más lejos… -acertó a decir.

– ¿Ir más lejos? -preguntó él mientras la levantaba de la cama-. Ya hemos ido muy lejos, Alissa. Te deseo desde la primera vez que te vi. No es lo que yo había planeado, ni lo que quería. Yo nunca mezclo los negocios con el placer…

– Y esto es un negocio -le recordó, nerviosa.

Alissa intentó apartarse, pero descubrió que los ojos dorados de Sergei la mantenían clavada en el sitio, inmóvil, como si le hubiera puesto unas esposas o unos grilletes.

– Sí, lo es, es verdad, pero tendremos que hacer una excepción… porque te deseo más de lo que haya deseado nunca a una mujer

– Sólo intentas justificarte -dijo ella, desesperada.

– Por supuesto que intento justificarme. No habría hecho una fortuna si no fuera un hombre que se adapta con facilidad a las circunstancias -declaró él-. Ahora estamos casados y vamos a tener una relación profundamente íntima… es lo más lógico y razonable.

Alissa se estremeció al sentir su mirada de deseo, aunque no encontraba nada lógico ni razonable en el hecho de sentirse brutalmente atraída por un hombre tan distinto a ella, tan rico y poderoso.

– No, Sergei, sólo serviría para complicar las cosas.

Sergei conocía bien a las mujeres y supo que el momento de la victoria estaba cerca. Había notado que Alissa era incapaz de dejar de mirarlo, que sus pupilas se habían dilatado, que había entreabierto los labios y que su voz sonaba tan baja que casi no se oía.

– No complicará nada. Confía en mí.

Sergei se inclinó y la besó suavemente en la comisura de los labios. Al instante, ella giró la cabeza hacia él y abrió la boca para recibir el beso que esperaba, para volver a sentir su lengua.

Cuando por fin lo recibió, soltó un gemido de placer. Sergei se apretó contra ella y Alissa sintió la fuerza de su erección. Después, le quitó el sostén, contempló sus preciosos senos y se los acarició con delicadeza, casi de un modo reverencial,

– Eres una obra de arte -declaró.

Los pezones de Alissa se endurecieron bajo su contacto. Él estaba tan excitado para entonces que ya no pudo soportarlo más: la tumbó en la cama, suspiró y le empezó a lamer los pechos.

Alissa ya no podía pensar. Se arqueó contra él, fuera de sí, y se aferró con fuerza a su espalda. Quería más, mucho más.

Sergei se quedó maravillado con la intensidad de su respuesta. Acababa de echarse hacia atrás para quitarse la camisa cuando ella se abalanzó sobre él y empezó a desabrocharle los bolones con una falta de destreza y de refinamiento que a él le pareció enormemente atractiva.

Tras quitarle la camisa sin más incidente que la pérdida de un botón, Alissa contempló su torso moreno y el vello negro que le cubría el pecho y se sintió como si se derritiera. Pasó las manos sobre su estómago, notó la contracción de sus músculos y apretó los labios contra uno de sus pezones mientras aspiraba el aroma familiar de su piel.

Yizihkom … -murmuró él.

– ¿Qué significa?

Sergei la miró a los ojos.

– Que uses tu lengua -respondió.

Alissa se lo concedió y empezó a lamerlo. Sabía maravillosamente bien, y habría disfrutado de su sabor durante mucho tiempo si él no la hubiera tumbado en la cama para volver a atormentar sus duros y sensibilizados pezones con un placer tan completo, que bastó para destruir el poco control que le quedaba.

Pero sólo habían empezado. De repente, él introdujo una mano por debajo de sus braguitas y encontró su clítoris. Alissa arqueó las caderas y gimió sin poder evitarlo cuando él se inclinó y comenzó a lamerla.

– Por favor… oh, por favor…

Sergei le quitó las braguitas del todo y la lamió un poco más antes de apartarse para quitarse los pantalones y los calzoncillos.

Alissa lo miró con deseo. Era un hombre magnífico, increíblemente atractivo. Y su erección, la primera que veía en toda su vida, le pareció fascinante.

– ¿Crees que encajaremos? -preguntó ella, antes de darse cuenta de lo que había dicho.

Sergei soltó una carcajada. La pregunta de Alissa le había parecido conmovedoramente ingenua para una mujer como ella: tras leer el informe de los psicólogos, estaba convencido de que era una mujer experimentada y acostumbrada a los hombres.

– Me excitas tanto, que casi me duele -le confesó él.

Sergei la penetró súbitamente, con dureza. Alissa soltó un gemido de dolor.

Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, él la miró con asombro,

– No es posible. No es posible que seas virgen…

– ¿Por qué no? ¿Es que hay alguna ley contra la virginidad? -contraatacó Alissa, verdaderamente avergonzada.

Sergei se había quedado quieto, helado. Creía que se había casado con una mujer de mundo que no le daría sorpresas, pero se había equivocado por completo. Ahora entendía su propensión a ruborizarse y las señales contradictorias que le enviaba cuando estaban juntos. Era virgen. No se había acostado con ningún otro hombre.

– ¿Quieres que me detenga?

– No, no quiero que te detengas…

Sergei suspiró, aliviado, y empezó a moverse otra vez, pero con delicadeza, haciendo esfuerzos por controlar su deseo. Estaba decidido a superar las expectativas que Alissa pudiera tener para su primera relación sexual.

Sus movimientos, lentos al principio, la volvieron loca de deseo. No podía controlar lo que sentía. Sergei aumentó el ritmo poco a poco, alimentando su necesidad hasta que. de repente, Alissa alcanzó el clímax y sintió ola tras ola de placer, entre convulsiones. Sólo entonces, él se dejó llevar y disfrutó del orgasmo más largo e intenso de su vida.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un Hijo Para El Magnate»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un Hijo Para El Magnate» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un Hijo Para El Magnate»

Обсуждение, отзывы о книге «Un Hijo Para El Magnate» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x