Él ha debido haberse declarado por piedad, eso y por su gran sentido de responsabilidad. ¿ Por qué si no él se comprometió con ella. Un fenómeno hombruno, que quedaba igual de mal vestida con ropas de hombres como con vestidos?
Él había dicho que la amaba. Ella le había creído. Qué completamente tonta era. A menos que…
Henry se atragantó sobre un sollozo. Tal vez él le había amado. Pero ella no le había comprendido y complacido. Tal vez ella simplemente no fue lo suficientemente mujer para satisfacerle. Tal vez él necesitaba más de lo que ella podía darle. O simplemente le había mentido. No sabia que pensar en que creer.
Lo que más le asombraba era que no le odió. Él había hecho demasiado por ella, le había mostrado a ella demasiada bondad para odiarle. No pensó que él se había acostado con Christine por hacerle daño. Y no pensó que él lo había hecho por que era malo.
No, él probablemente se había acostado con ella solamente porque había pensado que estaba en su derecho. Él era un hombre, y los hombres hacían cosas así.
No la habría lastimado tanto así, si él no le hubiese dicho a ella que la amaba. Aun podía haberse casado y conquistarlo.
¿Pero cómo romper el compromiso? Todo Londres estaba enterado acerca de su compromiso; Echarse atrás ahora seria un escándalo terrible. Ella en particular no quería chimes y murmuraciones sobre su situación. Quería irse de Londres aunque no para Stannage Park, pensó dolorosamente. Él probablemente no la dejaría regresar. Pero a donde podía irse. Donde las murmuraciones y chismes de la nobleza no la podrían alcanzar.
Él, sin embargo, no se iría. Su vida estaba en Londres. ¡" Oh, Dios Mío!" Ella dijo precipitadamente. ¿"Por qué no puedo lastimarlo?
Ella le amaba todavía. En alguna parte alguien se reiría acerca de esto. Él iba a tener que cancelar el compromiso. No quería dejarlo plantado y no podía hacerle pasar una gran vergüenza. ¿Pero cómo hacerlo? ¿Cómo?
Ella reflexiono en su cama por más de una hora, con su ojos enfocando en una grieta diminuta en el cielo raso. ¿Qué podría hacer ella para que él suspenda de pronto el compromiso? Ninguno de sus planes parecían posibles, hasta… Sí, eso era. Eso era exactamente eso.
Con el corazón oprimido ella caminó para su escritorio y abrió una gaveta toma pluma y papel que Caroline previsoramente le había proporcionado. De la nada ella recordó a una amiga imaginaria que había tenido cuando niña. Rosalind. Ese nombre funcionaria como cualquier otro.
Casa Blydon Londres
2 de Mayo de 1817
Mi estimada Rosalind,
Lamento no haber escrito en mucho tiempo. Mi única excusa es que mi vida ha cambiado tan dramáticamente en los últimos meses que apenas he tenido tiempo para pensar. ¡ Me voy a casar! Puedo imaginar lo sorprendida que estas. Cuando Carlyle falleció hace poco tiempo atrás, y un nuevo Lord Stannage llegó a Stannage Park. Él era un distante primo de Carlyle. Ni siquiera se conocían… No tengo el tiempo para exponer todos los detalles, pero nos hemos comprometido para casarnos dentro de poco. Estoy muy feliz por mi próximo matrimonio (Ya que mediante el puedo conseguir quedarme en Stannage Park para el resto de mi vida. Tu sabes cuánto amo estar allí)
Su nombre es Dunford. Ese es su apellido de familia, pero nadie le llama por su nombre de pila. Él es muy simpático y amable conmigo. Él me ha dicho que me ama. Naturalmente, contesté de modo semejante. Lo hice por educación. Por supuesto que me caso con él por mi amado y adorado Stannage Park, pero a mí él me agrada bastante y no quiero lastimar sus sentimientos.
Pienso que nos llevaremos bien juntos.
No te puedo escribir más. Permanezco en Londres con algunos de los amigos de Dunford y estaré aquí por dos semanas. Después me puedes enviar la correspondencia a Stannage Park; Espero convencer a mi marido y regresar a Stannage Park luego de nuestra luna de miel. Me imagino que el querrá volverá Londres, donde esta realmente su vida. En particular no me importa si queda en la capital. Como mencioné, es un hombre bastante agradable. Pero imagino que pronto le aburrirá la vida en el campo y yo retornare a mi vieja vida segura de no terminar como institutriz o totalmente desamparada. Me despido
Tu estimada amiga,
Henrietta Barrett
Henry temblaba cuando doblo la carta y la deslizó en un sobre dirigido a "Lord Stannage". Antes de que ella tuviese una probabilidad para volver a pensar en sus acciones, bajo las escaleras y la colocó en manos de un lacayo con instrucciones de entregarlo inmediatamente.
Entonces ella dio la vuelta y empezó a regresar a su habitación sin fuerzas para volver a subir. Logró llegar por medio de ardua voluntad a su cuarto, y cerró su puerta, y yació en su cama.
Ella se acurrucó en posición fetal a llorar y paso así por horas.
Dunford sonrió cuando su mayordomo le dio el sobre blanco. Cuando él lo recogió de la bandeja de plata, reconoció la escritura de Henry. Pensó, que su escritura era limpia y directa sin decoraciones floridas como ella.
Rompió el sello y abrió el sobre, desdoblando la nota.
Mi estimada Rosalind. ..
La tonta chica había confundido los sobres y puso las cartas equivocadamente. Dunford esperó que él fuese la razón para su distracción poco característica de su personalidad. Él comenzó a cerrar la carta, pero entonces divisó su nombre. La curiosidad pudo más que sus escrúpulos, y empezó a leer.
Algunos momentos más tarde la carta se zafó de sus dedos entumecidos y cayo al suelo.
Por supuesto que me caso con él por mi amado y adorado Stannage Park…
Por supuesto que me caso con él por mi amado y adorado Stannage Park…
Por supuesto que me caso con él por mi amado y adorado Stannage Park…
Dios mió, ¿ qué hizo? Ella no le amaba. Nunca lo había amado. Probablemente nunca lo haría.
Cómo ha debido haberse reído ella. Él se hundió de vuelta en una silla. No, ella no se habría reído. A pesar de su comportamiento calculador, no era cruel. Simplemente quiso más a Stannage Park más de lo que podría amar alguien.
Lo de él era un amor que nunca podría ser correspondido. Dios mío, era irónico. Todavía la amó. Aun después de esto, todavía la amaba. Estaba tan furioso con ella que quería odiarla, pero todavía la amaba. ¿Qué diablos iba a hacer?
Él se tambaleó y se sirvió un trago, olvidando el hecho que no estaba acostumbrado a beber en las mañanas. Sus dedos agarraron firmemente el vaso tan apretadamente que se asombro que no se quebró. Él tomo la bebida y como no lo alivio tomo otra.
Él imaginó su cara, su cejas altivas sobre esos ojos de plata espectaculares. Podría ver su pelo, podría detectar cada uno de sus rizos con sus múltiples colores desde la luminosidad dorada hasta la profundidad café. Y en ese entonces su boca estuvo siempre en movimiento, sonriendo, riéndose, haciendo pucheros.
Besando.
Él podría sentirse sus labios debajo de los de él. Habían sido tan suaves y llenos y tan ansiosos por responder. Su cuerpo se endureció cuando recordó el puro éxtasis de su toque. Ella era una niña, pero instintivamente supo como incitar su pasión.
Él la amaba.
Él la amaba con una intensidad tan fuerte que amenazaba por absorberle.
Él no podía romper el compromiso aún. Tenía que verla una última vez. Tenía que tocarla y ver si él podía resistir esa tortura.
¿La amaba lo suficiente como para casarse sabiendo que no lo quería sabiendo que lo manipulo?
Читать дальше