Isaac Asimov - Los piratas de los asteroides

Здесь есть возможность читать онлайн «Isaac Asimov - Los piratas de los asteroides» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1976, ISBN: 1976, Издательство: Bruguera, Жанр: Космическая фантастика, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los piratas de los asteroides: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los piratas de los asteroides»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El sistema solar ha sido colonizado por la Tierra, unificada bajo el gobierno del Consejo de Ciencias.
En el ejambre de asteroides que orbitan entre Marte y Júpiter, como antaño en los archipiélagos del Caribe, se ocultan los feroces corsarios del espacio, que han sustituido el velero por la astronave y el trabuco por el rayo desintegrador. Pero tras sus correrías y pillajes se esconde una amenaza mucho mayor, un terrible misterio que Lucky Starr, joven agente especial del Consejo de Ciencias, deberá desentrañar.

Los piratas de los asteroides — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los piratas de los asteroides», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Comprendo —asintió Lucky—. Antes de partir hacia la Tierra, hay algo que quiero comprobar. ¿Habéis filmado el ataque pirata? ¿O debo suponer que las defensas de Ceres han estado tan desorganizadas que ni siquiera han pensado en filmarlo?

—Sí, lo hemos filmado. ¿Crees que te servirán de algo esas vistas?

—Te lo diré una vez que las haya analizado.

Hombres con uniforme de la armada espacial e insignias que indicaban sus importantes rangos, proyectaron para los consejeros el filme secreto de lo que más tarde la historia denominaría «Invasión a Ceres».

—Veintisiete naves han atacado el Observatorio, ¿no es verdad? —inquirió Lucky.

—Así es —respondió un comandante—. Ese es el número exacto.

—Bien. Veamos ahora si me he formado una buena idea de las acciones. Dos de las naves fueron destruidas durante la lucha y una tercera durante la persecución. Las otras veinticuatro se alejaron, pero acabo de ver una o más tomas de cada una, durante la retirada.

El comandante sonrió.

—Si quiere usted decir que alguna de las naves que han descendido en Ceres está aún aquí, escondida, se equivoca por completo.

—En cuanto a estas veintisiete naves, tal vez. Pero otras tres naves han aterrizado en Ceres y sus tripulaciones atacaron la Compuerta Principal. ¿Dónde están las tomas de esas naves?

—Desafortunadamente no hemos obtenido todas las deseables —admitió el comandante con cierta incomodidad—. Nos han cogido por sorpresa. Pero ya le he hecho ver las tomas de la retirada de esas naves.

—Sí, así es. Y he visto sólo dos naves en esas tomas. Y testigos presenciales han dicho que tres fueron las que han descendido.

Obstinado, el comandante aseguró:

—Y tres han sido las que se han retirado. También hay testigos presenciales que lo afirman.

—Pero ¿usted tiene vistas de sólo dos de ellas?

—Pues… sí.

—Gracias.

De regreso en su despacho, Conway preguntó:

—Bien, Lucky, ¿qué supones?

—Creo que la nave del capitán Antón ha de ser un lugar interesante. Los filmes lo han probado así.

—¿Dónde estaba?

—En ninguna parte. Por eso es interesante. Su nave es la única nave pirata que yo podría reconocer y ninguna, siquiera similar, ha intervenido en la invasión. Es muy extraño, porque Antón debe de ser uno de sus mejores hombres; de lo contrario no le hubieran enviado a la caza del Atlas. También es extraño que siendo treinta las naves atacantes, sólo haya veintinueve en el filme. La trigésima, la nave que ha desaparecido, era la de Antón.

—Oh, sí, yo puedo suponerlo también —dijo Conway—. ¿Y qué hay con ello?

—El ataque contra el Observatorio —explicó Lucky— era ficticio. Esto lo han admitido hasta las naves de la defensa, ahora. Las tres naves que atacaron la compuerta de aire eran las importantes y han operado bajo las órdenes de Antón. Dos de esas naves se han unido al resto de la escuadra, en su retirada: una trampa dentro de la trampa mayor. La tercera nave, la mandada por el mismo Antón, la única que no hemos visto, ha llevado adelante el plan principal, partiendo con una trayectoria por entero distinta. Los testigos la han visto elevarse en el espacio, pero, una vez arriba, ha virado de modo que ni siquiera nuestras naves, mientras perseguían el núcleo más importante de la flota enemiga a toda velocidad, han logrado capturarla en el filme.

—Nos dirás que se ha dirigido hacia Ganímedes —dijo Conway con expresión desolada.

—¿Pero no comprendéis que es lógico? Los piratas, aun cuando están bien organizados, no pueden atacar la Tierra y sus bases, pero sí pueden organizar un ataque para distraer nuestra atención. Son capaces de hacer que muchas naves terrestres patrullen el extremo más lejano del cinturón de asteroides, para permitir que la armada de Sirio derrote a las restantes unidades de la Tierra. Por otra parte, Sirio no podría sostener una guerra a ocho años luz de su propio planeta, con posibilidades de vencer, a menos que cuente con apoyo en los asteroides. Ocho años luz, después de todo, significan más de ochenta billones de kilómetros. La nave de Antón se dirige hacia Ganímedes para asegurar a los de Sirio que contarán con la ayuda pirata y para indicarles que ya pueden iniciar las acciones bélicas. Sin declaración previa, por supuesto.

—Si tan sólo pudiésemos dejarnos caer en esa base de Ganímedes antes —murmuró Conway.

—Aun sabiendo lo que sucede en Ganímedes —dijo Henree—, no nos haríamos cargo de la gravedad de la situación de no mediar los dos viajes de Lucky a los asteroides.

—Lo sé y te pido disculpas, Lucky. Entretanto, nos resta muy poco tiempo para tomar decisiones. Debemos dar un golpe de gracia en este mismo momento. Una escuadra de naves enviada al asteroide-base del que nos has hablado, Lucky…

—No —interrumpió el joven—, no tendría sentido.

—¿Por qué lo dices?

—No es nuestra intención iniciar la guerra, aun cuando haya de finalizar con una victoria, Eso es lo que ellos quieren. Oye, tío Héctor, Dingo, el pirata, podría haberme liquidado en el asteroide, pero tenía orden de dejarme flotando en el espacio. En un primer momento, creí que querrían presentar mi muerte como un hecho accidental. Ahora comprendo que se trataba de irritar al Consejo; ellos podrían hacer público que habían matado a un miembro del Consejo y, al no ocultarlo, obligarían casi a la concreción de un ataque prematuro. Una de las razones para la invasión de Ceres puede haber sido asegurarse mediante una provocación más.

—¿Y si iniciáramos la guerra con una victoria?

—¿Aquí? ¿A este lado del Sol? ¿Y dejar a la Tierra al otro lado, desprovista de sus unidades de flota más importantes? ¿Con la armada de Sirio aguardando en Ganímedes, también de aquel lado del Sol? Te aseguro que sería una victoria muy costosa. La solución no es iniciar una guerra, sino prevenirla.

—¿Cómo?

—Nada ocurrirá hasta que la nave de Antón descienda en Ganímedes. Tal vez podamos interceptarla e impedir que se produzca la reunión entre ambas fuerzas.

—Es una posibilidad muy endeble —dijo Conway con un gesto de duda.

—No si yo voy. La Shooting Starr es más veloz y tiene mejores ergómetros que cualquier otra nave de la flota.

—¿Que tú irás? —gritó, más que dijo. Conway.

—Sería peligroso enviar unidades de nuestra escuadra. Las fuerzas de Sirio en Ganímedes pensarían, quizá, que es un ataque. Podrían contraatacar y entonces estaríamos en medio de esa guerra que intentamos evitar. La Shooting Starr les parecerá inofensiva: una sola nave; se quedarán tranquilos.

—Te equivocas, Lucky —dijo Henree—. Anton tiene una ventaja de doce horas. Ni siquiera la Shooting Starr podrá darle caza.

—Eres tú el que se equivoca. Sí podrá darle caza. Y una vez que haya cogido a Antón, tío Gus, creo que forzaré a los asteroides a la rendición. Sin ellos Sirio no atacará y no hará guerra.

Los dos científicos lo miraron, silenciosos.

—Ya he regresado dos veces —insistió Lucky, obstinadamente.

—Y las dos veces casi por milagro —refunfuñó Conway.

—Antes no sabía qué tenía entre manos; debía abrirme camino. Pero ahora lo sé. Lo sé con exactitud. Oídme: calentaré los motores de la Shooting Starr y me pondré al habla con el Observatorio de Ceres mientras tanto. Vosotros podríais comunicaros con la Tierra por la onda sub-etérica. Pedidle al coordinador…

Conway le interrumpió:

—Ya me ocuparé yo, hijo. He lidiado con el gobierno desde antes de que tú nacieras. Pero tú, ¿te sabrás cuidar a ti mismo, Lucky?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los piratas de los asteroides»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los piratas de los asteroides» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los piratas de los asteroides»

Обсуждение, отзывы о книге «Los piratas de los asteroides» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x