Gene Wolfe - La espada del Lictor

Здесь есть возможность читать онлайн «Gene Wolfe - La espada del Lictor» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1993, ISBN: 1993, Издательство: Minotauro, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La espada del Lictor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La espada del Lictor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Severian, desterrado por el “pecado” de misericordia, ha llegado a Thrax, la Ciudad de los Cuartos sin Ventanas, y se prepara para desempeñar el papel, a menudo desagradable, de funcionario del gobierno. Los acontecimientos perturbadores se precipitan. Dorcas deja a Severian y vuelve al Lago de los Pájaros. Severian es perseguido por una bestia mortífera. Ha empezado a cuestionarse su oficio de torturador y al fin deja libre a una mujer y escapa de la ciudad. Ya en las montañas sobrevive a otro encuentro con Agia, que pretende vengar la muerte de su hermano, y sigue huyendo en compañía de un niño, huérfano a causa de un alzabo. Más tarde, en una ciudad desierta, la Garra revive a un hombre que había sido enemigo del Conciliador. El niño muere, pero Severian mata al hombre, reparando de este modo una antigua deuda de venganza. Severian se une entonces a las gentes de las islas flotantes, y los ayuda a atacar el castillo donde volverá a encontrarse con Calveros y el doctor Talos.

La espada del Lictor — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La espada del Lictor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

A la sombra del acantilado había una playa minúscula. No obstante, la isla de Llibio varó antes de que la alcanzáramos, y tuve que saltar de nuevo al agua, esta vez sosteniendo TerminusEst por encima de la cabeza. Afortunadamente no había oleaje, y aunque la lluvia seguía amenazando, no había llegado aún. Ayudé a algunos hombres a arrastrar sus barcas hasta los guijarros mientras otros, con cabos de fibra, amarraban las islas a peñascos.

Después de mi viaje por las montañas, la senda estrecha y traicionera habría sido fácil si no hubiera tenido que trepar a oscuras. Tal como era el caso, hubiese preferido descender desde la ciudad enterrada hasta la casa de Casdoe, aunque la distancia fuera cinco veces mayor.

Cuando llegamos arriba todavía estábamos a cierta distancia de la muralla, que nos ocultaba un bosquecillo de abetos dispersos. Reuní a los isleños a mi alrededor y les pregunté —pregunta retórica— si sabían de dónde había venido la nave voladora que había sobre el castillo. Y cuando me hubieron asegurado que no, les expliqué que yo sí lo sabía (y era verdad, pues, aunque yo nunca había visto ninguna, Dorcas me había alertado sobre ellas), y que en vista de su presencia era mejor que yo fuese a explorar la situación antes de proceder al asalto.

Aunque nadie dijo nada, percibí un sentimiento de impotencia. Estaban convencidos de haber encontrado un héroe que los guiase, y ahora iban a perderlo antes de que empezara la batalla.

—Intentaré entrar —les dije—. Si es posible volveré de nuevo aquí, y os dejaré abiertas todas las puertas que pueda.

—Pero supongamos que no pudieras volver —preguntó Llibio—. ¿Cómo sabremos que ha llegado el momento de sacar los cuchillos?

—Haré alguna señal dije, y me devané los sesos pensando qué señal podría hacer encerrado en esa torre negra—. En una noche como ésta han de haber encendido fuegos. Mostraré un tizón por una ventana, y lo dejaré caer para que veáis la estela. Si no hago ninguna señal y no consigo volver, podéis dar por sentado que me han hecho prisionero: atacad cuando despunte el primer rayo en las montañas.

Al poco rato estaba en la puerta del castillo, aporreando un gran aldabón de hierro con forma de cabeza humana (por lo que pude determinar con los dedos) contra una plancha del mismo metal empotrada en roble.

No hubo respuesta. Después de haber esperado por espacio de una docena de respiraciones, volví a golpear. Oí cómo dentro se despertaban los ecos, pero no había sonido de voces. Las espantosas caras que había entrevisto en el jardín del autarca me llenaron la mente, y esperé temiendo el ruido de un disparo, aunque sabía que si los hieródulos optaban por dispararme —y de ellos venían en última instancia todas las armas de energía—, probablemente no oiría nada. El aire estaba tan quieto que era como si la atmósfera esperase conmigo.

Por fin se oyeron pasos, tan rápidos y ligeros que yo habría dicho que eran las pisadas de un niño. Una voz vagamente familiar gritó:

—¿Quién es? ¿Qué quiere?

Y yo respondí: —El maestro Severian, de la Orden de los Buscadores de la Verdad y la Penitencia. Vengo como brazo del Autarca, cuya justicia es pan de sus súbditos.

—¡Vaya, tú! —exclamó el doctor Tales, y abrió de golpe el portal.

Por un momento no pude hacer otra cosa que mirarlo.

—Dime, ¿qué quiere el Autarca de nosotros? La última vez que te vi, ibas a la Ciudad de los Cuchillos Curvos. ¿Llegaste al fin?

—El Autarca quería saber por qué un vasallo de usted había retenido a un sirviente suyo. Me refiero a mí. Esto pone la cuestión bajo una luz ligeramente distinta.

—¡En efecto! ¡En efecto! También desde nuestro punto de vista, ¿comprendes? No sabía que el misterioso visitante de Murene eras tú. Estoy seguro de que el pobre Calveros tampoco. Entra y conversaremos.

Entré, y el doctor cerró detrás de mí el pesado portón y colocó una pesada barra de hierro.

—En realidad no hay mucho que conversar —dije—, pero podríamos empezar por una valiosa gema que me arrebataron por la fuerza, y que según me informaron, le ha sido enviada a usted.

Mientras seguía hablando, sin embargo, mi atención pasó de las palabras que estaba pronunciando a la vasta mole de la nave de los hieródulos, que de aquel lado de la muralla tenía directamente sobre la cabeza. Levantar los ojos hacia ella me dio la misma sensación de trastorno que he tenido a veces mirando a través de la doble curva de una lente de aumento; la convexa cara inferior de esa nave parecía algo ajeno no sólo al mundo de los humanos sino a todo el mundo visible.

—Ah, sí —dijo el doctor Tales—. Creo que Calveros tiene la chuchería. O en todo caso la tenía y la ha tirado por ahí. Estoy seguro de que te la devolverá.

Del interior de la torre circular que parecía (aunque era imposible) sostener la nave, llegó débilmente un sonido solitario y terrible que podría haber sido el aullido de un lobo. Yo no había vuelto a oír nada semejante desde que abandoné la Torre Matachina; pero sabía qué era, y le dije al doctor Talos: —Aquí tienen prisioneros.

Asintió. —Sí. Me temo que hoy he estado tan atareado que entre una cosa y otra olvidé alimentar a esas pobres criaturas. —Hizo un gesto indefinido hacia la nave.— Espero que no tengas reparos en conocer cacógenos, ¿eh, Severian? Me temo que si quieres pedirle la joya a Calveros, no tendrás más remedio. Él está allí dentro, hablándoles.

Dije que no tenía reparos, aunque temo que al decirlo temblé por dentro.

El doctor sonrió, y por encima de la barba roja se vio la brillante hilera de dientes afilados que yo recordaba tan bien.

—Espléndido. Siempre has sido una persona maravillosamente desprejuiciada. Si me permites decirlo así, supongo que tu adiestramiento te enseñó a tomar a la gente tal como es.

XXXIII — Ossipago, Barbatus y Famulimus

Como es usual en esas torres de piedra, no había ninguna entrada a nivel del suelo. Una escalera recta, angosta, pronunciada y sin barandas llevaba hasta una puerta igualmente angosta, unos diez codos por encima del pavimento del patio. Esa puerta ya estaba abierta, y me encantó ver que el doctor Talos no la cerraba tras nosotros. Recorrimos un breve pasillo que sin duda no era más ancho que el muro de la torre, y desembocamos en una estancia que (como cualquiera de las que vi allí dentro) parecía ocupar toda el área disponible en ese nivel. Estaba repleta de máquinas en apariencia al menos tan antiguas como las que teníamos en casa en la Torre Matachina, pero cuyos usos escapaban a mis conjeturas. Desde un costado de esa sala una escalera estrecha subía al piso de arriba, y en el costado opuesto un oscuro hueco de escalera daba acceso al lugar, fuera lo que fuese, donde aullaba confinado el prisionero, pues se oía flotar la voz que salía de esa negra boca.

—Se ha vuelto loco —dije, e incliné la cabeza hacia el sonido.

El doctor Talos asintió. —La mayoría está igual. Al menos, la mayoría de los que examiné. Les administro caldos de elébora, pero no diré que parezca servirles de mucho.

—En el tercer nivel de nuestra mazmorra teníamos clientes así, porque nos obligaban a retenerlos por cuestiones legales; nos los habían entregado, ¿sabe?, y nadie con autoridad nos autorizaba a ponerlos en libertad.

El doctor me estaba guiando hacia la escalera ascendente.

—Comprendo la dificultad de tu posición.

—A su tiempo morían —continué, obstinado—. Por las consecuencias de las torturas o por otras causas. Era realmente un despropósito mantenerlos allí.

—Supongo que sí. Cuidado con el gancho de ese cachivache. Quiere agarrarte la capa.

—Entonces ¿por qué no los suelta? Usted, evidentemente, no es un depositario de la ley en el sentido en que lo éramos nosotros.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La espada del Lictor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La espada del Lictor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La espada del Lictor»

Обсуждение, отзывы о книге «La espada del Lictor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x