Terry Pratchett - Hombres de armas

Здесь есть возможность читать онлайн «Terry Pratchett - Hombres de armas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 2003, ISBN: 2003, Издательство: Plaza y Janés, Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Hombres de armas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Hombres de armas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

“¡Sé un HOMBRE en la Guardia de la Ciudad! ¡La Guardia de la Ciudad necesita HOMBRES!”
Hasta ahora, sin embargo, la Guardia Nocturna solo cuenta con el cabo Zanahoria (técnicamente un enano), el agente Cuddy (realmente un enano), el agente Detritus (un troll), la agente Angua (una mujer… la mayor parte del tiempo) y el cabo Nobbs (descalifica do de la carrera evolutiva por hacer trampas).
Y necesitan toda la ayuda que puedan conseguir. Porque hay un asesino suelto en las calles, con un arma nueva y mortífera y, lo más peligroso, un PLAN para devolver a la ciudad de Ankh-Morpork su grandeza perdida. Además, el misterio debe resolverse antes del mediodía, cuando el capitán Vimes devolverá su placa y se casará con la mujer más rica de la ciudad. Comparado con lo que les viene ahora, acabar con aquel dragón que atacó la ciudad hace un tiempo resultó fácil, ¡enfrentarse a un ejército de enanos sería más fácil! Y si la tarea es incluso complicada para un cuerpo de vigilancia normal, para la Guardia Nocturna puede convertirse en un quebradero de cabeza… literalmente.
Una espléndida novela de acción, misterio y humor, Hombres de armas es la decimoquinta entrega de la conocida serie Mundodisco.

Hombres de armas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Hombres de armas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Por consiguiente, Vimes abrió la puerta con mucho cuidado. El olor a dragones le envolvió. Era un olor muy poco habitual, incluso para los estándares de Ankh-Morpork, e hizo pensar a Vimes en un estanque que se hubiera utilizado durante varios años para verter desperdicios químicos y luego hubiese sido drenado.

Unos dragones pequeños le silbaron y le chillaron desde los apriscos que había a cada lado del sendero. Varios chorros de llamas causados por la excitación le chamuscaron los pelos en la parte de las pantorrillas que Vimes llevaba al aire.

Encontró a Sybil Ramkin con un par de integrantes de la miscelánea de mujeres jóvenes ataviadas con pantalones de montar que ayudaban a llevar el Santuario. Generalmente se llamaban Sara o Emma, y a Vimes le parecía que todas tenían exactamente el mismo aspecto. Las tres se estaban debatiendo con lo que parecía ser un saco airado. Sybil levantó la vista cuando Vimes fue hacia ellas.

—Ah, aquí tenemos a Sam —dijo—. Hazme un favor y sujeta esto.

El saco cayó en los brazos de Vimes. En ese mismo instante, una garra surgió del fondo del saco y arañó la coraza de Vimes en un animoso intento de sacarle las entrañas. Una cabeza de orejas puntiagudas se abrió paso por el otro extremo del saco, dos relucientes ojos rojizos se clavaron brevemente en Vimes, una boca llena de dientes en forma de sierra se abrió de golpe, y una ráfaga de vapor maloliente se esparció sobre él.

Lady Ramkin agarró triunfalmente la mandíbula inferior del pequeño dragón y le metió el otro brazo garganta abajo, introduciéndolo hasta el codo.

—¡Te pillé! —Se volvió hacia Vimes, quien todavía estaba paralizado por el estupor—. El muy diablillo no quiere tomarse su tableta de piedra caliza. Traga. ¡Traga! ¡Eso es! ¿Quién es un buen chico? Ahora ya puedes soltarlo, Sam.

El saco resbaló de los brazos de Vimes.

—Un caso bastante serio de Cólicos Sin Llamas —dijo lady Ramkin—. Espero que lo hayamos cogido a tiempo…

El dragón terminó de salirse del saco abriéndolo a zarpazos y miró alrededor en busca de algo que incinerar. Todos intentaron quitarse de en medio.

Entonces al dragón se le cruzaron los ojos, y eructó.

La tableta de piedra caliza rebotó en la pared de enfrente con un chasquido seco.

—¡Todo el mundo al suelo!

Todos saltaron en busca del cobijo que podían llegar a proporcionar un pequeño abrevadero y un montón de ladrillos vítreos.

El dragón volvió a eructar, y puso cara de perplejidad. Luego estalló.

Los cuatro levantaron las cabezas en cuanto el humo se hubo despejado y contemplaron el pequeño y triste cráter.

Lady Ramkin sacó un pañuelo de un bolsillo de su mono de cuero y se sonó la nariz.

—Pobre mamoncete —dijo—. Oh, bueno. ¿Qué tal estás, Sam? ¿Has ido a ver a Havelock?

Vimes asintió. Por muchos años que viviera, pensó, nunca llegaría a acostumbrarse a la idea de que el patricio de Ankh-Morpork tuviera un nombre propio, o a la de que alguien pudiera haber llegado a conocerle lo bastante bien para llamarle por él.

—He estado pensando en esa cena de mañana por la noche —dijo desesperadamente—. Verás, el caso es que realmente no creo que pueda…

—No seas bobo —dijo lady Ramkin—. Lo pasarás bien. Ya va siendo hora de que conozcas a las Personas Apropiadas. Lo sabes, ¿verdad?

Vimes asintió con expresión abatida.

—Entonces te esperamos en casa a las ocho —dijo ella—. Y no pongas esa cara. Te ayudará tremendamente. Vales demasiado para pasarte las noches dando vueltas por oscuras callejas mojadas. Ya va siendo hora de que salgas al mundo.

Vimes hubiese querido decir que a él le gustaba dar vueltas por oscuras callejas mojadas, pero no habría servido de nada. En realidad tampoco le gustaba tanto. Simplemente era lo que siempre había hecho. Pensaba en su placa de la misma manera en que pensaba en su nariz . Ni la amaba ni la odiaba. Simplemente era su placa.

—Bueno, pues entonces espabila. Será terriblemente divertido. ¿Tienes un pañuelo?

Vimes fue presa del pánico.

—¿Qué?

—Dámelo —dijo ella, y luego lo acercó a la boca de Vimes—. Escupe… —ordenó.

Le quitó una mancha que tenía en la mejilla. Una de las Emmas Intercambiables soltó una risita que sonó justo lo bastante alta para poder oírse. Lady Ramkin no le prestó ninguna atención.

—Ya está —dijo—. Bueno, eso está mejor. Ahora ya puedes irte a hacer que las calles sean seguras para todos nosotros. Y si quieres hacer algo realmente útil, podrías encontrar a Regordete.

—¿Regordete?

—Anoche se escapó de su aprisco.

—¿Un dragón?

Vimes gimió y sacó de su bolsillo un puro barato. Los dragones de pantano estaban empezando a convertirse en una pequeña molestia dentro de la ciudad, y eso ponía muy furiosa a lady Ramkin. La gente los compraba cuando medían quince centímetros de largo y eran una manera encantadora de encender fuegos pequeños y después, cuando ya estaban empezando a quemar los muebles e iban dejando agujeros corrosivos en la alfombra, el suelo y el techo del sótano que había debajo de él, se les expulsaba de la casa para que se buscaran la vida por su cuenta.

—Lo rescatamos de un herrero en la calle Fácil —dijo lady Ramkin—. Yo le dije a ese buen hombre que podía utilizar una forja, igual que hacían todos los demás. Pobre cosita…

—Regordete —dijo Vimes—. ¿Tienes una cerilla?

—Lleva un collar azul —dijo lady Ramkin.

—Sí, de acuerdo.

—Te seguirá igual que una ovejita si piensa que llevas encima una galleta de carbón de leña.

—De acuerdo —dijo Vimes mientras se palpaba los bolsillos.

—Están un poquito sobreexcitados con todo este calor que hace.

Vimes metió la mano en un aprisco de dragoncitos recién salidos del huevo y cogió a uno de ellos, que empezó a batir excitadamente sus rechonchas alitas. Luego soltó un breve chorro de llama azulada. Vimes inhaló rápidamente.

—Sam, realmente me gustaría que no hicieras eso.

—Lo siento.

—Así que si pudieras hacer que el joven Zanahoria y ese simpatiquísimo cabo Nobbs mantuvieran los ojos bien abiertos por si…

—No hay problema.

Por alguna razón inexplicable, lady Sybil, que en cualquier otro aspecto tenía una vista excelente, insistía en pensar que el cabo Nobbs era un bribonzuelo encantadoramente descarado. Eso siempre había tenido perplejo a Sam Vimes. Tenía que ser la atracción de los opuestos. El molde del que habían salido los Ramkin hubiese hecho palidecer de envidia al mejor panadero de Ankh-Morpork, mientras que el cabo Nobbs había sido descalificado de la carrera evolutiva por empujar a los competidores y tratar de ponerles la zancadilla.

Mientras Vimes se alejaba calle abajo con sus viejas prendas de cuero, su cota de malla oxidada y el casco firmemente calado en la cabeza, y con el roce de los adoquines a través de las suelas gastadas de sus botas diciéndole que estaba en el callejón del Acre, nadie hubiese creído que estaba viendo a un hombre que no tardaría en contraer matrimonio con la mujer más rica de Ankh-Morpork.

Regordete no era un dragón feliz.

Echaba de menos la fragua. La fragua le gustaba mucho. Allí disponía de todo el carbón que podía llegar a comer y el herrero tampoco había sido un hombre particularmente duro. Regordete no le había pedido gran cosa a la vida, y había obtenido lo poco que pedía.

Y entonces aquella mujer tan enorme se le había llevado de allí y le había metido dentro de un aprisco. Había otros dragones alrededor. A Regordete no le gustaban demasiado los otros dragones. Y la gente le daba un carbón extraño.

Regordete se sintió muy complacido cuando alguien le sacó del aprisco en plena noche. Pensó que iba a volver con el herrero.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Hombres de armas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Hombres de armas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Hombres de armas»

Обсуждение, отзывы о книге «Hombres de armas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x