Simon Hawke - El Nómada

Здесь есть возможность читать онлайн «Simon Hawke - El Nómada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Nómada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Nómada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Empuñando a
, la legendaria espada de los reyes elfos, Sorak se ha abierto paso a través de las inhóspitas tierras de Athas. Ahora, junto con su compañera villichi, Ryana, se acerca al objetivo de su misión: un avangion a punto de nacer, que guarda el secreto del pasado de Sorak y la promesa del futuro de Athas. Pero Sorak no es el único que busca al Sabio; el rey-hechicero de Nibenay está decidido a destruir al avangion antes de que se haya formado por completo... y aunque todavía no ha conseguido localizarlo, sabe que Sorak puede y conducirle directamente hasta él.

El Nómada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Nómada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—E incluso aunque lo sospecharan, nunca se les ocurriría buscar la entrada a ese tiempo en la ciudad de los no muertos —dijo Kara—. Sería el último lugar en el que un profanador esperaría hallar magia protectora.

—Os ruego me perdonéis por haberos puesto a prueba con tanta dureza —intervino el Sabio—, y por haberos hecho realizar un viaje tan largo y penoso. Sin embargo, me temo que no había otro modo. Tenía que estar absolutamente seguro de vuestro compromiso y decisión. ¿Confío en que habéis traído el Peto de Argentum?

Sorak lo sacó de su mochila.

—¡Ah!, excelente —suspiró el Sabio cogiéndoselo—. ¿Y las Llaves de la Sabiduría?

Ryana se quitó de los dedos los anillos de oro que eran los sellos de la llave y se los entregó.

—Perfecto. Lo habéis hecho muy bien. Muy bien, de verdad —les dijo con una sonrisa—. Habéis recorrido el auténtico Sendero del Protector. La gran señora Varanna estaría muy orgullosa de vosotros.

Tak-ko les trajo el té. Estaba hirviendo y había sido preparado con una deliciosa y aromática mezcla de hierbas secas.

—He hecho todo lo que me pedisteis, señor —dijo el elfling.

—Por favor... no hay necesidad de tanta formalidad —replicó el Sabio—. No soy más que un viejo mago, no un señor de ninguna clase.

—Entonces... ¿cómo debo llamaros?

El Sabio sonrió.

—Ya no utilizo mi auténtico nombre. Incluso pronunciarlo en voz alta plantea ciertos riesgos. Nómada servirá, o podrías llamarme abuelo, si lo prefieres. Cualquier nombre es bueno, aunque casi prefiero abuelo. Es un término a la vez cariñoso y de respeto. Eso es, claro está, si no tienes ningún reparo que poner.

—Claro que no, abuelo —repuso Sorak—. Pero, tal y como he dicho, he hecho todo lo que me habéis pedido, y...

—Y ahora hay algo que desearías que yo hiciera por ti —dijo el Sabio asintiendo—. Sí, lo sé. Buscas la verdad sobre tus orígenes. Bien, yo podría ayudarte a encontrar las respuestas que buscas. Pero ¿estás bien seguro de que deseas saber? Antes de que respondas, te ruego que consideres con cuidado lo que te voy a decir. Te has creado tu propia vida, Sorak. Te has forjado tu propia e incomparable identidad. Averiguar cosas sobre tu pasado podría acarrear ciertas responsabilidades. ¿Estás seguro de que deseas saber?

—Sí —respondió él, categórico—. Más que ninguna otra cosa.

—Como prefieras. —El Sabio asintió con la cabeza—. Pero termina tu té. Serán necesarios algunos preparativos.

Mientras el mago regresaba a su mesa, Sorak se bebió de un trago lo que quedaba de su té caliente. Le quemó la garganta al descender por ella, pero resultaba agradable después de la fría lluvia. Apenas podía creer que después de todo este tiempo, finalmente iba a averiguar la verdad sobre sí mismo, y se preguntó cuánto tiempo tardaría el Sabio en realizar sus preparativos.

Entretanto el anciano hechicero había desatado y desenrollado un pergamino y lo extendía ahora con sumo cuidado sobre la atestada mesa. Colocó pequeños pesos en cada esquina del documento, después se pinchó el dedo con un cuchillo afilado y dejó caer unas gotas de sangre sobre el pergamino. Tras mojar una pluma de ave en la sangre, trazó unas cuantas runas; luego cogió una vela y una barrita de lacre rojo, y los sostuvo sobre el pergamino. Murmurando para sí en voz baja, derramó una gota de cera roja, sobre la que dejó la marca de uno de los sellos y, acto seguido, aplicó encima otra gota de sangre. Repitió el proceso tres veces, uno por cada esquina del documento, pero utilizó un sello diferente cada vez.

Mientras observaba cómo preparaba el conjuro, Sorak contempló una vez más el curioso alargamiento de su figura, resultado de las primeras fases de la metamorfosis. Siendo elfo, lo normal habría sido que fuera más alto que un humano, pero con una altura de un metro ochenta aproximadamente tenía más o menos la longitud de Sorak, que no poseía las proporciones de un elfo. Había que tener en cuenta, claro, que el Sabio era bastante anciano, y la gente se encogía con la edad: los elfos no eran una excepción. De todos modos, se dijo el elfling, en su juventud debió de resultar bastante pequeño para ser elfo. O bien eso, o la metamorfosis había provocado notables cambios en su cuerpo. Sin duda, debía de haber sido terriblemente dolorosa. Incluso ahora, se movía despacio, casi con dificultad, del modo como aquellos con los huesos viejos y doloridos lo hacen.

Sus peculiares ojos, con toda seguridad, eran también resultado de la metamorfosis, y acabarían por tornarse completamente azules, incluso la parte blanca; darían la impresión de ser zafiros relucientes incrustados en las cuencas. Sorak se preguntó en qué forma afectaría aquello a su sentido de la vista. El cuello se mostraba más largo de lo que debiera, incluso en un elfo; pero en tanto que los brazos también eran largos, parecían más propios de un humano alto que de un elfo, igualmente sucedía con las piernas. Andaba ligeramente encorvado, una postura que, junto con la voluminosa túnica, ocultaba lo que Sorak distinguió con más claridad ahora que el hechicero se encontraba de espaldas a ellos: los omóplatos sobresalían de forma anormal y le daban el aspecto de un jorobado; se encontraban en pleno proceso de transformación en alas.

¿Qué clase de criatura era un avangion? ¿Qué aspecto tendría cuando la transformación se hubiera completado? ¿Se parecería a un dragón, o a una criatura totalmente distinta? ¿Y conocería él cuál iba a ser el resultado final? Mientras pensaba en lo mucho que había tenido que pasar junto con Ryana para llegar a este momento, el elfling comprendió que aquello no era nada comparado con lo que estaba padeciendo el Sabio. ¿Durante todos aquellos años en que había sido el Nómada, sabía el camino que iba a emprender? Seguramente, ya debía tenerlo decidido entonces, pues El diario del Nómada contenía ingeniosos mensajes ocultos a lo largo de todas las descripciones de las regiones de Athas. ¿Cuántos años había pasado deambulando por el mundo como un peregrino, al tiempo que escribía la crónica que, de aquel modo tan subversivo, iba a guiar a los protectores en el futuro? ¿Y durante cuánto tiempo había estudiado los antiguos y olvidados textos y pergaminos para conseguir alcanzar la perfección en su arte e iniciar el largo y duro proceso de la metamorfosis?

«No —se dijo Sorak—, lo que nosotros hemos pasado no ha sido nada comparado con todo eso.»

Dirigió una mirada a Ryana y vio que ésta se la devolvía de un modo extraño. Estaba agotada y se le notaba; mientras la contemplaba, se dio cuenta de que también él se sentía muy cansado. Habían padecido mucho. Le dolían los brazos de tanto blandir a Galdra frente a las docenas de no muertos con los que se habían enfrentado para abrirse paso. Los dos estaban helados, mojados, y tenían los huesos doloridos. El calorcillo de la chimenea de la sala de la torre, unido al calor del té que el Sabio les había ofrecido, le provocaba soñolencia, no obstante lo excitado que se sentía ante la perspectiva de haber conseguido finalmente su objetivo. Mientras observaba a la joven, vio cómo sus párpados se cerraban y la cabeza le caía sobre el pecho. La taza que la muchacha sostenía se desprendió de sus dedos y fue a hacerse añicos sobre el suelo.

Él apenas podía mantener los ojos abiertos. Sintió cómo una profunda lasitud se adueñaba de su cuerpo, y la vista se le empezaba a nublar. Bajó la mirada hacia la taza vacía que sostenía y, de improviso, comprendió por qué se sentía tan soñoliento. Levantó los ojos hacia Kara y vio que ésta lo miraba con atención. La imagen empezó a bailar ante él; la figura de la pyreen aparecía y desaparecía de forma borrosa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Nómada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Nómada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Nómada»

Обсуждение, отзывы о книге «El Nómada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x