Lo que no había tenido era tiempo para mirar de verdad gran parte del mundo.
«Hacer eso será algo nuevo», pensó. Viajar sin que lo persiguieran ni tener que gobernar aquí o allá. Viajar a donde pudiera dormir en un granero a cambio de cortar leña para alguien. Al pensarlo, se sorprendió soltando una carcajada. Continuó cabalgando hacia el sur mientras fumaba —aunque pareciera imposible— esa pipa. De pronto, el aire empezó a soplar a su alrededor, en torno a un hombre al que habían llamado lord, Dragón Renacido, rey, asesino, amante, amigo.
El viento se levantó, alto y libre, para remontar el vuelo hacia un cielo abierto, despejado de nubes. Sopló sobre un paisaje fracturado, sembrado de cadáveres que aún no habían sido enterrados. Un paisaje repleto, al mismo tiempo, de celebraciones. Acarició árboles en los que por fin crecían brotes. El viento sopló hacia el sur, a través de frondas de árboles nudosos, por encima de llanuras, y hacia tierras inexploradas.
Ese viento no fue un final. Porque no existen finales, y nunca existirán, en el eterno girar de la Rueda del Tiempo.
Pero aquél fue un final.
Y sucedió que en aquellos días, como había acontecido antes y volvería a acontecer, la oscuridad cernía su peso sobre la tierra y oprimía el corazón de los hombres, y el verdor de las plantas palidecía y la esperanza desfallecía. Y los hombres invocaron al Creador, diciendo: Oh Luz de los Cielos, Luz del Mundo, haced que el Redentor Prometido nazca del seno de la montaña, tal como afirman las profecías, tal como acaeció en las eras pasadas y sucederá en las venideras. Haced que el Príncipe de la Mañana cante en honor de la tierra para que crezcan las verdes cosechas y los valles produzcan corderos. Permitid que el brazo del Señor del Alba nos proteja de la Oscuridad y que la gran espada de la justicia nos defienda. Haced que el Dragón cabalgue de nuevo a lomos de los vendavales del tiempo.
De
Charal drianaan te Calamon ,
El Ciclo del Dragón . Autor anónimo, Cuarta Era.
Llegó como el viento, como el viento lo tocó todo, y como el viento partió.
De
El Dragón Renacido . Por Loial, hijo de Arent, nieto de Halan, Cuarta Era.