Vladimir Obruchev - Plutonia

Здесь есть возможность читать онлайн «Vladimir Obruchev - Plutonia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Фантастика и фэнтези. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Plutonia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Plutonia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Plutonia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Plutonia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ahora los dos tiraban de la cuerda, de pie en la frágil embarcación. El árbol se desplomó, golpeando en la proa de la barca, que empezó a sumergirse bajo su peso. Gromeko sólo tuvo tiempo de agarrarse a las colas de caballo y atraer hacia ellas la popa de la barca, cuya proa había desaparecido ya bajo el agua.

— ¡Sí que estamos bien! ¿Qué hacemos ahora? — exclamó Makshéiev.

Hallábanse los dos en la popa, con los pies metidos en el agua, agarrándose con una mano a las colas de caballo y reteniendo con la otra lo cuerda para que el desdichado árbol no se fuera a la deriva.

— Como no podemos salir a la orilla ni tenemos nada para achicar el agua, no nos queda más remedio que pedir auxilio — contestó Gromeko.

Las dos se pusieron a gritar. Nadie les contestaba al principio, pero luego se escuchó la voz de Kashtánov preguntando lo que había ocurrido.

— Vengan con un cubo. Senas hunde la barca.

— ¡Ahora voy! — contestó Kashtánov.

En esto, junto.a la proa hundida, emergió del agua urna enorme cabeza de color verde pardusco, hocico corto y ancho y ajillos pequeños bajo un cráneo aplastado. El,animal estuvo algún tiempo contemplando a los hombres sobrecogidos por la sorpresa y luego, abriendo una boca plantada de varias hileras de dientes agudos, se puso a trepar a la embarcación, que se hundió más todavía bajo su peso. Apareció un cuello corto y grueso, luego parte del cuerpo lisa. Las garras de las anchas patas delanteras se aferraron al borde de la barca. Al marcharse en busca de leña tan cerca del campamento, los cazadores no se habían llevado las escopetas y ahora se encontraban desarmados frente a un reptil de raza desconocida pero seguramente carnicero y fuerte. Las hachas se habían quedado en la proa y ahora se hallaban en el agua, bajo las patas del enemigo.

— Ate usted pronto el cuchillo al mango de un remo mientras yo trato de contener a este monstruo con el otro — gritó Makshéiev.

Sacó el cuchillo, que agarró entre los dientes, y luego, empuñando el remo, hundió con todas sus fuerzas la pala en la boca entreabierta del animal que, sobrecogido por aquel fuerte golpe contra el paladar y la lengua, apretó las mandíbulas. Luego se oyó un chasquido. Los dientes agudos desmenuzaban la madera y atacaban ya el borde de hojalata. Makshéiev continuó hundiendo el remo en las fauces, pero el pala disminuía porque el animal no dejaba de triturarlo para escupir luego las astillas teñidas de sangre.

Entretanto, Gromeko, que había tenido tiempo de atar su cuchilla de caza con las correas de las botas al mango

del segundo remo, acercóse por detrás de Makshéiev y hundió aquella lanza improvisada en un ojo del monstruo.

Enloquecido de dolor, el animal dió un salto de lado, arrancó el remo de manos de Makshéiev y desapareció en el agua, mostrando por un instante su lomo ancho, de color pardo verdoso, con una doble hilera de escamas a lo largo y una cola corta y gruesa que golpeó en el agua con tanta fuerza que ambos cazadores quedaron empapados de pies a cabeza.

Apartada de la orilla por el movimiento del monstruo, la lancha se hundió definitivamente en el agua.

Kashtánov, que acudía en auxilio de sus compañeros, se encontraba ya cerca del lugar del suceso. Al desembocar del recodo vió la tromba de agua levantada por el monstruo, pera sin comprender lo que ocurría. El árbol seco pasó por su lado, apareciendo y sumergiéndose al capricho de las olas. Creyendo que se trataba de un cocodrilo, el remero iba a golpearlo con su bichero cuando Gromeko, que no quería perder aquel botín lograda la costa de tantos esfuerzos, gritó:

— ¡El tronco! ¡Agarre el tronco, que es nuestro combustible!

Kashtánov enganchó el árbol con el bichero y, remolcándolo, llegó por fin hasta donde estaban sus camiaradas metidos en el agua hasta la cintura.

Después de algunos esfuerzos, lograron sacar la barca, achicaron el agua y volvieron con su botín hacia la tienda donde Pápochkin luchaba desesperadamente contra los mosquitos. En cuanto a General, se había refugiado metiéndose en el agua hasta las orejas.

Una vez el tronco en tierra, hicieron pastillas y pronto crepitaba una alegre hoguera. Las colas de caballo que echaron encima despidieren un humo tan intenso que los mosquitos desaparecieron al instante y Makshéiev y Gromeko, que estaban secándose junto al fuego, empezaron a llorar a lágrima viva.

Después de haber escuchado el relato acerca del ataque del monstruo acuático, Kashtánov opinó:

— Debía ser un reptil de algún grupo desaparecido de nuestro planeta al principio del terciario.

— ¿Un ictiosauro? — preguntó Makshéiev, que toda vía recordaba algo del curso de paleontología — estudiado en la Facultad de Minas.

— No, por lo que ustedes cuentan no es esa. El ictiasiaurio era mucha más grande. Tenía la cabeza de otra forma y vivía en una época anterior, en la jurásica. El amigo ese se parece más bien a un cocodrilo pequeño del cretácea.

Pápochkin hizo observar:

— Además, no se habrían desembarazado tan fácilmente de un ictiosaurio. En cuanto al plesiosaurio, tenía el cuello más largo que un remo y no le habría costado ningún trabajo agarrarles a ustedes desde el agua sin, subir a la lancha.

— Es de suponer que. con el tiempo, también encontraremos a esos reptiles enormes — dijo Kashtánov —, ya que, ¡a medida que descendemos el río,aparecen representantes de una fauna más antigua. Ahora nos encontramos en el cretáceo medio o incluso inferior.

— En efecto, tanta la flora como la fauna son cada día más distintas a lo que estamos acostumbrados a ver en la superficie de la tierra — añadió Gromeko-. Coma el cambio es gradual, no nos damos siempre cuenta. Pero fijándose bien, puede verse que todo lo que nos rodeó es nuevo: ha desaparecido una multitud de árboles de hoja, de flores, de cereales; ahora dominan las palmeras, las ciperáceas y las fanerógamas y también hay numerosas criptógramas.

— Este reina subterráneo nos reserva todavía muchas sorpresas, y debemos ser más precavidos. ¡Ni un paso sin escopetas y balas explosivas!

— Ya opino — declaró Gromeko— que sólo debemos descansar un poco mientras se hace la cena y continuar luego el camino hasta encontrar un sitio mejor. Para alimentar una hoguera que nos proteja de las fieras no tenemos leña bastante.

A todos les pareció bien la propuesta. Sacaron a la orilla la barca de la aventura para ponerla a secar y repararla, cenaron, durmieron un par de horas en torno al fuego y reanudaron la navegación llevándose el resto de la leña. Durante dos horas continuaron las mismas malezas impenetrables, bordeadas de juncos y colas de caballo. En los remansos, los peces se agitaban o saltaban fuera del agua como perseguidos y a veces se veía surgir por un instante tras ellos el repulsivo hocico de un reptil con la boca abierta, después de lo cual los remolinos y los círculos que se formaban en la superficie decían que un cuerpo voluminosa se había sumergida rápidamente. Las libélulas interrumpían por momentos sus despreocupados aleteos y se dispersaban en todas direcciones, ocultándose entre las hojas y los juncos, para huir de un gran pájaro azul de pico enorme que irrumpía de pronto ruidosamente y cazaba al vuelo los insectos menos ágiles.

Las murallas verdes empezaran por fin a apartarse, el curso del ría se hizo más lento y la capa de agua se extendió en anchura: el río se convertía en lago salpicado de islas, una de las cuales llamó la atención de los viajeros. La mitad estaba ocupada por un alto y tupido bosque y el resto era un claro bastante amplio con árboles aislados, algunos de los cuales estaban secos. Los exploradores desembarcaron en seguida allí.

Tapizaba el prado una hierba baja y áspera que, una vez observada, resultó ser una especie de licopodio. Encontrábase el prado en la parte alta de la isla y el viento soplaba río abajo. Por ello, y porque el combustible abundaba, los cuatro hombres decidieron encender unas cuantas grandes hogueras en el lindero a fin de ahuyentar a todas las fieras y poder dormir tranquilos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Plutonia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Plutonia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Plutonia»

Обсуждение, отзывы о книге «Plutonia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x