Pero Gran Bretaña hoy no tiene lugar para acomodos, por pequeños que sean. Edward, ésta es una influencia malévola del antihielo y las nuevas tecnologías, que tanto poder han dado a los industriales; a costa de otras secciones de nuestra sociedad sin representación. Hemos cambiado para peor, y ahora —como un francés que conocí me predijo una vez— corremos el peligro de quedar destruidos por nuestras propias contradicciones.
No espero que estés de acuerdo con nada de esto: simplemente que respetes mi punto de vista por lo que es.
El cuadro no es mucho mejor fuera.
Centrémonos en Francia. Edward, conozco a los franceses. ¿Supones que han aceptado la imposición de un parlamento británico? Te digo que lo tienen atravesado en la garganta, al igual que el seco pan francés se me atraviesa en la mía. No tengo que demostrar los méritos o imperfecciones del sistema británico. Mi argumento es simplemente que no es francés; ¿no debíamos haber permitido que nuestros primos galos siguiesen su camino hacia un acuerdo constitucional que abordase los aspectos de su carácter y pasado? Pero no lo hicimos; y, por tanto, los franceses siguen soñando con los gloriosos días de su Revolución, y con su querido Bonaparte.
Y en lo que se refiere a Prusia, está el astuto viejo zorro del príncipe Otto von Schönhausen Bismarck, todavía controlando la batuta de Berlín a los noventa y cinco años de edad. El nuevo emperador, el segundo Guillermo, es masilla en las manos manchadas por la edad de Bismarck.
Durante mucho tiempo se argumentó que Bismarck se había convertido en un amigo, aunque renuente, de los británicos; sólo hay que ver los intercambios culturales y comerciales que se han producido en las décadas pasadas entre las dos naciones.
Pero seguro que acontecimientos recientes —principalmente la vergonzosa intervención de Bismarck en el asunto de la sucesión austríaca, que tanto recuerda a la intervención en el asunto real español, con el que provocó su anterior guerra con Francia— demuestran que es mentira.
Bismarck ha actuado en las décadas pasadas como el político oportunista y taimado que es; y por medio de una serie de ardides, estratagemas y fintas ha mantenido su posición en Prusia, y la posición de Prusia en Europa.
Bismarck no es amigo de Gran Bretaña. Gran Bretaña evitó que obtuviese la meta de su vida: la unificación de Alemania. Es como si Bismarck se negase a morir hasta conseguirlo… O al menos hasta que Manchester ya no pueda intervenir.
Ahora está listo para atacar. Y nosotros esperamos el nuevo telegrama Ems que provocará el conflicto armado con Gran Bretaña. ¿Qué posición adoptará Francia? Si el fin de Prusia es eliminar la influencia británica de las llanuras de Europa, entonces lo mejor que podemos esperar es que los franchutes permanezcan neutrales. No olvidemos el fantasma de Orléans… Y no ayuda que el actual ministro de exteriores francés sea un tal Frédéric Bourne.
Pero claro, dirás, incluso ahora Bismarck sólo está probándonos. Que nunca se atreverá a provocar una lluvia de fuego de antihielo sobre sus compatriotas.
Pero lo hará, digo yo. Porque, Edward, creo que Bismarck tiene ahora armas de antihielo propias con las que responder; la seguridad de nuestras existencias de antihielo, por muy buena que sea, no puede haber permanecido sin violar durante tantas décadas. Las armas prusianas serán tan poderosas como las británicas… o incluso más, con la aplicación del ingenio militar prusiano.
¿Cuál será entonces el resultado?
Supongo que podría surgir un equilibrio neto de poder: un enfrentamiento entre dos estados, Gran Bretaña y Prusia, cada uno erizado con armas de antihielo, cada uno disuadido de embarcarse en una guerra por la capacidad devastadora del otro… ¿Garantizará la paz ese equilibrio? Quizá. Pero estas décadas pasadas de hegemonía británica no se olvidarán con facilidad en los salones europeos. Recuerda el discurso a la Commonwealth de Su Majestad al comienzo del nuevo siglo, en el que describía el futuro. Mil años de poder británico… la sombra de la bandera británica extendiéndose por los siglos; esas cosas simplemente se añaden al montón de desastres que esperan a caer sobre nosotros o nuestros descendientes.
Edward, me temo que ahora la guerra es inevitable. Los viejos amargados de Berlín y París apenas parpadearán antes de la destrucción de su propia población, si eso significa borrar a Gran Bretaña del mapa europeo. Y, por tanto, engañados por nuestra vana y arrogante complacencia, nos enfrentamos a la guerra más terrible que el, hombre haya conocido.
Rezo por que ahora entiendas mis temores y miedos; y rezo, por supuesto, por que todos sobrevivamos a los próximos días de oscuridad, y que finalmente nos reunamos bajo la luz del sol de un mundo mejor y más justo.
Sigo siendo con amor tu devoto Padre,
NED Vicars
Stephen Baxter nació en Liverpool (Inglaterra) el 13 de noviembre de 1957. Se licenció en matemáticas por la Universidad de Cambridge y obtuvo el doctorado en Southampton. Ha trabajado en los ámbitos de la ingeniería, la docencia y las tecnologías de la información. Desde su primera publicación en Interzone en 1987, Baxter se ha convertido en la nueva y brillante gran estrella de la ciencia ficción hard británica, Y es considerado el indiscutible sucesor de Arthur C. Clarke. Casado con Sandra Shepherd desde 1987, viven en Buckinghamshire.
Su primer relato, publicado en Interzone en 1987, fue The Xeelee Flower , y con él se iniciaba una interesantísima y dilatada historia del futuro que dio lugar a la hoy conocida como la «serie de los xeelee». Tambien su primera novela, Raft (1991), se inscribe en esa compleja historia del futuro que abarca desde el inicio del universo hasta su final, a través del conflicto entre los poderosos alienígenas xeelee y los pájaros fotino, Otros aspectos de esa historia del futuro se encuentran en novelas corno Timelike Eternity (1992), Flux (1993) y Ring (1994), y en obras más cortas como City of Gold y diversos relatos sobre los xeelee que se han recogido en la antología Vacuum Diagrams (1997).
En 199J Baxter publicó su primera aproximación, y a la vez homenaje, a los clásicos de la ciencia ficción con la novela Antihielo (1993, NOVA número 119). Se trata de una epopeya steampunk (algo así como el cyberpunk , pero con la tecnología correspondiente a la máquina de vapor), situada en una Tierra alternativa. Homenaje explícito a Julio Verne, incluye aventuras, romance y mucha diversión con descripciones de naves espaciales que recuerdan directamente el Nautilus de 20.000 Leguas De Viaje Submarino .
En 1995, año del centenario de la aparición de La Máquina Del Tiempo , de Herbert G. Wells, Baxter publicó el relato de las nuevas aventuras del Viajero del tiempo a la luz de la ciencia y la ciencia ficción de finales del siglo XX. Se trata de Las Naves Del Tiempo (1995, NOVA éxito número 11), una excepcional novela que es a un tiempo homenaje y continuación de la clásica novela de Wells con la que se iniciaba todo el género. Las Naves Del Tiempo ya ha obtenido diversos premios, entre los que destacan el John W Campbell Memorial de 1996 y el Kurd Lasswitz a la mejor novela de ciencia ficción publicada en Alemania. También ha sido finalista de los premios Hugo, 1996, y Arthur. C. Clarke, 1996.
En sus últimas novelas Baxter ha abordado la exploración del espacio centrada esta vez en el sistema solar. En Voyage (1996) se narra una historia alternativa del proyecto Apollo de la NASA con un viaje a Marte, la primera de cuyas misiones ha despegado en mayo de 1986. Titan (1997) se concibe como una compleja y completa historia alternativa del futuro cercano en torno a los problemas, en particular políticos, de la exploración de Titán. En Moonseed (1998) Baxter aborda, con una estructura de thriller , la terraformación de la Luna casi como una respuesta a la visión más bien optimista de la terraformacion que otros autores han popularizado estos últimos años.
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