—¿Ha regresado Della? ¿Cuánto hace? Quiero decir…
—Ha estado en el espacio solar durante mil años, mientras nosotros esperábamos encontrar el tiempo óptimo para detenernos. La caza duró cien mil años. Y no sé cuánto tiempo de su vida ha consumido —no parecía preocuparse mucho por el tema—. ¿Quieres hablar con ella? Creo que os podríais haceros mucho bien el uno al otro.
—¿Dónde…?
—Estaba conmigo en la reunión. Pero no hace falta que entres. Eres un tío de suerte, Wil. Todas nosotras, Tammy, yo, Della queríamos hablar a solas contigo. Di la palabra mágica, y vendrá aquí.
—Conforme. ¡Sí!
Yelén se rió. Wil apenas se dio cuenta de que ella se había marchado hacia el volador. Se dirigió al dormitorio. Della lo había conseguido. A pesar de los muchos años que había vivido en la oscuridad, no había muerto allí. Y suponiendo que fuera la criatura que era antes, o que fuera como Juan Chanson al final, Wil podía intentar ayudarla. No lograba apartar sus ojos de la entrada.
Se abrieron las puertas. Della vestía un traje de salto, negro como la noche, del mismo color que su corta melena. Su cara era inexpresiva mientras bajaba los escalones y se dirigía hacia él.
Después, Della sonrió.
—Hola, Wil. He regresado… para quedarme.
La que todavía vive, la que no te ha dicho adiós.
Las conclusiones del autor: aquí es donde se suele explicar lo que se intentaba decir a lo largo de las anteriores cien mil palabras, ¿verdad? Pues bien, voy a intentar evitarlo. Fundamentalmente debo pedir perdón y hacer una predicción.
He de pedir perdón por el lento ritmo del desarrollo tecnológico que he tomado en consideración. Hasta cierto punto, es razonable. Supongo que una guerra generalizada, como la que he situado en 1997, podría servir para atrasar el progreso en diez años e incluso hasta el fin de los siglos. Pero, ¿y después de la recuperación? He supuesto que la inteligencia artificial y la ampliación de inteligencia avanzaban a un ritmo que ahora sospecho similar al paso de una tortuga. Lo siento. Necesitaba que la civilización durara lo suficiente para que pudiera meter una trama en ella.
Y desde luego parece muy poco verosímil que la Singularidad pudiera ser una desaparición brusca de la especie humana. (Pero por otra parte, tal desaparición es el equivalente a escala temporal del silencio que encontramos en todo el espacio).
Desde ahora hasta el año 2000 (y luego el 2001), los Jasones Mudges pueden ir saliendo por doquier, con predicciones cada vez más lastimeras. Es un accidente irónico del calendario que todo este interés religioso sobre acontecimientos trascendentales pueda aparecer mezclado con la evidencia objetiva de que nos encaminamos hacia una singularidad tecnológica.
Y en consecuencia, aquí va mi predicción: Si no tenemos una guerra general, entonces serás tú, y no Della ni Wil, quien comprenderá la Singularidad de la única manera posible: viviéndola completamente.
San Diego 1983 – 1985
FIN
Título original: Marooned in Realtime
Traducción: José María García
© 1986 by Vernor Vinge
© 1988 Ediciones B, S.A.
ISBN: 84-06-485-8
Edición digital de Elfowar
Revisado por Umbriel R6 08/02