Vernor Vinge - Naufragio en el tiempo real

Здесь есть возможность читать онлайн «Vernor Vinge - Naufragio en el tiempo real» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, Год выпуска: 1988, ISBN: 1988, Издательство: Ediciones B, Жанр: Фантастика и фэнтези, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Naufragio en el tiempo real: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Naufragio en el tiempo real»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En la esperada continuación de LA GUERRA DE LA PAZ, una desastrosa extinción ocurrida en el siglo XXIII amenaza la continuidad de la civilización. Los poseedores del poder tecnológico intentan recoger a todos los supervivientes que van siendo liberados del éstasis de las Burbujas e incorporarlos al proyecto final, que no es otro que reconstruir la civilización con una diezmada humanidad. Pero uno de los líderes ha sido “asesinado” abandonado en el tiempo real, mientras el resto de la humanidad se encuentra en gracias a las Burbujas.
En este caso, la reflexión de Vinge sobre el futuro, merecedora del Premio Prometheus otorgado por la Sociedd Libertaria Futurista, toma la forma conductora de una novela de misterio en un ambiente de ciencia ficción . El protagonista, Will Brierson, policía del siglo XXI, debe encontrar al “asesino” y desentrañar por qué se intenta obstaculizar la reconstrucción de la civilización.
Finalista del Premio Hugo 1987

Naufragio en el tiempo real — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Naufragio en el tiempo real», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La pantalla cambió. El límite rojo del magma se había elevado miles de metros sobre la burbuja. Aislados puntos de luz blanca destacaban en las partes naranja y amarilla que representaban la corteza sólida. Sobre cada una de aquellas luces, el rojo aparecía como una flor que se abriera, y se extendía —Wil se estremeció al pensarlo— casi como sangre alrededor de una herida punzante.

—Cada uno de estos puntos luminosos es una bomba de cien megatones. En los últimos segundos hemos liberado más energía que en todas las guerras de la humanidad juntas.

La sección roja se extendió cuando las distintas heridas se agruparon para formar una extensa hemorragia en el corazón de Kampuchea. El magma todavía estaba veinte kilómetros por debajo del nivel del suelo. Las bombas se habían cronometrado de forma que hubiera una actividad constante justo por encima del nivel rojo más elevado para que la masa en fusión estuviera cada vez más cerca de la superficie. En el fondo de la imagen flotaba la burbuja de los Pacistas, serena e invariable. En la escala a que estaba representada su movimiento hacia la superficie era imperceptible.

Wil desvió su atención de la pantalla y miró más allá del anfiteatro. No se percibía ninguna variación: el horizonte norte seguía con su neblina azul pálido. El lugar del rescate estaba a mil quinientos kilómetros de distancia, pero a pesar de esto, había esperado algo espectacular. Los minutos transcurrían. Una brisa fresca soplaba débilmente por el anfiteatro, moviendo las pseudojacarandas que rodeaban el escenario y repartiendo el perfume de sus grandes flores por la audiencia. En las ramas más altas de un árbol, una familia de arañas había construido una decorativa tela con los colores del arco iris, que destacaban sobre el cielo.

El reloj de la pantalla que señalaba el tiempo transcurrido a partir del inicio de la operación, marcaba casi cuatro minutos. Los estallidos de las bombas proyectadas por las Korolev todavía ocurrían a miles de metros por debajo de la superficie.

El Presidente Fraley se levantó de su asiento.

—Señora Korolev, por favor. Todavía estamos a tiempo de interrumpir esto. Sé que usted ha rescatado a toda clase de tipos: chiflados, vagabundos, criminales, víctimas. Pero estos son verdaderos monstruos.

Por vez primera, Wil creyó en la sinceridad del Presidente de Nuevo Méjico, también en su probable miedo. Posiblemente tenga razón. Si los rumores de que los Pacistas habían creado las plagas de principios del siglo veintiuno eran ciertos, esto les haría responsables de la muerte de miles de millones de personas. Y si hubiesen tenido éxito en su Proyecto Renacimiento, habrían matado a muchos de los supervivientes.

Yelén Korolev miró a Fraley, pero no le contestó. El de Nuevo Méjico endureció su pose, y bruscamente hizo una señal a su gente. Sus seguidores, que eran más de un centenar, muchos de ellos con el traje de trabajo de Nuevo Méjico, se levantaron inmediatamente. Era un gesto dramático: si decidían irse, el anfiteatro quedaría prácticamente vacío.

—Señor Presidente, le sugiero a usted y a sus hombres que se sienten —intervino Marta Korolev.

Su tono era tan agradable como siempre, pero el insulto que iba implícito en sus palabras hizo que a Steve Fraley se le subieran los colores, éste hizo un gesto de enfado y se dirigió a los escalones de piedra por donde se salía del anfiteatro.

Wil estaba más inclinado a tomar en sentido liberal sus palabras de sugerencia: Yelén podía servirse del sarcasmo y de su imperiosa autoridad, pero por lo general, Marta daba su consejo sólo para ayudar. Volvió a mirar hacia el norte. Sobre las laderas de la jungla había una agitación, unas oleadas. Oops. Wil lo comprendió enseguida y se deslizó al banco que tenía más próximo.

La onda de choque llegó por el suelo un instante después, era un movimiento rotatorio, sin ruido, que hizo que Fraley perdiera el equilibrio. Inmediatamente los ayudantes de Steve le ayudaron a levantarse, pero el hombre se había quedado lívido. Dirigió a Marta una mirada asesina y rápida pero cuidadosamente empezó a ascender por la escalera. Sólo se dio cuenta de la presencia de Wil cuando ya había pasado por su lado. En la lista negra de la República de Nuevo Méjico había un lugar de honor para W. W. Brierson. El hecho que Wil hubiera visto su humillación fue la puntilla. Los generales hicieron apresurar al Presidente. Los que iban detrás miraron rápidamente a Brierson, o bien ignoraron por completo su presencia.

Sus pasos se oyeron claramente desde detrás del anfiteatro. Unos segundos después ya habían puesto en marcha los motores de sus transportes personales blindados y se dirigían velozmente a su parte de la ciudad. Mientras sucedía todo esto, el terremoto seguía. Para alguien que había crecido en Michigan, aquello era algo muy extraordinario. El movimiento ondulatorio que actuaba como una suave mecedora, era prácticamente silencioso. Pero también estaban silenciosos los pájaros, y las arañas de la red escenográfica estaban inmóviles. Desde lo profundo, dentro de los sillares del castillo, se oían unos crujidos.

En la sección transversal, el magma rojo había llegado casi hasta la superficie. Las lucecitas que representaban bombas llegaban casi a la corteza del planeta, y lo último de la tierra amarilla y sólido acababa de… evaporarse.

Pero las sacudidas continuaron, excavando un amplio mar rojo.

Y por fin hubo acción en el horizonte norte. Ya había una evidencia directa del cataclismo que estaba ocurriendo allí. El azul pálido se había encendido y otra vez con un brillante resplandor, algo que atravesaba la bruma como si fuera una nueva salida del sol. Justo por encima de los destellos de luz, se iba levantando poco a poco una franja blanca que parecía un segundo horizonte. La parte superior del sector norte de los Alpes Kampucheanos había desaparecido.

Un suspiro se propagó por la audiencia. Wil miró, bajó la mirada, y vio que mucha gente señalaba hacia arriba. Ligeramente púrpura, apenas si más brillante que el cielo, una aparición fantasmal se extendía casi por encima de ellos de norte a sur. ¿Una aurora en pleno día?

Extrañas luces centelleaban en las pendientes que estaban detrás del castillo. El aire del anfiteatro estaba cargado de electricidad estática, pero todo estaba sumido en un silencio aterrador. El ruido del rescate ya llegaría, se oiría con claridad a pesar de los mil quinientos kilómetros de distancia que debía recorrer alrededor de la tierra, pero faltaba casi una hora para que llegase allí, pasando por los Alpes Kampucheanos hacia el Mar Interior.

Y la burbuja Pacista, como si fuera un pecio liberado del hielo por el sol de verano, pudo flotar hasta la superficie.

2

Todo el mundo estuvo de acuerdo con Marta en que el espectáculo había sido impresionante. Muchos no se daban cuenta de que el «espectáculo» no acabaría con un atardecer de fuegos artificiales. Las llamadas a escena durarían algún tiempo y serían más tétricas que maravillosas.

La explosión provocada por el rescate tuvo una intensidad aproximadamente cien veces más potente que la del Krakatoa en el siglo diecinueve. Aquella tarde se lanzaron a la estratosfera miles de millones de toneladas de rocas y cenizas. En los días siguientes, el sol fue difícil de ver, a lo sumo se distinguía un disco rojizo a través de las tinieblas. En Korolev, el terreno estaba profundamente helado todas las mañanas. Las pseudojacarandas estaban marchitas y se morían. Las arañas que antes habitaban en ellas se habían muerto o se escondían en otra parte. Incluso en las junglas que estaban casi junto a la costa, la temperatura raramente sobrepasaba los diez grados.

Llovía durante la mayor parte del día, pero no llovía agua: el polvo se iba posando. Cuando caía seco parecía nieve de color gris parduzco que formaba montones obscenos en las casas, en los árboles y sobre los pequeños animales; los de Nuevo Méjico echaron a perder su último helicóptero, pero aprendieron cómo afecta el polvo de roca a las turbinas. Si caía mojado, era peor: un fluido negro que en lugar de amontonarse, formaba lodo. Resultaba un pequeño consuelo saber que las bombas eran «limpias» y que aquel polvo no era más que un «producto natural».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Naufragio en el tiempo real»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Naufragio en el tiempo real» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Naufragio en el tiempo real»

Обсуждение, отзывы о книге «Naufragio en el tiempo real» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x