—¿Cómo nos encontraste? —preguntó ella—. Creí que eras un sueño.
—Fui a la estación de los curadores. Tenía que intentar hacer comprender a tu pueblo lo que sucedió, y que la culpa era de mi clan, no tuya —él la miró, y luego, tristemente, apartó la mirada—. Creo que fracasé. Tu maestra sólo dijo que tenías que regresar a casa.
Antes, Arevin no había tenido tiempo de responder a lo que Serpiente le había dicho: que soñaba con él y lo amaba. Pero ahora actuaba como si nunca lo hubiera oído, como si sus actos sólo se debieran al cumplimiento del deber. Serpiente se preguntó con un gran sentimiento de vacío, de pérdida y de pena, si había malinterpretado sus sentimientos. No quería más gratitud y culpa.
—Pero estás aquí —dijo. Se apoyó en un codo, y con un poco de esfuerzo se sentó para mirarle a la cara—. No tenías por qué seguirme. Si tenías que cumplir un deber, terminó en mi hogar.
Él la miró a los ojos.
—Yo… también soñé contigo, —se inclinó hacia ella, con los brazos apoyados en las rodillas, las manos extendidas—. Nunca había intercambiado el nombre con otra persona.
Lenta, alegremente, Serpiente posó su sucia mano izquierda tejida de cicatrices sobre la mano derecha del muchacho, morena y limpia.
Él la miró.
—Después de lo que sucedió…
Deseando ahora más que nunca que no estuviera herida, Serpiente se metió la mano en el bolsillo. La serpiente del sueño recién nacida se enroscó entre sus dedos. La sacó y se la mostró a Arevin. Señalando hacia la cesta, dijo:
—Tengo más allí, y ahora sé cómo hacer que se reproduzcan.
Arevin miró la diminuta serpiente, y luego a la mujer, maravillado.
—Entonces, llegaste a la ciudad. Te aceptaron.
—No —contestó ella. Miró hacia la cúpula roja—. Encontré las serpientes del sueño ahí arriba, donde viven —volvió a meterse a la recién nacida en el bolsillo. El animalillo ya empezaba a acostumbrarse a ella; sería una buena ayuda para una curadora—. Los habitantes de la ciudad me rechazaron, pero todavía no han oído la última palabra de los curadores. Aún están en deuda conmigo.
—Mi pueblo también —dijo Arevin—. Una deuda que no he conseguido pagar.
—¡Me has ayudado a salvar la vida de mi hija! ¿Crees que eso no cuenta para nada? —luego, más tranquilamente, añadió—: Arevín, me gustaría que Silencio todavía estuviera viva. No puedo pretender que no. Pero fue mi negligencia lo que la mató, nada más. Nunca he pensado otra cosa.
—Mi clan —dijo Arevín—, y el compañero de mi prima…
—Espera. Si Silencio no hubiera muerto, nunca habría regresado a casa cuando lo hice.
Arevin sonrió levemente.
—Y si no hubiera vuelto entonces, nunca habría ido a Centro. Nunca habría encontrado a Melissa. Y nunca habría encontrado al loco ni habría oído hablar de la cúpula rota. Escomo si tu clan hubiera actuado como un catalizador. Si no hubiera sido por vosotros, aún seguiríamos suplicando a la gente de la ciudad para que nos proporcionaran serpientes del sueño, y ellos habrían continuado rechazándonos. Los curadores habrían seguido sin cambios hasta que no quedaran más serpientes del sueño ni curadores. Ahora todo es diferente. Así que tal vez estoy tan en deuda con vosotros como tú crees que lo estáis conmigo.
El la miró durante un largo rato.
—Creo que estás buscando excusas para mi pueblo. Serpiente cerró el puño.
—¿Es un sentimiento de culpa lo único que puede existir entre nosotros?
—¡No! —dijo Arevin bruscamente. Más tranquilo, como sorprendido por su propio estallido, añadió—: Al menos, esperaba algo más.
Aplacada, Serpiente le cogió la mano.
—Yo también. —Le besó en la palma. Lentamente, Arevin sonrió. Se acercó más, y un momento después se abrazaron.
—Si hemos estado en deuda mutuamente, ya lo hemos reparado, nuestros pueblos pueden ser amigos —dijo Arevin—. Y tal vez tú y yo hayamos ganado el tiempo que una vez dijiste que necesitábamos.
—Así es —dijo Serpiente.
Arevin se apartó la maraña de pelo de la frente.
—He aprendido nuevas costumbres desde que llegué a las montañas. Quiero cuidarte mientras se cura tu hombro. Y cuando estés bien, quiero preguntarte si puedo hacer algo por ti.
Serpiente le devolvió la sonrisa; sabía que se comprendían.
—Esa es una pregunta que también he querido hacerte —dijo, y entonces hizo un guiño—. Ya sabes que los curadores sanamos rápidamente.
FIN
SERPIENTE DEL SUEÑO es la mejor novela de ciencia ficción publicada en el año 1978 en Estados Unidos. Viene avalada por los premios mayores. de la ciencia ficción norteamericana. Obtuvo en primer lugar el premio Nébula 1978 otorgado por la Sociedad Norteamericana de Escritores de Ciencia Ficción (SWFA-Sciencie Fiction Writers of America) en su reunión anual de 1979. Posteriormente, en julio de 1979, se anunciaba en el fanzine Locus que SERPIENTE DEL SUEÑO había sido seleccionada por los lectores del influyente fanzine como la mejor novela de ciencia ficción del año. Y finalmente, en la SEACO 79, la convención mundial de la ciencia ficción que tuvo lugar del 23 al 27 de agosto de 1979 en Brighton (Gran Bretaña), SERPIENTE DEL SUEÑO se alzó también con el premio Hugo 1979.
Así, Vonda N. Mclntyre lograba con su segunda novela ponerse al mismo nivel de los escasos autores que habían logrado el codiciado triplete con un mismo libro. Hasta ese año era sólo privilegio de algunos autores ya consagrados, como Larry Niven con MUNDO ANILLO (1970), Isaac Asimov con Los PROPIOS DIOSES (1972), Arthur C Clarke con CITA CON RAMA (1973), Úrsula K. Le Güín con Los DESPOSEÍDOS (1974), Joe Haldeman con LA GUERRA INTERMINABLE (1975) y Frederik Pohl con PÓRTICO (1977).
Para ello había sido necesario que Vonda interviniera en el taller de escritores de Clarion (Clarion Science Fiction Writers Workshop) de 1970 y descollara después con la publicación en Analog del relato ON MIST, AND GRASS, AND SAND que obtuvo el premio Nébula 1973 en la categoría de relato y que también había sido finalista del premio Hugo. SERPIENTE DEL SUEÑO es precisamente la extensión a novela de este relato. Tal situación no deja de ser común en la ciencia ficción, pero no siempre la novela construida sobre la base de un buen relato premiado obtiene a su vez el mismo éxito: recientemente el relato BLOOD Music, de Greg Bear, obtuvo el Nébula de 1983 y el Hugo de 1984, pero la versión novelada, MÚSICA EN LA SANGRE, no recabó ningún galardón pese a lo engañosa que pueda ser la portada de la edición española de dicha novela.
Volviendo a SERPIENTE DEL SUEÑO, hay que reconocer que cuando una novela de una autora casi inédita obtiene simultáneamente el reconocimiento de los profesionales (Nébula), los especialistas (lectores de Locus) y los aficionados que asisten a las convenciones (Hugo) es porque el libro es muy completo y satisface una gran variedad de gustos.
Para muchos lectores, SERPIENTE DEL SUEÑO será un libro brillante y entretenido, rico en personajes creíbles y bien dibujados, con escenarios convincentes y al mismo tiempo «una historia de aventuras tierna y compasiva» como la ha caracterizado Joanna Russ. Precisamente a raíz de la publicación de SERPIENTE DEL SUEÑO, Vonda N. McIntyre fue elegida para escribir las novelizaciones de las películas de la famosa serie Star Trek. Claro indicio de su gran habilidad como narradora y del atractivo de su estilo, incluso desde un punto de vista exclusivamente popular.
Pero las páginas de SERPIENTE DEL SUEÑO esconden algo más que una simple aventura que nos emociona y entretiene. En el viaje de la curadora Serpiente en busca de una serpiente del sueño puede encontrarse algo más y a ello quiero referirme ahora.
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