—¿Es posible? —preguntó Valentine.
—Nunca lo habría creído —contestó Grego—. Quiero decir que está el problema del origen.
—La verdad es que esto responde al problema del origen —precisó Olhado—. La teoría del Big Bang existe desde…
—Desde antes de que yo naciera —completó Valentine.
—Eso creo. Lo que nadie ha podido decidir es por qué puede suceder un Big Bang. De esta forma, parece lógico. Si alguien capaz de mantener la pauta del universo entero en la cabeza salió al Exterior, entonces todos los Filotes de allí se colocarían en el lugar más grande de la pauta que pudieron controlar. Ya que allí no hay tiempo, pudieron tardar un billón de años o un microsegundo, todo el tiempo que necesitaran, y cuando acabaron, zas, allí están, el universo entero, apareciendo en un nuevo espacio Interior. Y ya que no hay distancia ni posición, no hay lugar, entonces todo comenzaría con el tamaño de un punto geométrico.
—Ningún tamaño en absoluto —dijo Grego.
—Recuerdo algo de geometría —asintió Valentine.
—E inmediatamente se expandería, creando el espacio al ir creciendo. Al hacerlo, el tiempo parecería retardarse…, ¿o se aceleraría?
—No importa —dijo Grego—. Todo depende de si estás en el Interior del nuevo espacio o en el Exterior o en algún otro Inspacio.
—En cualquier caso, el universo ahora parece ser constante en el tiempo mientras que se extiende en el espacio. Pero si quisieras, también podría verse tan fácilmente como contraste en tamaño pero cambiante en tiempo. La velocidad de la luz se reduce de forma que se tarda más en llegar de un planeta a otro, sólo que no podemos decir que está reduciéndose porque todo lo demás se reduce con relación a la velocidad de la luz. ¿Ves? Todo es cuestión de perspectiva. Como dijo Grego antes, el universo en el que vivimos está todavía, en términos absolutos, exactamente en el tamaño de un punto geométrico, cuando se mira desde el Exterior. Todo crecimiento que parece producirse en el Interior es sólo una cuestión de localización y tiempo relativos.
—Y lo que más me mata —dijo Grego—, es que todo es el tipo de idea que ha estado rondando en la cabeza de Olhado durante años. Esta imagen del universo como un punto sin dimensiones en el espacio Interior es la forma en que lo ha estado considerando desde el principio. No es que sea el primero en pensarlo. Es uno de los que lo creyeron y vio la relación entre eso y el no-lugar donde Andrew afirma que la reina colmena va a encontrar aiuas.
—Mientras estamos jugando a juegos metafísicos —dijo Valentine—, ¿dónde empezó todo esto? Si lo que consideramos la realidad es sólo una pauta que alguien llevó al Exterior, y el universo existió de sopetón, entonces quienquiera que lo hizo está probablemente deambulando por ahí y creando universos dondequiera que vaya. ¿De dónde salió entonces? ¿Y qué era antes de empezar a hacerlo? Y ya que estamos en ello, ¿cómo llegó a existir el Exterior?
—Eso es pensar en el Inspacio —apuntó Olhado—. Ésa es la forma en que se conciben las cosas cuando todavía se cree en el espacio y el tiempo como absolutos. Piensas que todo empieza y acaba, que las cosas tienen orígenes, porque así es el universo observable. La cosa es que en el Exterior no hay reglas como aquí. El Exterior estuvo siempre allí y siempre lo estará. El número de filotes es infinito, y todos existieron siempre. No importa cuántos se puedan sacar y poner en universos organizados, siempre quedarán tantos como había.
—Pero alguien tuvo que empezar a crear universos.
—¿Por qué? —preguntó Olhado.
—Porque…, porque yo…
—Nada empezó jamás. Siempre ha estado en marcha. Quiero decir que si no estuviera y,4 en marcha, no podría empezar. En el Exterior, donde no existe ninguna pauta, sería imposible concebir pauta ninguna. No pueden actuar, por definición, porque literalmente no pueden encontrarse siquiera a sí mismas.
—Pero ¿cómo podría haber estado siempre en marcha?
—Considéralo como si en este momento del tiempo, la realidad en la que vivimos en este momento, este estado de todo el universo…, de todos los universos…
—Te refieres a ahora.
—Eso es. Considero que el ahora es la superficie de una esfera. El tiempo avanza a través del caos del Exterior como la superficie de una esfera en expansión, un globo inflándose. En el exterior, caos. En el interior, realidad. Siempre creciendo…, como tú dijiste, Valentine. Creando de sopetón nuevos universos constantemente.
—¿Pero de dónde viene ese globo?
—Muy bien, tienes el globo. La esfera en expansión. Ahora considérala una esfera con un radio infinito.
Valentine intentó pensar en lo que eso significaría.
—La superficie sería completamente plana.
—Eso es.
—Y nunca podrías dar la vuelta.
—Eso es. Infinitamente grande. Es imposible incluso contar los universos que existen en el lado de la realidad. Y ahora, empezando a partir del borde, subes a una nave espacial y empiezas a dirigirte hacia el centro. Cuanto más entras, más viejo es todo. Todos los viejos universos, más y más al fondo. ¿Cuándo llegas al primero?
—No se llega —respondió Valentine—. No, si viajas a un ritmo finito.
—No se llega al centro de una esfera de radio infinito, si se empieza por la superficie, porque no importa lo lejos que se vaya, no importa la velocidad, el centro, el principio, siempre está infinitamente lejos.
—Y es ahí donde empezó el universo.
—Yo lo creo —dijo Olhado—. Pienso que es verdad.
—Entonces el universo funciona de esta forma porque siempre ha funcionado así —dedujo Valentine.
—La realidad funciona así porque así es la realidad. Todo lo que no funciona de esta forma vuelve al caos. Todo lo que sí lo hace, se convierte en realidad. La línea divisoria está siempre allí.
—Lo que me encanta —dijo Grego—, es la idea de que después de empezar a tantear con velocidades instantáneas en nuestra realidad, ¿qué nos impide encontrar otras? ¿Universos completamente nuevos?
—O crear otros —añadió Olhado.
—Eso es. Como si tú o yo pudiéramos contener una pauta para todo un universo en nuestras cabezas.
—Pero tal vez Jane pueda —sugirió Olhado—. ¿No?
—Lo que estáis diciendo, es que tal vez Jane sea Dios.
—Probablemente estará escuchando ahora mismo —asintió Grego—. El ordenador está conectado, aunque la pantalla esté bloqueada. Apuesto a que se lo está pasando de muerte.
—Tal vez cada universo dura lo suficiente para producir algo como Jane —dijo Valentine—. Y entonces ella se marcha y crea más y…
—Continúa y continúa. ¿Por qué no?
—Pero ella es una casualidad —dijo Valentine.
—No —respondió Grego—. Ésa es una de las cosas que Andrew ha descubierto hoy. Tienes que hablar con él. Jane no fue ninguna casualidad. Por lo que sabemos, no existen las casualidades. Por lo que sabemos, todo ha formado parte de la pauta desde el principio.
—Todo excepto nosotros mismos —dijo Valentine—. Nuestro…, ¿cuál es la palabra para el filote que nos controla?
—Aiua —respondió Grego. Se lo deletreó.
—Sí. Nuestra voluntad, en cualquier caso, existió siempre, con todas las fuerzas y debilidades que tiene. Y por eso, mientras formemos parte de la pauta de la realidad, seremos libres.
—Parece que la moralista entra en acción —sonrió Olhado.
—Esto es una completa chaladura —dijo Grego—. Jane va a reírse de nosotros. Pero Nossa Senhora, es divertido, ¿verdad?
—Eh, por lo que sabemos, tal vez por eso existe el universo —dijo Olhado—. Porque dar vueltas por el caos y crear realidades es divertido. Tal vez Dios se lo ha estado pasando bomba.
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