Manuel Montalbán - El premio

Здесь есть возможность читать онлайн «Manuel Montalbán - El premio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El premio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El premio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un «ingeniero» de las finanzas esta contra las cuerdas y quiere limpiar su imagen promoviendo el premio mejor dotado de la literatura universal. La fiesta de concesión del Premio Venice-Lázaro Conesal congrega a una confusa turba de escritores, críticos, editores, financieros, políticos y todo tipo de arribistas y trepadores atraídos por la combinación de «dinero y literatura». Pero Lázaro Conesal será asesinado esa misma noche, y el lector asistirá a una indagación destinada a descubrir qué colectivo tiene el alma más asesina: el de los escritores, el de los críticos, el de los financieros o el de los políticos.

El premio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El premio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Usted se entrevistó esta noche con Conesal en su suite privada. ¿Acaso era usted una novelista candidata al premio?

– No. Ni siquiera escribo un diario.

– ¿Qué motivo tan urgente le llevó a verse con Conesal en una circunstancia tan poco adecuada como el fallo de un premio literario?

– Éste.

Entre dos de sus dedos carnosos pero largos, culminados por dos uñas tan perfectas que parecían postizas, Beba tendía un papel de aspecto doblado y redoblado, como si encerrara un mensaje imposible de descifrar. Ramiro lo leyó y sin inmutarse lo dejó a media distancia entre Carvalho y el mecanógrafo, para que lo leyera el detective y tomara nota el policía subalterno: «Tus relaciones con Lázaro Conesal serán probadas ante tu marido. Recuerda. Hotel Tres Reyes. Basilea. Continuará.»

– ¿Es un falso testimonio?

– Ni siquiera es un testimonio. Es una insidia. Una insidia que sólo ha podido salir del grupo que rodea a Lázaro. Es lo que he intentado meterle en la cabeza. Si hubiera sido una cosa de periodistas o lo hubieran publicado o el dueño de la revista nos hubiera vendido el favor de su silencio al precio que puede pagar Lázaro. Si esta insidia fuera fruto de una conspiración política con los servicios secretos por medio, la persona por acosar es Lázaro. Esta nota es una agresión personal a mí. Si se divulga soy yo la víctima. A Lázaro le aplaudirán y le pondrán una muesca más en su pistola de financiero que lo conquista todo, incluso a la mujer de Pomares amp; Ferguson, destacado miembro numerario del Opus Dei y posible candidato a la alcaldía de Jerez por el Partido Popular.

Carvalho asomó la voz:

– Ha dicho usted que había intentado meter en la cabeza del difunto señor Conesal la verdadera finalidad de esta nota. Que lo había intentado, ¿sin conseguirlo?

– La verdad es que no me hizo mucho caso.

– Por ejemplo, esta mañana él no quiso recibirla.

Beba no se dejó impresionar por el inesperado conocimiento de Carvalho y se replanteó el cruce de piernas con la misma precisión anterior.

– Ni ayer tampoco. Ni antes de ayer. Ni… Por eso he querido pillarle hoy.

– ¿Cómo se desarrolló la entrevista?

– Difícil porque yo me puse histérica ante su cerrazón. No le importaba el asunto. Estaba muy preocupado por otras cosas y dijo algo que me impresionó: Están a punto de meterme en la cárcel, tratan de hundir todo lo que he levantado y tú me vienes con un problema de cuernos de película española de los años cincuenta que está moviendo la resentida de mi mujer. ¿No te das cuenta de que el anónimo te lo ha enviado ella?

Reapareció Ramiro:

– ¿Qué le contestó usted?

– Que aunque fuera cosa de su mujer se trataba de una película española de los años noventa, de fin de milenio casi y que él y yo éramos los protagonistas. El odio de su mujer era temible. Tal vez compensaba lo mucho que le había querido y lo mucho que le había dado a Lázaro, desde que él empezó especulando con la poca o mucha fortuna de la familia de su mujer y con los Sagazarraz. Tanto a la familia de Milagros, los Jiménez Fresno, como a los Sagazarraz los ha dejado para el arrastre.

– Usted y su marido frecuentaban al matrimonio Conesal, es cosa sabida a causa de la prensa del corazón. Por lo tanto ustedes se conocían bien.

– Dentro de lo que cabe. Se trata de un conocimiento convencional basado en un vocabulario de doscientas o trescientas palabras.

– Puede saberse si usted y Conesal estuvieron alguna vez al mismo tiempo en el hotel Los Tres Reyes de Basilea. Ha pasado algo, señora. Han matado a un hombre y lo han hecho basándose en un conocimiento de sus costumbres, de lo que bebía, de lo que comía, de lo que tomaba para hacer frente a la presión que soportaba. ¿También usted toma Prozac?

– Mi marido, sí. Yo no soy depresiva.

– ¿Tomaba Lázaro Conesal Prozac?

– Yo qué sé.

– ¿Llevaba puesto el pijama Lázaro Conesal cuando se vieron esta noche?

El desconcierto había caído sobre Beba de repente, como si se le hubiera roto una línea interior de resistencia. Ramiro señaló una esquina del techo donde Beba pudo apreciar una minicámara de TV que podía estar captando lo que hablaban. Confusa e indignada aún recibió otra agresión moral de Ramiro:

– Todo el hotel está lleno de cámaras de televisión.

Beba suspiró rabiosa pero resignada.

– Bien. Sí. Llevaba pijama, pero puedo asegurarle que no se lo quitó, si es eso lo que le interesa.

– Tal vez no se lo quitó ante su presencia, pero hay evidencias de que tuvo relaciones sexuales poco antes de morir. ¿Sospechó usted la estancia de otra mujer durante su discusión en la habitación?

– Ni vi a esa mujer ni sospeché que pudiera estar allí mujer alguna.

Sito Pomares Ferguson caminaba como un torero irlandés rubicundo y con unos quilos de más. En cambio se sentó como un fardo, se llevó las manos a la cara y se echó a llorar. Respetó Ramiro sus sollozos e incluso el silencio que siguió, sin que el bodeguero retirara entonces las manos de la cara. Decía algo para sí, como una salmodia obsesiva y finalmente se sacó las manos de la cara y todos pudieron oír:

– Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Contempló a los cuatro pobladores de su calvario con una mirada comprensiva. Cristiana, pensó Carvalho.

– No pretendo que me comprendan. La incomprensión es providencial para que nuestro sacrificio sea más profundo. Oculto.

Ramiro no estuvo a la altura de la grandeza de Pomares Ferguson.

– Comprendo, y siento utilizar esta palabra, que usted quiera reservarse parte de su sacrificio para enriquecer su alma. Pero necesito que no lo oculte del todo. ¿Qué sacrificio ofreció a Lázaro Conesal esta noche?

– Fui a sacarle el diablo de dentro, pero no se rían, no se trata de exorcismos, sino de oponerle el testimonio de mi tranquilidad de espíritu. Me habían llegado rumores de unas supuestas relaciones de mi mujer con él y quise decirle tres cosas bien dichas. Que me daba pena que un hijo de Dios se pervirtiera, pero mucho más que lo hiciera desde la tibieza y la irresponsabilidad mundana. Te ofrezco, Lázaro, le dije, mi dignidad de marido a cambio de que reconsideres tu actitud, salves tu alma y nosotros nuestro matrimonio.

– ¿Qué le contestó Conesal?

– Se echó a reír.

– ¿Y cómo reaccionó usted?

De nuevo se compungía Pomares aunque Ferguson trataba de recomponerlo, pero no pudo y estalló en sollozos mientras proclamaba entrecortadamente:

– ¡Me cagué en todos sus muertos!

Evidentemente, juzgó Carvalho, aquel hombre proyecta el desequilibrio de su apellido compuesto a la inestable relación entre la forma y el fondo de su espiritualidad.

– Mis propósitos de apostolado interesado se vinieron abajo. No sé vencerme. El Fundador me habría contestado: ¿Acaso pusiste los medios? Estaba en juego mi honor, es cierto, pero ¿y el honor de Dios?

Cabeceó Ramiro demostrando una total convergencia con la pregunta que se hacía el bodeguero.

– En cualquier caso usted es un hombre que ha dado una prueba de entereza admirable. No sé qué hubiera hecho yo en su lugar. Lo confieso. Usted es una persona, por lo que sé, depresiva, que tiene que recurrir a los antidepresivos, como Conesal. Esto les unía.

– Sí. Lo habíamos comentado en alguna ocasión.

– Es decir, habían tenido un alto nivel de confianza.

– Así es. Hasta que descubrí lo que descubrí.

– La supuesta infidelidad…

– No. Nada de eso. Lo que incitó a cortar mis relaciones con Conesal fue su intento de penetración en mi empresa mediante la compra de las acciones de mi hermana Tota. Llegué a tiempo de impedirlo y me disgustó mucho que lo hubiera intentado sin comunicármelo, como si se hubiera aprovechado de nuestra relación para enterarse de dónde teníamos el talón de Aquiles. Mi hermana es una desgraciada que entra y sale de procesos de desprogramación de sectarismo religioso. Ni eso respetó Lázaro Conesal.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El premio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El premio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El premio»

Обсуждение, отзывы о книге «El premio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x