• Пожаловаться

Lorenzo Silva: Nadie vale más que otro

Здесь есть возможность читать онлайн «Lorenzo Silva: Nadie vale más que otro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Lorenzo Silva Nadie vale más que otro

Nadie vale más que otro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nadie vale más que otro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El asesinato de una mujer en el que todas las sospechas recaen en un marido con un largo historial de malos tratos, la violación y la muerte de una niña, el hallazgo del cadáver de un delicuente común donde todo parece indicar que se trata de un ajuste de cuentas y el crimen contra un inmigrante en un pequeño pueblo son los cuatro asuntos que tienen como nexo, además de suceder todos en periodos estivales, el hecho de ser crímenes tan cotidianos como lo que se leen a diario en los periódicos, alejados de la extravagancia y de la sofisticación y, en consecuencia, tan reales como la vida, o la muerte, misma.

Lorenzo Silva: другие книги автора


Кто написал Nadie vale más que otro? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Nadie vale más que otro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nadie vale más que otro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Yo nunca mataría a nadie, pudiendo evitarlo.

– Es un suponer, hombre.

– Está bien -me rendí-. Vamos, a las putas fichas.

Una buena parte del trabajo policial no merece ser relatado. Ni las horas frente a la pantalla, ni el papeleo permanente. Mientras Chamorro miraba fichas, yo me encargué de documentar, para incorporarlo a la carpeta de aquella investigación, todo lo que habíamos hecho hasta allí. Me daba una pereza incomensurable, pero ya que estaba en un tiempo muerto, sabía que agradecería más adelante haberme sacado eso de encima. La experiencia, al menos, me había enseñado a sintetizar un interrogatorio de una hora en un par de folios. Prescindiendo de la hojarasca y a la vez sin omitir nada que pudiera serle útil a quien tuviera que continuar con aquella investigación, si a Chamorro o a mí nos pasaba algo, o nos metían en otra juerga, o nos íbamos de vacaciones.

Nos dieron las siete y pico. Yo ya había terminado los deberes y Chamorro estaba borracha de ver rostros torvos de sudamericanos. Me acerqué a ella y le puse la mano en el hombro.

– Déjalo, Virginia. Tardaremos un día más. Qué le vamos a hacer. Y si la faena que nos han regalado se pone demasiado pesada, le pediré a Pereira permiso para devolvérsela a sus legítimos dueños. Ya habrán acabado con los rumanos, digo yo.

Chamorro se restregó los ojos. Siempre me parecía que tenía algún leve defecto visual, una pizca de astigmatismo tal vez. Pero por mucho que le insistía, ella se negaba a ir al oculista. Por coquetería, sospechaba. Con veintiséis años recién cumplidos, Chamorro estaba todavía en edad de ligarse un buen novio.

No me parecía que yo entrara en esa categoría, ni por otras razones, entre ellas el mejor cumplimiento de nuestro deber, me postulaba para tal honor. Sin embargo, creí que podía invitarla aquella tarde a tomar algo. La jornada había sido intensa y merecíamos un respiro. A Chamorro no le pareció mal la idea.

Fuimos al lugar habitual. Por la proximidad a la sede de la empresa, estaba lleno de picolicie. Mejor, porque la abundancia de testigos acreditaba la inocencia de mis intenciones.

– Esto se nos está empantanado -juzgó, dándole vueltas a su cerveza-. Con lo bien que parecía que iba.

– Bueno, todo tiene sus aristas -dije-. Me da la impresión de que hemos pecado de optimismo. Creímos que esto estaba hecho, en cuanto nos encajaron dos piezas. Y además, tenemos la cabeza en otras cosas y queremos quitarnos ésta de encima en seguida. Es lo que espera el comandante. Mala técnica. Cada muerto quiere sus mimos. Puede que tengamos que ir a Almería, tomarnos un poco de tiempo. Y si no, más vale que lo devolvamos.

– Pereira no lo devuelve ni de coña. Ni aunque se lo pidan. Sólo lo soltará hecho y terminado. Así que ya sabes.

Lo sabía, desde luego. Y eso era lo que más me molestaba. Por alguna razón, sentía que aquel muerto no era mío. No llegaba a cogerle afecto, como me suele pasar. Pero no podía sacudírmelo de encima, así que tenía que esforzarme por aceptarlo.

– ¿Adónde te vas de vacaciones? -le pregunté a Chamorro, por cambiar de tercio.

– Adonde siempre. A San Fernando, con la familia.

– ¿Es bonito, San Fernando?

– Psé. A mí no me disgusta. Playas no faltan, allí o cerca. ¿Y tú?

– Yo qué.

– ¿Te vas a alguna parte?

No lo había pensado. Suelo no pensarlo, hasta el final. Por eso siempre me coge el toro, y tengo que improvisar cualquier plan de emergencia. Cada año noto que me voy haciendo viejo para seguir estando solo, sobre todo en verano. Pero las veces que he intentado no estarlo siempre se ha acabado yendo todo al cuerno. El cariño y las atenciones que te piden los muertos se los acabas robando a los vivos. Tendría que cambiar de trabajo, y a estas alturas de la película no me imagino haciendo otra cosa.

– No lo sé -dije-. Creo que me iré a Ibiza, a ponerme ciego de éxtasis y cepillarme unas cuantas veinteañeras colgadas.

– Si no supiera cómo eres en realidad, diría que eres un cerdo.

– ¿Y cómo soy, en realidad?

El sonido de mi teléfono móvil interrumpió aquella interesante sesión de confidencias. Era Bermúdez.

– Vila, se está poniendo de moda quemar coches -me anunció-. Acabamos de encontrar otro, pero esta vez en la punta contraria, el noroeste. Mucho menos llamativo, un Renault Laguna. Hay un detalle, quizá no signifique nada. Robado anteayer en Getafe.

6. Una idea perversa

El Renault Laguna carbonizado había aparecido en un camino poco transitado, en un tramo que discurría por una especie de hondonada. Golpeamos generosamente los bajos de nuestro Toyota para poder llegar hasta el lugar. Bermúdez iba delante, sometiendo a idéntico castigo a su Fiat amarillo.

– Anda, es el modelo nuevo -dijo Chamorro, mientras examinábamos el vehículo, o mejor dicho, lo que quedaba de él.

– Sí -confirmó Bermúdez-. Cómo molan los anuncios, ¿eh? Coche sin llave, a prueba de robo. Menuda parida. El único coche que no puede robar un chori con oficio es el que no existe.

Es inútil intentar buscar huellas o nada que no sea muy sólido y resistente en un coche incendiado. Por eso los queman. En aquél no encontramos más que las herramientas que su dueño llevaba en el maletero y algunos restos de las lámparas de recambio. Pero no nos desanimamos por eso. Había algo más interesante.

– Fijaos en el lugar -dije-. Apartado de la carretera, discreto y abrigado, y a la vez razonablemente próximo al pueblo.

– ¿Qué quieres decir con eso? -preguntó Bermúdez.

– Que quien lo trajo aquí conoce la zona -dijo Chamorro.

– Exacto. No es el sitio que descubre por azar alguien que pasaba por allí. Y hay otro detalle. Si te deshaces del coche en el que vas, y no has traído otro, tienes que volver andando.

– No podemos descartar que tuvieran otro coche.

– Bueno, es una posibilidad. Explorémosla. Si vas a ir a pie, conviene no estar demasiado alejado del lugar al que piensas dirigirte a continuación. Que puede ser, por qué no, donde vives.

– Eso es un poco imprudente, ¿no? -dudó Chamorro.

– ¿Por qué? Es sólo un coche robado que arde. La policía no tiene por qué relacionarlo con un cadáver aparecido en la otra punta de la comunidad. Y tampoco va a herniarse por un coche. Llamará al propietario y le dirá "mala suerte, le tocaron unos bestias". Nadie los vio con Larrea en Getafe, o eso es lo que ellos creen. Ésa es la perdición del criminal, creer que no pueden atarse dos cabos que luego la casualidad más tonta se encarga de unir. Larrea iba solo, pero le había hablado de Getafe y de la cadena de pizzerías a su compadre Castro. Gracias a él, podemos leer la pista de este coche robado en Getafe como ellos nunca creyeron que la leeríamos.

– Bueno, promete -opinó Bermúdez.

– Promete un huevo, hombre -remaché, eufórico.

Empezaba a ponerse el sol. Era hora de dar por terminado el día, y hacer acopio de fuerzas para el siguiente.

A veces, en las investigaciones, cuando has hecho saltar la chispa decisiva, todo empieza a fluir. Es un momento delicado, porque también entonces te la puedes pegar. Procuré no olvidarlo a la mañana siguiente, mientras estudiaba con Chamorro el mapa del pueblo donde había aparecido el Renault Laguna y reuníamos los datos básicos. Seis mil habitantes, casco urbano agrupado, siete urbanizaciones. Estupendo. Con una charla con la gente del puesto, podíamos centrar el trabajo en un santiamén.

– Un momento, ¿cuántos colegios? -le pregunté a Chamorro.

– Dos.

– Pues ya está. Vamos primero allí. Puede ser el mejor atajo.

– ¿Los colegios?

– Los malos que buscamos tienen edad de tener hijos. Los malos sienten ese impulso, como cualquiera. Es una cosa inherente a la especie. Y una vez nacidos, ¿qué padre que tenga entrañas deja de procurar que sus hijos reciban una instrucción? Aunque se halle en situación irregular, eso no le impide escolarizarlos.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nadie vale más que otro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nadie vale más que otro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Gabriel Márquez
Lorenzo Silva: El Urinario
El Urinario
Lorenzo Silva
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Yrsa Sigurðardóttir
Almudena Grandes: Modelos De Mujer
Modelos De Mujer
Almudena Grandes
Отзывы о книге «Nadie vale más que otro»

Обсуждение, отзывы о книге «Nadie vale más que otro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.