David Baldacci - Poder Absoluto

Здесь есть возможность читать онлайн «David Baldacci - Poder Absoluto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Poder Absoluto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Poder Absoluto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Luther es un especialista, un maestro en robo. Cerca ya de retirarse, planea su ultimo golpe: limpiar la fabulosa mansion de Walter Sullivan, uno de los hombres mas ricos del pais, de vacaciones en el caribe.
La inesperada vuelta de la mujer complica el golpe y hace que Luther presencie un asesinato que apunta de lleno al presidente de los Estados Unidos.
Acosado por los hombres del servicio de seguridad del presidente y por el sargento de policia, Luther debera salvar su pellejo y el de su hija.
Baldacci ha sido el guinista de la película basada en su libro, dirigida y protagonizada por Clint Eastwood en el papel de Luther.

Poder Absoluto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Poder Absoluto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Oh no, desde luego que no. Richard lo sabía, en efecto. Lleva con el señor Sullivan casi cuarenta años. Que yo sepa, él era el único aparte de los Sullivan, que conocía el código.

– ¿Alguna vez le vio conectar la alarma?

– Por lo general ya estaba acostada cuando la conectaban. Frank le miró. «Desde luego, Wanda, desde luego.»

– ¿Usted… usted no sospechará que Richard tuvo algo que ver con esto? -dijo Wanda Broome mirándole asombrada.

– Wanda, de alguna manera, alguien que no podía hacerlo, desconectó el sistema de alarma. Y es lógico que las sospechas recaigan sobre cualquiera que conociera el código.

Por un momento, Wanda Broome dio la impresión de que se echaría a llorar, pero se contuvo.

– Richard tiene casi setenta años.

– Entonces es probable que necesite hacerse con unos ahorrillos. Como comprenderá, todo esto es estrictamente confidencial.

Ella asintió al tiempo que se sonaba la nariz. Cogió la taza de café y se lo bebió a sorbitos.

– Hasta que alguien me explique cómo entraron en el sistema de seguridad -añadió Frank-, he de investigar las pistas que parecen más lógicas.

Mantuvo la mirada sobre la mujer. Había dedicado todo el día anterior a averiguar todo lo posible sobre Wanda Broome. Era una historia bastante habitual excepto en un detalle. Cuarenta y cuatro años, se había divorciado dos veces y tenía dos hijos mayores. Vivía en el ala de los sirvientes junto con el resto de los empleados de la casa. A unos diez kilómetros de allí vivía la madre, de ochenta y un años, en una casa modesta que necesitaba de algunas reparaciones; la anciana cobraba la pensión del marido y un subsidio de la Seguridad Social. Broome, tal como ella misma había dicho, trabajaba para los Sullivan desde hacía más o menos un año, cosa que había llamado la atención de Frank: era la empleada más nueva de la casa. Esto en sí mismo no significaba gran cosa, pero según todos los informes los Sullivan trataban muy bien a los empleados, y también había que destacar la lealtad del personal bien pagado y con muchos años de antigüedad. Wanda Broome parecía ser alguien muy leal. La pregunta era a quién.

El detalle era que Wanda Broome había estado en prisión, de esto hacía unos veinte años, por desfalco cuando trabajaba de contable para un médico en Pittsburgh. Los demás sirvientes no tenían antecedentes. Ella había quebrantado la ley, y había pasado una temporada entre rejas. En aquel entonces se llamaba Wanda Jackson. Se había divorciado al salir de la cárcel, o mejor dicho él la había dejado. Desde entonces nunca había cometido ningún delito. Con el cambio de nombre y una condena tan lejana, si los Sullivan habían averiguado los antecedentes, quizá no habían encontrado nada, o quizá no les había importado. Según todas las fuentes, Wanda Broome había sido una ciudadana honesta y trabajadora durante estos últimos veinte años.

Frank se preguntó qué le había hecho cambiar.

– ¿Hay alguna cosa que recuerde o piense que me pueda servir de ayuda, Wanda? -Frank intentó parecer lo más inocente posible; abrió la libreta e hizo ver que tomaba notas. Si ella era el cómplice en el interior, lo que menos le interesaba era que Wanda alertara a Rogers. Por otro lado, si conseguía que se derrumbara, quizás ella decidiría cambiar de bando.

Se la imaginó quitando el polvo en el vestíbulo. Hubiese sido fácil, tan fácil rociar el paño con el producto químico y después pasarlo por el panel de la alarma. Hubiese parecido tan natural, que nadie, incluso alguien que le hubiese estado mirando mientras lo hacía, hubiese sospechado nada. Sólo una criada eficaz haciendo su trabajo. Después no había tenido más que regresar al vestíbulo cuando todos dormían, iluminar un segundo el panel y ya está.

Desde un punto de vista estrictamente técnico, quizá se le podía considerar cómplice de un asesinato, dado que el homicidio era una de las consecuencias probables del robo a una casa. Pero Frank no pretendía mandar a Wanda Broome a la cárcel de por vida, sino atrapar al que había disparado. Estaba seguro de que esta mujer no había trazado el plan. Ella había interpretado un papel pequeño pero muy importante. Frank quería al maestro de ceremonias. Llamaría al fiscal de la mancomunidad y arreglaría un trato para Wanda a cambio de su ayuda.

– ¿Wanda? -Frank se inclinó sobre la mesa y la cogió de una mano, ansioso-. ¿Recuerda algo más? ¿Algo que me ayude a detener a la persona que asesinó a su amiga?

Frank recibió una leve sacudida de cabeza como única respuesta y se echó hacia atrás. No había esperado gran cosa de este encuentro, pero había conseguido transmitir el mensaje. La pared comenzaba a desmoronarse. Estaba seguro de que ella no avisaría al tipo. Se haría con la confianza de Wanda Broome, poco a poco.

Más tarde descubriría que ya había ido demasiado lejos.

14

Jack dejó el maletín en un rincón, arrojó el abrigo sobre el sofá y se resistió al impulso de echarse a dormir sobre la alfombra. Ucrania y vuelta en cinco días le había hecho polvo. La diferencia horaria de siete horas ya había algo terrible, pero para ser alguien que rondaba los ochenta, Walter Sullivan se había mostrado infatigable.

Les habían hecho pasar por los controles de seguridad con el respeto y la celeridad que se merecían la fortuna y la fama de Sullivan. A partir de aquel momento se había sucedido una serie de reuniones interminable. Habían visitado fábricas, minas, oficinas, hospitales, y después habían ido a cenar y a emborracharse con el alcalde de Kiev. El presidente de Ucrania les había recibido al segundo día, y al cabo de una hora Sullivan le había subyugado. El capitalismo y la libre empresa eran respetados por encima de todo lo demás en la república liberada y Sullivan era un capitalista con C mayúscula. Todos querían hablar con él, estrecharle la mano, como si les fuera a contagiar parte de su capacidad para hacer dinero, y ellos se fueran a hacer ricos en cuestión de días.

El resultado había superado todas las expectativas a medida que los ucranianos aceptaban entusiasmados todos los puntos del acuerdo comercial. La oferta por los misiles vendría después en el momento apropiado. Todos esos cacharros inútiles se convertirían en dinero contante y sonante.

El 747 de Sullivan había hecho el vuelo directo desde Kiev al aeropuerto internacional de Washington y una limusina había llevado a Jack a su casa. Fue a la cocina. Lo único que había en el frigorífico era leche agria. La comida ucraniana no estaba mal pero era pesada, y después del primer par de días sólo había picoteado. Y había bebido demasiado. Al parecer, no se podían hacer negocios sin beber.

Se rascó la cabeza, tenía un sueño brutal, pero estaba demasiado cansado para dormir. En cambio tenía hambre. El reloj interno le decía que eran casi las ocho de la mañana y el que llevaba en la muñeca marcaba las doce pasadas. Si bien la capital del país no podía compararse con la Gran Manzana en la capacidad de atender cualquier apetito o interés las veinticuatro horas del día, había algunos lugares donde Jack podía encontrar una comida decente en una noche de semana a horas intempestivas. Mientras se ponía el abrigo sonó el teléfono. Tenía conectado el contestador automático. Jack abrió la puerta, pero vaciló. ¿Quién llamaba a estas horas? Escuchó el mensaje del contestador seguido por la señal.

– ¿Jack?

Se abalanzó sobre el teléfono al escuchar aquella voz que acababa de surgir del pasado como una pelota retenida debajo del agua hasta que se suelta y sale a la superficie con un estallido.

– ¿Luther?

El restaurante, uno de los favoritos de Jack, era poco más que una fonducha. Aquí se podía conseguir una comida digna a cualquier hora, de día y de noche. Era un lugar en el que Jennifer Baldwin nunca hubiera puesto los pies y que él y Kate habían frecuentado. Hasta hacía muy poco, los resultados de esta comparación le habrían preocupado, pero ya lo había decidido, y no tenía la intención de volver al tema. La vida no era perfecta, y nadie se podía pasar toda la existencia buscando esa perfección. No pensaba hacerlo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Poder Absoluto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Poder Absoluto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


David Baldacci - The Last Mile
David Baldacci
David Baldacci - Memory Man
David Baldacci
David Baldacci - The Finisher
David Baldacci
David Baldacci - The Sixth Man
David Baldacci
David Baldacci - The Forgotten
David Baldacci
David Baldacci - The Innocent
David Baldacci
David Baldacci - Zero Day
David Baldacci
David Baldacci - Hour Game
David Baldacci
David Baldacci - Divine Justice
David Baldacci
David Baldacci - A Cualquier Precio
David Baldacci
David Baldacci - Wygrana
David Baldacci
libcat.ru: книга без обложки
David Baldacci
Отзывы о книге «Poder Absoluto»

Обсуждение, отзывы о книге «Poder Absoluto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x