Tess Gerritsen - Llamada A Medianoche

Здесь есть возможность читать онлайн «Tess Gerritsen - Llamada A Medianoche» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Llamada A Medianoche: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Llamada A Medianoche»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una llamada a medianoche despertó a la recién casada Sarah Fontaine. En lugar de oír la voz de su marido desde Londres, oyó la de un desconocido llamado Nick O'Hara que le decía que Geoffrey había muerto en el incendio de un hotel en Berlín. Convencida de que su marido estaba todavía vivo, Sarah decidió investigar por su cuenta con la ayuda de Nick. Había demasiadas preguntas sin respuesta, y las respuestas podían ser fatales…

Llamada A Medianoche — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Llamada A Medianoche», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Oyó unos pasos que subían las escaleras. Se abrió una puerta y volvió a cerrarse. Dos hombres hablaban en holandés. Uno era Kronen. La otra voz era baja y ronca, casi inaudible. Los pasos se acercaron a su puerta. Se quedó inmóvil.

Entró luz brillante de la habitación contigua. Trató de ver las caras de los dos hombres que había en el umbral, pero al principio solo pudo percibir las siluetas. Kronen encendió la luz. Lo que vio la hizo encogerse.

El hombre situado más cerca de ella no tenía rostro.

Sus ojos eran pálidos, sin pestañas, y tan muertos como piedras frías. Pero la miró y sus ojos se movieron, y entonces se dio cuenta de que llevaba una máscara. Un escudo de goma color carne cubría su rostro. En el cuello llevaba una bufanda roja.

Supo quién era antes de oírle hablar. Tenía delante a Magus. El hombre al que habían encargado matar a Geoffrey.

– Señora de Simon Dance -dijo en un susurro-. Levántese para que pueda verla mejor.

Le sujetó la muñeca y ella se estremeció.

– Por favor, no me haga daño. Yo no sé nada, de verdad.

– ¿Y por qué se marchó de Washington?

– Fue la CIA. Ellos me engañaron…

– ¿Para quién trabaja?

– Para nadie.

– ¿Y por qué vino a Amsterdam?

– Creí que encontraría a Geoffrey… es decir, Simon. Por favor, déjeme marchar.

– ¿Y por qué iba a hacerlo?

Sarah lo miró fijamente, incapaz de pensar una sola razón por la que debiera dejarla vivir. La mataría, por supuesto. Y ninguna súplica podría impedirlo.

Magus se volvió hacia Kronen, que parecía muy divertido.

– ¿Esta es la mujer de la que hablabas? -preguntó con incredulidad-. ¿Esta criatura estúpida? ¿Te ha costado dos semanas encontrarla?

La sonrisa de Kronen se evaporó.

– Tenía ayuda -señaló.

– Ella encontró a Eve sin ayuda.

– Es más lista de lo que parece.

– Sin duda -la máscara se volvió hacia Sarah-. ¿Dónde está su marido?

– No lo sé.

– Usted encontró a Eve. Y a Helga. Seguro que sabe cómo encontrar a su marido.

La joven inclinó la cabeza y miró al suelo.

– Está muerto.

– Miente.

– Murió en Berlín. En el fuego.

– ¿Quién lo dice? ¿ La CIA?

– Sí.

– ¿Y usted los cree?

Sarah asintió con la cabeza y él se volvió hacia Kronen con furia.

– ¡Esta mujer no sirve para nada! Hemos perdido el tiempo. Si Dance sale a la luz por ella es que es idiota.

Sarah se puso rígida al oír el desprecio de su voz. Para aquel hombre, su vida valía tan poco como la de un insecto. Matarla sería fácil… y solo sentiría disgusto. Un nudo de rabia atenazó su vientre. Levantó la barbilla con violencia. Si tenía que morir, no lo haría como una mosca. Tragó saliva.

– Y si mi esposo sale a la luz, espero que lo envíe directamente al infierno -gritó.

Los ojos pálidos de la máscara expresaron cierta sorpresa.

– ¿Al infierno? Nos veremos allí. Su marido y yo tendremos una eternidad juntos. Yo ya he sentido las llamas. Sé lo que es arder vivo.

– Yo no tuve nada que ver con eso.

– Pero su marido sí.

– ¡Esta muerto! Matarme a mí no lo hará sufrir.

– Yo no mato para los muertos. Mato para los vivos. Dance está vivo.

– Yo soy inocente…

– En este negocio no hay inocentes.

– ¿Y su esposa? ¿Tampoco lo era?

– ¿Mi esposa? -apartó la vista-. Sí. Sí, era inocente. Nunca pensé que… -la miró-. ¿Sabe cómo murió?

– Lo siento. Siento lo que ocurrió. Pero yo no tuve nada que ver.

– Yo lo vi. La vi morir.

– Por favor, tiene que escucharme…

– Desde la ventana del dormitorio la vi andar hasta el coche. Se paró al lado de las rosas y me despidió con la mano. Nunca he olvidado aquel momento. Ni su sonrisa -se golpeó la frente-. Es como una foto fija aquí en mi cabeza. La última vez que la vi con vida…

Guardó silencio. Miró a Kronen.

– Antes de mañana, trasládala a un lugar seguro donde no puedan oírla. Si Dance no aparece a buscarla en los dos próximos días, mátala. Despacio. Ya sabes cómo.

Kronen sonreía. Sarah se estremeció.

En algún lugar del edificio sonó una alarma. Una luz roja parpadeaba encima de la puerta.

– ¡Ha entrado alguien! -dijo Kronen.

Los ojos de Magus brillaban como diamantes.

– Es Dance -contestó-. Tiene que ser él.

Kronen salió de la estancia con su pistola en la mano. La puerta se cerró. Sarah se quedó sola con los ojos fijos en la luz roja que se encendía y apagaba.

Se apoyó contra la puerta y miró a su alrededor. En su prisa por salir, Kronen y Magus habían dejado la luz encendida y podía examinar la estancia.

El almacén no estaba vacío. En un rincón se amontonaban cajas de cartón con el nombre de F. Berkman. Vio una cinta aislante ancha alrededor de la caja más grande. La arrancó y la dobló unas cuantas veces, probando su fuerza. Bien usada, podía estrangular a un hombre. No sabía si sería capaz de hacerlo, pero en su situación cualquier arma era un regalo del cielo.

Después, examinó la ventana y la descartó como medio de fuga. Imposible que cupiera por ella.

Solo quedaba un modo de salir: la puerta. ¿Pero cómo?

Unas sillas amontonadas le dieron una idea. Podía golpear con una de ellas. Bien. Otro arma. Amontonadas pesaban tanto que apenas pudo arrastrarlas por el suelo. Su plan podía funcionar.

Llevó las silla hasta un lado de la puerta y ató la cinta a la pata de la de abajo. Estiró la cinta y se acurrucó al lado contrario de la puerta. Tiró de su extremo de la cinta y esta se levantó a unos centímetros del suelo. Si calculaba bien el momento, tropezarían con ella. Y eso le daría unos segundos, los suficientes para salir por la puerta.

Ensayó sus movimientos una y otra vez. Tenía que salir bien. Era su única oportunidad.

Estaba preparada. Se subió a una de las sillas y desenroscó los tubos fluorescentes del techo. La habitación quedó a oscuras. Cuando bajaba de la silla, oyó disparos fuera, seguidos de gritos y más disparos. Sería más fácil huir con toda aquella confusión.

Primero tenía que llamar la atención de alguien. Acercó una silla a la ventana, contó tres y la lanzó contra el cristal, que se hizo añicos.

Oyó otro grito y pasos que subían la escalera. Llevó la silla al umbral y buscó en la oscuridad su trozo de cinta. ¿Dónde estaba?

Los pasos estaban en la habitación de al lado y se acercaban a su puerta. Se abrió el cerrojo. Buscó en el suelo con desesperación y encontró la cinta justo cuando se abría la puerta. Un hombre entró en la estancia con tal rapidez que apenas tuvo tiempo de reaccionar. Tiró de la cinta, que se enganchó en un pie de él. Algo cayó al suelo. El hombre se inclinó hacia adelante y cayó sobre su vientre. Enseguida se puso de rodillas y empezó a levantarse.

Sarah no se lo permitió. Le golpeó con la silla en la cabeza. Sintió, más que oyó, el golpe en su cráneo y el horror de lo que había hecho la obligó a soltar la silla.

El hombre no se movía. Pero mientras ella le registraba los bolsillos empezó a gemir, lo que implicaba que no lo había matado. No llevaba un revólver encima. ¿Se le habría caído? No tenía tiempo de buscarlo a oscuras, era mejor huir mientras pudiera.

Salió del almacén y echó el cerrojo tras ella. Voló hasta las escaleras, pero solo había bajado dos escalones cuando se quedó inmóvil. De abajo llegaban voces. Kronen subía las escaleras, cortándole la única vía de escape.

Entró en la oficina y cerró la puerta. A diferencia de la otra, no era de madera sólida. Sólo los retrasaría unos minutos. Tenía que encontrar otra salida.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Llamada A Medianoche»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Llamada A Medianoche» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Keeper of the Bride
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Harvest
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - The Keepsake
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - The Apprentice
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - El cirujano
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Body Double
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Vanish
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Call After Midnight
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Laikoma kalta
Tess Gerritsen
Tess Gerritsen - Pažadėk, kad grįši
Tess Gerritsen
Отзывы о книге «Llamada A Medianoche»

Обсуждение, отзывы о книге «Llamada A Medianoche» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x