John Katzenbach - El Hombre Equivocado

Здесь есть возможность читать онлайн «John Katzenbach - El Hombre Equivocado» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Hombre Equivocado: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Hombre Equivocado»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ashley Freeman, estudiante de historia del arte en Boston, tiene una relación de una noche con un desconocido llamado Michael O'Connell. Al principio prece tratarse simplemente de un admirador insistente, pero poco a poco O'Connell, un ingenioso hacker, va entrando en la vida no sólo de Ashley sino también de su padre, un serio profesor universitario, y de su madre, una prestigiosa abogada, demostrando ser un psicópata obsesionado por controlar la vida de Ashley. Todo se convierte en una pesadilla. No hay posibilidad de disuadirlo: ni los sobornos ni las amenazas lo detienen. Y cuando el investigador asignado al caso aparece muerto, la familia entera entiende que se enfrenta a algo mucho más serio de lo que han imaginado.

El Hombre Equivocado — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Hombre Equivocado», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

«Así que he venido a este lugar que una vez amamos, para recordar cómo fue el pasado, y cómo sería el futuro si yo fuera más fuerte.»

Sally, las lágrimas corriéndole por la cara, experimentó algo más allá del terror: la sensación de lo inevitable. «Hope quiere protegernos», pensó.

– Hope, amor mío, por favor… -gimió desesperada-. Déjame estar contigo. Desde el principio confiamos la una en la otra. Nos hemos hecho bien mutuamente. Déjame volver a hacerlo, por favor.

«Pero Sally, ya lo haces», pensó, y escribió: «Traté de clavarme un cuchillo, pero sólo conseguí mancharlo todo de sangre, y lo siento. Quise apuñalarme en el corazón, pero fallé. Así que elegí otra forma.» Eso le pareció bien. Sally lo entendería. «La única salida que me queda. Os amo a todos, y confío en que me recordaréis de la misma manera.» Estaba agotada.

La voz de Sally se había convertido en un susurro.

– Mira, Hope, mi amor, por favor, no importa lo malherida que estés, podemos decir que te lo hice yo. Scott dice que te cortaste. Bueno, le diremos a la policía que lo hice yo. Nos creerán. No tienes que dejarme. Podemos superarlo juntas.

Hope volvió a sonreír. Era una proposición muy atractiva, pensó. Mentir para librarse de todas las preguntas. Y tal vez funcionaría, pero probablemente no. «Sólo hay un modo de asegurarse.»

Quiso decir adiós, quiso decir todas las cosas que los amantes se susurran en la intimidad, quiso decir algo sobre su madre y Ashley y todo lo sucedido esa noche, pero no lo hizo. En cambio, pulsó la tecla roja del teléfono y cortó la comunicación.

En su coche, todavía aparcado en la calle de Michael O'Connell, Sally cedió a todas las emociones que la embargaban y sollozó incontrolablemente. Le parecía estar menguando, como si de pronto se hiciera más pequeña, más débil, sólo la sombra de la persona que era por la mañana. Ya no estaba segura de que su plan mereciese el precio que estaba pagando. Se inclinó hacia delante, pataleó y golpeó el volante con los puños, agitando los brazos. Entonces se detuvo y gimió, como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Cerró los ojos y se meció adelante y atrás, hundiéndose en su asiento, en total agonía, ajena al detalle de que Michael O'Connell, maldiciendo y furioso, ciego a su entorno, pasaba de largo a unos metros de distancia, en dirección a su casa.

Epílogo . Así que, ¿quieres oír una historia?

– De modo que conseguiste reunirte con el detective que investigó el caso -dijo ella.

– Sí -respondí-. Fue muy revelador.

– Pero has vuelto, porque aún tienes más preguntas, ¿correcto?

– Sí. Sigo pensando que hay otras personas con las que necesito hablar.

Ella asintió, pero no respondió enseguida. Noté que calculaba con cuidado, tratando de sopesar detalles contra recuerdos.

– Hablar con Sally o Scott, ¿verdad?

– Sí.

Negó con la cabeza.

– No creo que quieran hablar contigo. Pero además, ¿qué esperas que te digan?

– Quiero saber cómo se resolvió todo.

Ella rió sin humor.

– ¿Resolverse? Una palabra inadecuada para describir lo que hicieron y cómo pudo influir en sus vidas.

– Bueno, ya sabes a qué me refiero. Una valoración…

– ¿Y crees que te dirían la verdad? ¿No crees que cuando llamaras a su puerta y dijeras «Quisiera hacerles unas preguntas sobre el hombre al que mataron» te mirarían como a un loco y te cerrarían la puerta en las narices? Y aunque te invitaran a pasar y tú les preguntaras «¿Cómo les ha ido la vida desde que se libraron del asesinato?», ¿qué motivo tendrían para decirte la verdad? ¿No ves lo ridículo que sería?

– Pero ¿sabes tú las respuestas a esas preguntas?

– Por supuesto.

Era temprano por la tarde, el crepúsculo de una tarde de verano, ese momento entre el día y la noche, cuando el mundo adquiere un aspecto desvaído. Había abierto las ventanas de su casa, dejando entrar los sonidos perdidos a los que yo me había acostumbrado en muchas visitas: voces de niños, algún coche ocasional. El final de otro día benigno en las afueras. Me acerqué a la ventana y aspiré una bocanada de aire puro.

– Nunca considerarás que éste es tu hogar, ¿verdad? -pregunté.

– No, por supuesto que no. Es un sitio terrible de tan normal.

– Te mudaste, ¿verdad? Después de que ocurrieran todos esos acontecimientos.

Ella asintió.

– Muy perspicaz por tu parte.

– ¿Porqué?

– Ya no me consideraba a salvo en la soledad de la que me había rodeado durante años. Demasiados fantasmas y recuerdos. Temí volverme loca. -Sonrió, y añadió-: Bien, ¿qué te dijo el policía?

– Que lo que Sally predijo se cumplió. Bueno, no llegó a decirlo: es lo que yo interpreté. Cuando los detectives fueron al apartamento de Michael O'Connell encontraron el arma del crimen oculta en la bota. Bajo las uñas de su padre asesinado hallaron su ADN. Al principio admitió haber estado allí y haberse peleado con el viejo, pero negó haberlo matado. Naturalmente, alguien que machaca sádicamente bajo su zapato la medicación para el corazón de su padre carece de credibilidad, y por eso no le creyeron. Ni por un segundo. No, lo tenían, incluso sin una confesión completa, y cuando recuperaron el ordenador, que él había llevado a reparar, y encontraron esa carta llena de ira dirigida a su padre… Bueno, lo reunieron todo: móvil, medio, oportunidad. La Santísima Trinidad del trabajo policial. ¿No lo llamó así Sally cuando diseñó el plan?

– Sí. Es lo que supuse que te diría. Pero ¿no te contó nada más?

– O'Connell trató de acusar a Ashley, y a Scott y Sally y Hope, pero…

– Una conspiración que requeriría reunir pruebas imposibles, ¿verdad? Una, robar el arma del crimen, dársela a otra persona, pasar por tres manos antes de devolverla al apartamento de O'Connell, y un incendio… Desde luego es difícil de creer, ¿no?

– Así es. Sobre todo cuando se une al suicidio de Hope y la nota que dejó. El detective me dijo que para creer a O'Connell habría que dar por sentado que una mujer suicida paró por el camino para asesinar a un hombre a quien no había visto jamás, en un lugar donde no había estado nunca, luego condujo de vuelta a Boston para dejar el arma en el armario de su propietario y luego viajó hasta Maine para arrojarse al océano después de dejar una nota donde olvidó mencionar todo esto. También se podría pensar que Sally fue la asesina, pero estaba en Boston comprando lencería más o menos a la hora del crimen. Y Scott, bueno, tal vez fue él, pero no tuvo tiempo de hacerlo y luego volver a Boston y regresar a Massachusetts para tomarse una pizza. Una vez más, no tiene cabida en el reino de lo probable…

Mientras yo hablaba, vi lágrimas en sus ojos. Pareció erguirse en su silla, como si mis palabras tensaran el nudo y sacaran algún recuerdo nuevo de su interior.

– ¿Y entonces? -preguntó con un hilo de voz.

– Y entonces, el plan trazado por Sally se cumplió. Michael O'Connell fue condenado por asesinato en segundo grado. Al parecer, continuó alegando inocencia hasta el último minuto. Pero, cuando la policía le dijo que el arma utilizada en el asesinato de su padre era la misma que había matado al detective privado Murphy, y que tal vez le colgarían también ese crimen, escogió la salida fácil. Naturalmente, fue un farol de la policía. Los disparos que acabaron con la vida de Murphy produjeron fragmentos de bala demasiado deformes para cotejarlos. El policía me lo dijo. Pero fue una amenaza útil. De veinte años a cadena perpetua. Podrá solicitar su primera vista para la libertad condicional después de dieciocho años.

– Sí, sí -dijo ella-. Eso lo sabemos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Hombre Equivocado»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Hombre Equivocado» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


John Katzenbach - La Guerra De Hart
John Katzenbach
John Katzenbach - Juegos De Ingenio
John Katzenbach
libcat.ru: книга без обложки
John Katzenbach
John Katzenbach - Juicio Final
John Katzenbach
John Katzenbach - Just Cause
John Katzenbach
John Katzenbach - The Wrong Man
John Katzenbach
John Katzenbach - La Sombra
John Katzenbach
John Katzenbach - W słusznej sprawie
John Katzenbach
John Katzenbach - La Historia del Loco
John Katzenbach
John Katzenbach - El psicoanalista
John Katzenbach
John Katzenbach - Opowieść Szaleńca
John Katzenbach
John Katzenbach - The Madman
John Katzenbach
Отзывы о книге «El Hombre Equivocado»

Обсуждение, отзывы о книге «El Hombre Equivocado» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x