John Case - Código Génesis

Здесь есть возможность читать онлайн «John Case - Código Génesis» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Código Génesis: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Código Génesis»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una trepidante trama de acción en la que se investigan unos infanticidios perpetrados por un grupo extremista de la Iglesia Católica y que están relacionados con el nuevo nacimiento del Anticristo.

Código Génesis — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Código Génesis», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sin Nombre por fin tenía una identidad y Lassiter estaba seguro de que, hablara o no, él conseguiría descubrir el porqué de los asesinatos de Kathy y Brandon.

Nunca había entendido la necesidad apremiante que sentía alguna gente por averiguar cómo y por qué había muerto alguien a quien querían. Había leído sobre la apasionada búsqueda de datos, de justicia, de castigo y de detalles de los familiares de soldados desaparecidos en combate o de víctimas de atentados terroristas como el de Lockerbie, y su afán siempre lo había desconcertado. ¿Por qué no dejaban las cosas como estaban? ¿Por qué no intentaban proseguir con sus vidas y dejar atrás la tragedia?

Ahora lo entendía.

Cogió una botellita de whisky escocés del minibar, abrió la tapa y se sirvió dos dedos en un vaso. Se sentó delante del escritorio y estudió el pasaporte. La página de la foto contenía los datos personales: Grimaldi, Franco. Nacido el 17-3-1955. Debajo había pegado un trozo de papel blanco con un sello de aspecto oficial. Parecía ser un cambio de domicilio. 114 via Genova, Roma. Lassiter levantó el papel y vio que, en efecto, debajo había otra dirección: via Barberini, y un número. Además, el pasaporte incluía una descripción de Grimaldi. Estatura: 1,85 cm. Peso: 100 kg. Pelo: negro. Ojos: marrones. Mientras movía las páginas en busca de visados y sellos de aduanas, un trozo de papel cayó al suelo. Lassiter lo recogió.

Era un extracto de una transferencia bancaria a favor de Grimaldi por valor de cincuenta mil dólares en una cuenta corriente a nombre de la sucursal de Bahnhofstrasse del Crédit Suisse de Zurich. La transferencia estaba fechada hacía unos cuatro meses. Lassiter dejó el extracto bancario a un lado y volvió a concentrarse en el pasaporte. Pensaba que podría seguir los movimientos de Grimaldi gracias a los sellos de las distintas aduanas, pero las páginas estaban tan llenas que tuvo que hacer una lista. Pasó una página tras otra, descifrando todos los sellos posibles, y apuntó cada entrada y cada salida en un cuaderno. Al acabar, rompió la hoja del cuaderno en multitud de pequeños trozos y escribió una segunda lista, esta vez en orden cronológico.

El pasaporte abarcaba un período de diez años. Los sellos más antiguos, que databan de 1986, revelaban que Grimaldi había viajado con frecuencia entre Beirut y Roma. Lassiter reflexionó sobre ello. En 1986, Beirut era lo más parecido que había en la tierra al séptimo círculo del infierno. Los únicos europeos que había en la ciudad estaban encadenados a radiadores, en las calles estallaban continuamente coches bomba y los asesinatos estaban a la orden del día. ¿Qué cojones haría Grimaldi en Beirut?

Después de Beirut, había ido varias veces a San Sebastián y Bilbao: el País Vasco. En 1989 viajó a Mozambique. Después no había ni un sello en casi tres años. Por fin, en junio de 1992, Grimaldi volvió a viajar, esta vez a los Balcanes. Un par de viajes a la capital serbia, Belgrado, seguidos, un año después, por varias visitas a su equivalente croata, Zagreb. Y, después, nada hasta 1995, cuando Grimaldi viajó a Praga, Sao Paulo y Nueva York. El último sello era del aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York y estaba fechado el 18 de septiembre de 1995.

Lassiter no sabía qué pensar. Puede que Grimaldi tuviera un segundo o incluso un tercer pasaporte, y quizá con nombres distintos. Y no sólo eso. Italia formaba parte de la Comunidad Europea, así que en el resto de los países comunitarios no le sellarían el pasaporte. Grimaldi podría haber hecho innumerables viajes por Europa sin que nadie se molestara en registrarlos.

Incluso así…, los tres años sin viajes, entre 1990 y 1992, resultaban elocuentes. ¿Una estancia en la cárcel? Podría ser. O tal vez estuviera viajando bajo otra identidad. Los viajes a Beldado, Zagreb y Beirut también resultaban interesantes; no eran destinos turísticos, ni mucho menos. ¿Y los viajes a España y a Mozambique? ¿Iría de vacaciones? Y, de ser así, ¿en que trabajaría? ¿A qué se dedicaría Grimaldi cuando no estaba matando gente? ¿Cómo se ganaría la vida?

No sin cierta frustración, Lassiter dejó el pasaporte a un lado y esparció el dinero sobre el escritorio. Había billetes de distintos países y, aunque no se molestó en contarlos, era una importante suma de dinero: al menos veinte mil dólares, puede que treinta mil.

Volvió a colocar la base en la bolsa de cuero, guardó el dinero y el pasaporte en los bolsillos laterales y metió la ropa en el compartimiento central. Después cerró las cremalleras. A la mañana siguiente le mandaría la bolsa a Riordan, anónimamente.

Y, en cuanto a él, ya era hora de volver a Washington. Estuvo haciendo llamadas hasta que por fin consiguió un asiento en un vuelo nocturno a Baltimore. Desde luego, no era un plan de viaje ideal. El vuelo no llegaba hasta la una de la madrugada y Baltimore estaba a 130 kilómetros del aeropuerto de Dulles, donde Lassiter había dejado aparcado el coche. Pero todo eso daba igual. Había alguien en Washington con quien quería hablar lo antes posible, un viejo amigo que trabajaba en un rincón muy oscuro del gobierno. Nick Woodburn. Woody.

CAPÍTULO 14

Sentado en el asiento trasero del taxi que le llevaba desde el aeropuerto de Baltimore a su oficina, Lassiter estuvo pensando en Nick Woodburn. Cuando eran dos colegiales, Joe y Woody habían sido íntimos amigos. Los dos habían crecido en Georgetown, no demasiado lejos de Dumbarton Oaks. Habían ido a los mismos campamentos de verano y a los mismos colegios privados. Los tres primeros años de enseñanza secundaria habían formado parte del equipo de atletismo de St. Alban’s y, si Woody no hubiera estado a la altura de su reputación, también habrían corrido juntos el último año. El «incidente», como acabó conociéndose en el colegio, tuvo lugar unas dos semanas antes de las carreras de Penn Relays, cuando un grupo de padres que estaban visitando el colegio se tropezó, literalmente, con Woody y una chica follando en el huerto de detrás de la mismísima catedral. Hubo exclamaciones de asombro, risitas y gritos escandalizados; un asunto que, en última instancia, hizo que Nick Woodburn tuviera que estudiar su último año de colegio en el estado de Maine.

Casi todo el mundo estaba de acuerdo en que Woody acabaría mal o, como decía un compañero de clase: «Nunca lo aceptarán en ninguna parte; tiene más manchas rojas en su historial académico que una pizza.» Y, de hecho, sus solicitudes de ingreso a Harvard y a Yale fueron rechazadas, al igual que las de Princeton, Dartmouth, Columbia y Cornell. Puede que lo hubieran aceptado en Brown, pero Woody no mandó la solicitud; se negaba a ir a la misma universidad que Howard Hunt.

Al final, Woody fue a la Universidad de Wisconsin, donde destacó en atletismo y se graduó en filología árabe. Sacó todo sobresaliente y consiguió una beca Rhodes.

Después de Oxford, ingresó directamente en el Departamento de Estado. Trabajó dos años en Asuntos Políticos y Militares, desempeñando misiones de enlace entre Foggy Bottom y el Pentágono. Después de ocho años destinado en el extranjero -Damasco, Karachi y Jartum, -volvió a Washington a trabajar en el Intelligence Research Bureau, que, por alguna inexplicable razón, se conocía como el INR, en vez del IRB. Llevaba cuatro años trabajando allí y ya era el jefe del departamento.

Con algo menos de cien miembros fijos en nómina, el INR es al mismo tiempo el más pequeño y el más discreto de todos los departamentos que componen el servicio de información del gobierno federal de Estados Unidos. Como tal, es incapaz de cometer los pecados que han hecho famosos a los departamentos de mayor tamaño. No monta, por ejemplo, operaciones paramilitares, ni tampoco se dedica al espionaje electrónico; aunque, desde luego, aprovecha el botín de aquellos que sí lo hacen. No pone LSD en las bebidas de sus empleados ni envía asesinos a remotos palacios y selvas. Lo que sí hace, y lo hace brillantemente, es analizar la información generada por 157 embajadas estadounidenses esparcidas a lo largo y ancho del mundo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Código Génesis»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Código Génesis» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Código Génesis»

Обсуждение, отзывы о книге «Código Génesis» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x