Qiu Xiaolong - Muerte De Una Heroína Roja

Здесь есть возможность читать онлайн «Qiu Xiaolong - Muerte De Una Heroína Roja» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Muerte De Una Heroína Roja: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Muerte De Una Heroína Roja»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Shanghai, 1990, el asesinato de la joven Guan «Hong Ying», una celebridad política y estandarte nacional, se convierte en un caso delicado un año después de los acontecimientos de la Plaza Tiananmen. El recién ascendido Inspector Jefe Chen Cao se muestra poco convencido por la máscara de perfección de la heroína roja, entregada a la causa del Partido, sin amigos ni amante.
Muerte de una heroína roja es mucho más que una historia de detectives. Llena de contrastes, es una radiografía sutil de la China de la transición, captada a través de una multitud de historias particulares y una apasionante inmersión en su historia, cultura, tradición poética y gastronómica. Una magnífica iniciación a la China de hoy.
Galardonada con el Premio Anthony a la mejor primera novela y finalista del prestigioso Premio Edgar, Muerte de una heroína roja es la confirmación de uno de los escritores más interesantes del momento.

Muerte De Una Heroína Roja — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Muerte De Una Heroína Roja», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Chen bajó la cabeza. El miembro del Comité de Distrito tenía buen oído…, y sentido común.

– Es mi deber.

– Entonces ¿usted cree que veía a alguien?

– Es posible -dijo tío Bao tras una pausa-. Si recuerdo bien, la mayoría de las llamadas que recibía eran de un hombre. Tenía un acento pekinés muy marcado.

– ¿Hay alguna manera de encontrar los números?

– A los que ella llamaba, no. No hay manera de saber qué marcaba, pero podemos averiguar las que recibía por nuestros talones. Verá, los anotamos en la página de la libreta y en el talón. Así podemos encontrarlos, aunque la gente pierda el papel.

– ¿Ah, sí? ¿Ha guardado los talones?

– No todos. La mayoría ya no sirve de nada al cabo de un par de días, pero le puedo encontrar los de las últimas semanas. Me llevará algún tiempo.

– Eso es magnífico. Se lo agradezco mucho tío Bao. Sus informaciones darán una nueva perspectiva a nuestra investigación.

– No hay de qué, camarada inspector jefe.

– Y otra cosa. ¿ Recibió alguna llamada el 10 de mayo? Es la noche en la que la asesinaron.

– El 10 de mayo era un… jueves. Veamos… Tendré que comprobar los talones. El cajón aquí es demasiado pequeño, así que guardo los talonarios en mi casa.

– Llámeme en cuanto descubra algo. No sé cómo expresarle mi agradecimiento.

– No hay de qué, camarada inspector jefe. Para eso estamos los del Comité de Distrito.

En la parada del autobús, Chen se giró y volvió a ver al viejo, que ahora, de vuelta en su puesto, hablaba con el teléfono sujeto entre el hombro y la barbilla. Inclinó la cabeza, escribió y, con la otra mano, tendió un papel a través de la ventana. Un miembro concienzudo del Comité de Distrito, y muy probablemente, miembro del Partido.

Era una pista inesperada. Quizá Guan se veía con un hombre antes de morir. ¿Por qué lo habría guardado como un secreto? Chen lo ignoraba. Ya no estaba convencido de que se tratara de una cuestión política. Había sido Wang, con su amuleto de jade verde que llevaba al cuello con un delgado cordón rojo, la que le había inspirado esa línea de investigación. Pero cuando subió al autobús, la suerte lo abandonó. Apretado entre los pasajeros en la entrada, avanzó a empujones y se encontró aplastado contra una mujer gorda y empapada de sudor vestida con una blusa chillona, casi transparente. Chen intentaba guardar distancias, aunque era inútil. Además, el camino era muy accidentado debido a que había obras por todas partes. Las incesantes sacudidas hacían el viaje casi insoportable. El autobús tuvo que frenar de golpe más de una vez, y su opulenta vecina perdía el equilibrio y lo aplastaba aún más. Aquello no se parecía en nada al tuishou. Chen la oía lanzar imprecaciones por lo bajo, y sin embargo, nadie tenía la culpa. Acabó bajando en la calle Shantung, antes de que el autobús llegara a la oficina. Recibió las bocanadas de aire fresco como una auténtica delicia. Era el autobús número 71, que probablemente, Guan lo tomaba para ir y venir del trabajo cada día.

Al volver a su piso, el inspector jefe Chen se quitó el uniforme y se tendió en la cama. Sólo entonces pensó en lo que quizá fuera un flaco consuelo para Guan. Era una mujer soltera, desde luego, pero no estaba demasiado sola, al menos no hacia el final de su vida. Tenía a alguien a quien llamar después de las diez de la noche. Él nunca había intentado llamar a Wang tan tarde. Vivía con sus padres y él sólo la había visitado una vez. Sus padres, que eran unos viejos tradicionales y un tanto mojigatos, no se mostraron muy amigables al darse cuenta de que Chen cortejaba a su hija casada.

¿Qué hacía Wang en ese momento? Chen tuvo ganas de llamarla, de decirle que el éxito en su carrera, por muy halagador que pareciera, no era más que un premio de consolación por la ausencia de felicidad personal.

Era una tranquila noche de verano. El claro de luna se reflejaba en las hojas temblorosas de los árboles y una farola solitaria proyectaba una luz amarilla y huidiza sobre el suelo. Desde una ventana abierta del otro lado de la calle llegaba la melodía de un violín, de la que aunque le resultaba familiar, no recordaba su título. Incapaz de dormir, encendió un cigarrillo.

Guan, una mujer joven, también habría padecido esos momentos en los que la soledad se vuelve arrolladora, así como inesperados insomnios en su estrecho cuarto. El final de un poema de Matthew Arnold llenó el aire de la noche:

«Amor, ¡seamos fieles
el uno al otro!,
pues en el mundo que se extiende
ante nosotros como una tierra de ensueño,
tan variado, tan bello, tan nuevo,
no hay ni alegría, ni amor, ni luz,
ni certidumbre, ni paz, ni consuelo
y nos encontramos como en una llanura sombría,
barridos por confusos toques de avance y retirada,
con los que ejércitos ignorantes se enfrentan en la noche.»

Era un poema que había traducido hacía unos años. Lo habían seducido los versos quebrados y desiguales, de la misma manera que las transiciones y las bruscas yuxtaposiciones, casi surrealistas. Su traducción había sido publicada en la revista Leer y comprender, acompañada de un breve comentario crítico suyo donde presentaba aquel poema como el más triste de los poemas de amor Victorianos. Sin embargo, ya no estaba tan seguro de que se tratara, como había afirmado en su comentario, de ecos de la desilusión de Occidente. Todas las lecturas, según Derrida, podían conducir a errores de interpretación. Así pues, incluso se podía leer al inspector jefe Chen de diferentes maneras.

CAPÍTULO 13

Aquel sábado de finales de mayo volvía a ser claro y agradable. Los Yu habían ido a visitar los jardines de Qingpu cerca de Shanghai. Peiqin se encontraba en su elemento, con un ejemplar de Sueño en el pabellón rojo en las manos. Para ella era un sueño convertido en realidad.

– Mira, es el bosquecillo de bambúes donde Xiangyuan se queda dormida sobre el banco de piedra mientras Baoyu la contempla -dijo buscando el pasaje en el libro-.

Qinqin también estaba de muy buen humor. Corría de un lado a otro divirtiéndose y perdiéndose en el laberinto del jardín.

– Hazme una foto cerca del pabellón rojo -pidió Peiqin-.

Yu estaba deprimido, pero tenía el detalle galante de disimularlo. Cogió la cámara sabiendo lo importante que era el jardín para Peiqin. Un grupo de turistas se detuvo delante del pabellón y el guía comenzó a desgranar sus explicaciones sobre aquella maravilla arquitectónica. Peiqin escuchó atentamente, y por un momento, se olvidó de Yu, quien, mezclado con el grupo, asentía con la cabeza, aunque seguía ensimismado. Había estado bajo presión en la oficina. Trabajar con el comisario Zhang era algo insoportable, sobre todo después de la última reunión. El inspector jefe Chen se podía aguantar, pero no cabía duda de que ocultaba algo. El Secretario del Partido se mostraba amable con Chen y con Zhang, haciendo recaer toda la presión sobre él, que ni siquiera estaba al mando de la investigación. Y para colmo, él era el que realmente cargaba con la responsabilidad de los otros casos de la brigada.

Sus investigaciones renovadas en la central de taxis y en las agencias de viaje no habían llevado a ninguna parte. Tampoco había resultado la recompensa ofrecida por la información sobre cualquier taxista que hubiera sido visto aquella noche cerca del canal. Como era de esperar, nadie había llamado. Chen tampoco parecía haber progresado en lo relativo a su teoría sobre el caviar.

– El jardín es una construcción del siglo XX de la idea arquetípica que expone Sueño en el pabellón rojo, la novela china clásica más celebrada desde mediados del siglo XIX -el guía se desenvolvía con toda naturalidad y sostenía un cigarrillo de filtro largo mientras hablaba-. Todo se ha reproducido con la mayor exactitud, no sólo las celosías, las puertas o los pilares de madera, sino también los muebles, que reflejan las convenciones de la época. Mirad el puente de bambú o la gruta de helechos, es como si estuviéramos dentro de la obra misma.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Muerte De Una Heroína Roja»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Muerte De Una Heroína Roja» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Qiu Xiaolong - Shanghai Redemption
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - Enigma of China
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - Don't cry Tai lake
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - El Caso Mao
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - Seda Roja
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - A Case of Two Cities
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - When Red is Black
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - Red Mandarin Dress
Qiu Xiaolong
Qiu Xiaolong - The Mao Case
Qiu Xiaolong
Отзывы о книге «Muerte De Una Heroína Roja»

Обсуждение, отзывы о книге «Muerte De Una Heroína Roja» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x