• Пожаловаться

Charles Sheffield: Las crónicas de McAndrew

Здесь есть возможность читать онлайн «Charles Sheffield: Las crónicas de McAndrew» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. Город: Barcelona, год выпуска: 1991, ISBN: 84-406-1441-1, издательство: Ediciones B, категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

libcat.ru: книга без обложки
  • Название:
    Las crónicas de McAndrew
  • Автор:
  • Издательство:
    Ediciones B
  • Жанр:
  • Год:
    1991
  • Город:
    Barcelona
  • Язык:
    Испанский
  • ISBN:
    84-406-1441-1
  • Рейтинг книги:
    5 / 5
  • Избранное:
    Добавить книгу в избранное
  • Ваша оценка:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Las crónicas de McAndrew: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las crónicas de McAndrew»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Como Newton en el siglo XVII o Eintein en el XX, McAndrew es el genio indiscutido de la física del siglo XXII. Los , minúsculos agujeros negros cargados y en rotación, no tienen secretos para quien ha descubierto la forma de usarlos como fuente de energía. Su dominio de la ciencia y un sin par sentido práctico le llevan a inventar los más sorprendentes artilugios como la primera nave interestelar sin efectos de inercia. La pilota su compañera, la capitana Jeanie Roker y juntos explorarán a fondo el sistema solar interior, el Halo de cometas que le rodea y llegarán a viajar a Alfa Centauro, en medio de las más sorprendentes situaciones. Seguir a McAndrew en sus aventuras es adentrarse con gran amenidad en un mundo de brillante especulación y saborear las delicias de la inteligencia.

Charles Sheffield: другие книги автора


Кто написал Las crónicas de McAndrew? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Las crónicas de McAndrew — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las crónicas de McAndrew», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Sin muerte —dijo—. Querida, debes comprender que el profesor McAndrew es un devoto pacífico, que vive según sus principios, admirablemente. No quiere que haya más muertes. Estoy de acuerdo con él… por ahora.

Me miró y sacudió la cabeza.

—No averiguaré qué peligros y desventajas tiene la Sección Dos, capitana, aunque creo recordar que carece de una adecuada unidad de impulsión. Seguiremos el consejo del profesor McAndrew y cogeremos la Sección Siete. Akhtar es una ingeniera sumamente competente y estoy seguro de que no tendrá dificultad en acoplar la impulsión al kernel.

Nos miró con expresión extraña. De no resultar tan peculiar, la habría descrito como nostálgica.

—Echaré de menos nuestras conversaciones —dijo—, pero ha llegado el momento de despedirme. Espero que el profesor McAndrew se recupere. Es de los fuertes, a menos que decida morir por sus infortunadas ideas pacifistas. Tal vez no volvamos a encontrarnos, pero estoy seguro de que oirán hablar de nosotros en los próximos meses.

Se marcharon. McAndrew, Bryson y yo observamos las pantallas en silencio mientras los Lucies se abrían camino hasta la Sección Siete y entraban en ella. Cuando estuvieron dentro, fui hasta McAndrew y le cogí del brazo.

—Ven —le dije—. Debo cuidarte ese pulmón.

Sacudió la cabeza débilmente.

—Todavía no. Puedo esperar unos minutos más. Después de eso, quizá no sea necesario…

De nuevo tenía la frente perlada de sudor. Y esta vez, no de dolor. Sentí que me crecía la tensión por dentro. Nos quedamos cerca de la pantalla, y a medida que fueron transcurriendo los segundos, mi frente se cubrió también de sudor. Permanecimos en silencio. Tenía una pregunta que hacer, pero me aterrorizaba la respuesta que podía darme. Creo que Bryson nos dirigió la palabra varias veces. No recuerdo lo que dijo.

Finalmente, surgió un pálido nimbo detrás de la unidad de impulsión de la Sección Siete.

—Ahora va a conectar el kernel —dijo McAndrew.

Contuve la respiración. Se hizo una pausa de varios segundos que se prolongó hasta el infinito, y luego la imagen de la pantalla onduló levemente. De pronto, vimos brillar las estrellas en la superficie. La Sección Siete había desaparecido sin dejar rastro alguno de que alguna vez hubiera existido.

McAndrew respiró penosa y profundamente, con el rostro contraído de dolor por la herida del pulmón, que cada vez se abría más. Logró esbozar una leve sonrisa.

—Bueno… —dijo—. Eso responde a cierta pregunta teórica que me venía acosando desde hace un tiempo.

También yo volví a respirar.

—No sabía qué iba a suceder. Temía que toda la energía saliera del kernel de buenas a primeras.

McAndrew asintió.

—Para ser honesto, también yo lo pensé. A este nivel, los escudos habrían sido inútiles. Habríamos desaparecido como amor de primavera.

Bryson nos miraba con la confusión más absoluta pintada en el rostro. Lo habíamos ignorado por completo. Por fin, lívido y molesto, volvió a hablarnos.

—¿De qué habláis? ¿Qué ha ocurrido con la sección en que iba Yifter? Lo observé en la pantalla: pareció que desaparecía.

—McAndrew intentó decírnoslo —repuse—. Pero no quería que los Lucies supieran lo que tramaba. McAndrew venía manipulando el kernel de esa sección desde hace algún tiempo. Ya oyó lo que dijo: «Sin vector de muerte.» No sé lo que realmente habrá hecho, pero lo alteró de tal forma que el kernel de la Sección Siete quedó desprovisto de vector de muerte.

—No me cabe la menor duda —dijo Bryson con acritud—. Ahora tal vez queráis explicarme qué es un vector de muerte.

—Bueno, Mac podría explicárselo mucho mejor que yo, pero un vector de muerte es una especie de parámetro que se emplea en relatividad. Supongo que jamás habrá recibido información sobre eso… Un vector de muerte se obtiene cuando cierta región del espacio-tiempo muestra simetría, digamos, con respecto a un eje de rotación. Y todas las clases de agujero negro y de kernels que hemos conocido hasta el momento tenían al menos una simetría de este tipo. Es decir, que si McAndrew transformó el kernel y lo dejó desprovisto de vector de muerte, consiguió algo que jamás habíamos visto con anterioridad, ¿verdad, Mac?

Parecía soñoliento. Las drogas lo estaban adormeciendo.

—Lo llevé más allá de la forma extrema de Kerr-Newman —explicó—. Le di una forma distinta, de equilibrio metaestable. El horizonte de acontecimientos había desaparecido, igual que todos los vectores de muerte.

—¡Dios mío! —No había nada parecido—. ¿No tenía horizonte de acontecimientos? ¿Pero eso no significa que conseguiste…?

McAndrew seguía asintiendo, con las pupilas dilatadas.

—…una singularidad desnuda. Así es, Jeanie. Conseguí una singularidad desnuda, en equilibrio, en la Sección Siete. No se produce acelerando la rotación. Hay que valerse de otro método… —La voz se le confundía, como si tuviera la lengua hinchada—. No sabía qué podría suceder si alguien trataba de conectarlo, de utilizarlo para la impulsión. O bien cambiaba la configuración del espacio-tiempo, de un solo tiempo y un espacio tridimensional a dos espacios y dos tiempos, o bien podíamos experimentar la explosión más grande del Sistema. Toda la masa saldría como radiación, en un solo estallido.

Bryson comenzaba a comprender lo que decíamos.

—¿Pero dónde está Yifter ahora? —preguntó.

—Muy lejos de aquí… —repuse—. Fuera de este universo.

—¿Y no se le puede hacer volver? —preguntó Bryson.

—Espero que no. —Ya había tenido Yifter de sobra.

—Pero yo debía entregarlo a salvo en Titán —dijo Bryson—. Soy responsable de su seguridad durante el viaje. ¿Qué voy a decir a la Coordinadora Planetaria?

No me caía demasiado bien. Estaba bastante ocupada examinando las heridas de McAndrew. Los dedos podían ser regenerados empleando el equipo de retroalimentación biológica que había en Titán, pero el pulmón exigía vigilancia. Seguía sangrando un poco.

—Dígales que ha vivido una experiencia muy singular —dije. McAndrew gruñó mientras yo le escarbaba el orificio que tenía a un lado del cuerpo.

—Lo siento, Mac. Tengo que hacerlo. ¿Sabes una cosa? Para mí has perdido toda tu reputación. Pensaba que eras un pacifista. Nos has sermoneado durante todo el viaje y luego has mandado a Yifter y a sus secuaces al mismísimo infierno. Enhorabuena.

McAndrew comenzaba a perder la conciencia bajo los efectos de los analgésicos. Me hizo un guiño y se aclaró la garganta con su característico carraspeo.

—¡Ejem! De acuerdo, soy un pacifista. Los pacifistas debemos cuidar unos de otros. ¿Cómo podemos tener esperanzas de lograr la paz con gente suelta como Yifter, dispuesta a sembrar problemas? Hay muchos más como él, a pocas horas de nosotros. Cúrame deprisa. Tendría que estar fisgoneando en los demás kernels. En caso de que el resto de los Lucies decidiera visitarnos luego…

SEGUNDA CRÓNICA — MOMENTO DE INERCIA

—Ahora —decía la entrevistadora—, cuéntenos qué le condujo a las ideas de la impulsión sin inercia.

Era joven y de aspecto vulnerable, y creo que eso la salvó de una dura respuesta. McAndrew movió la cabeza y dijo serenamente, pero con énfasis:

—No es una impulsión sin inercia. No existe nada semejante. Es una impulsión equilibrada.

La joven pareció confusa.

—Pero permite una aceleración de más de cincuenta g, ¿verdad? Y no se siente ninguna aceleración. ¿Eso no significa que no hay inercia?

McAndrew seguía moviendo la cabeza. Se le veía resignado y afligido. Supongo que tenía que dar la misma explicación dos veces al día, cada día de su vida, a cada persona que le salía al paso.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las crónicas de McAndrew»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las crónicas de McAndrew» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Charles Sheffield: The Compleat McAndrews
The Compleat McAndrews
Charles Sheffield
Charles Sheffield: El ascenso de Proteo
El ascenso de Proteo
Charles Sheffield
Charles Sheffield: Proteo desencadenado
Proteo desencadenado
Charles Sheffield
Charles Sheffield: Marea estival
Marea estival
Charles Sheffield
Charles Sheffield: La caza de Nimrod
La caza de Nimrod
Charles Sheffield
Отзывы о книге «Las crónicas de McAndrew»

Обсуждение, отзывы о книге «Las crónicas de McAndrew» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.